Una choni entre champán

El Brayan

Estefanía mira fijamente a Jorge.
—Si, lo sé, no me lo recuerdes...
—¿Y entonces?, ¿me vas a decir dónde estabas?
—¡No, no tengo por qué darte explicaciones!, ¡eres mi prometido, no mi chulo!
Exasperado, entra en la casa y busca a Miguel, no lo encuentra, entonces recuerda que se iba a duchar, cuando va a salir de la casa, se encuentra con Octavia.
—¿Buscas a alguien? —le pregunta la mujer.
—No, da igual, ya me iba.
—Vaya, es una lástima, ¿no te quieres quedar a cenar?
—No, lo mejor es que me vaya, antes de que me arrepienta.
—¿Arrepentirte de qué?, ¿no será por mi querida nieta?, puedes estar tranquilo por eso, ya nos ha dicho que en cuanto os caseis, volverá a España. Nos da mucha pena que se vaya tan pronto, pero tiene una vida, trabajo y novio..., ¡ya me entiendes!
—¿Novio?
—Si, ese chico que nombra a veces, están muy enamorados, aceptó la boda por el dinero, es su herencia, lógico... —la mujer inventaba según hablaba, observando con satisfacción que surgía efecto.
—¡Claro, algo me había dicho!, ¡qué cabeza! —miente por no quedar en ridículo.
Se despide de la señora y sale de la mansión, furioso, frustrado, confuso y desilusionado.
Al llegar a su casa, la cual es bastante grande también, pero no tanto como la de Miguel, se sienta en el sofá y se frota la sien.
—¿Cómo voy a seguir con esta farsa, Estefi?, si me gustas más de lo que esperaba...
Lo dice en alto, aunque ella no está, es algo que le gustaría preguntarle, el timbre lo saca de sus pensamientos.
Abre y se encuentra con Bárbara sonriendo.
—¿Qué haces aquí? —le pregunta confundido, han salido a comer alguna vez, pero nunca de una forma íntima, mucho menos en su casa.
—Quería hablar contigo, Jorge, ¿puedo pasar? 
Después de pensarlo unos segundos, le hace un gesto para que pase.
—¿Y bien?
Sin mediar palabra, se abalanza sobre él y lo besa intensamente.
Mientras tanto, en la mansión, Estefanía, ya duchada, baja al salón, su abuela está allí, deseando echar más leña al fuego.
—¿Qué tal la excursión? —le pregunta fingiendo interés e inocencia.
Estefi la mira desconfiada.
—Bien... ¿por qué?
—¡Por nada, tonta!, he estado pensando en lo que dijiste, y quería pedirte disculpas, tú no tienes la culpa de lo que pasó con tu madre.
Estefanía no entiende ese cambio de actitud tan drástico y repentino.
—¿Estás de coña, no?
—¿Qué?
—¿Qué si estás tomando el pelo?
—¡No, no!, ¡de verdad que me gustaría que empecemos de cero, llevarnos bien!
—Bueno... vale...
—¿Vamos a cenar?, tu abuelo nos espera —le ofrece dándole paso.
Estefanía desconfía de ella, pero por otro lado, es su abuela, sangre de su sangre, que clase de persona sería, si no le da una oportunidad, camina delante de ella y juntas van al comedor.
Miguel las ve entrar, igualmente, sorprendido e intrigado, mira a Luis, para cerciorarse de que es real, si la está tratando bien de verdad, Luis, encoge los hombros, igual de estupefacto, confirmando que está sucediendo.
Cenan en calma, charlando, incluida Octavia, que de repente es amable y simpática, pregunta cosas a Estefi sobre su vida presente y pasada.
A dos días de la boda, sus amigos llegan, su abuelo se ha encargado de reservarles los pasajes, tanto a ellos, como al tío paterno de la chica.
Mira a su nieta esperando en la puerta impaciente, se mueve de un lado a otro.
—¡Ya deberían haber llegado!, ¿no? —pregunta a Miguel.
—Tranquila, hija, deben estar al caer.
—¡Tengo un mogollón de ganas de verlos! 
Miguel sonríe, es bonito saber que su nieta, ha tenido buenos amigos.
—¡Mira, ahí llegan! —la avisa al ver un coche acercarse.
Pero no son ellos, sino Jorge, Estefi resopla.
—¡Justo a tiempo para conocer a los amigos de Estefanía! —le informa Miguel, al bajar del coche.
Mira a su prometida, si está nerviosa si, entonces, "¿está enamorada de ese chico?, lo que sintió con los besos, como parecía que a ella le gustaba también, era mentira", concluye para si mismo.
Por fin el coche esperado llega, de el, bajan cuatro personas, dos chicas vestidas de un estilo a Estefanía, un chico con rastas y ropa completamente negra, y otro más de deporte, con un par de tatuajes y un pendiente.
—¡Peña! —grita emocionada la joven mientras va hacía ellos.
—¡Estefi!
—¡Tía! 
—¡Colega! 
Los cuatro la llaman de diferentes formas, igual de contentos de verla.
Primero abraza a las chicas, después al de las rastas y por último al tatuado, Jorge imagina que ese será el famoso Brayan, se muere de celos cuando ve como la coge de la cintura y la abraza, muy pegado a ella.
—¿No nos vas a presentar? —sonríe Miguel, al bajar los escalones.
—¡Ay si!, ¡gente, este es mi yayo! 
Todos le dan la mano o un abrazo, entonces miran a Jorge.
—Y él es Jorge, mi prometido... —lo presenta a regañadientes.
—¿Así que tú eres el que le mueve la patata? —dice una de las chicas.
—¿El qué? —pregunta Jorge sin entender lo que dice.
—¡Vane, tía!, ¡qué aquí son pijos!, no te entiende.
—¡Ah!, ¡qué eres el que ha vuelto loca a nuestra Estefi! —aclara.
Jorge mira a su prometida, falsa prometida, confuso, "¿no se lo ha dicho?", se pregunta.
—Si, supongo —responde ante la atenta mirada de los cuatro.
—Yo soy la Vane.
—Yo la Trini.
—¡A mi puedes llamarme el coletas! —le sonríe el de rastas, dándole una palmada en la espalda, bastante fuerte.
El último no se presenta, tampoco lo necesita, ya sabe quién queda, este lo mira muy serio.
—¡Él es el Brayan!, ¡está loquito por tu churri!, se le pasará —le explica el coletas, poniendo mirada amenazante a su amigo, para que se comporte.
—Si, perdona, un placer —le dice finalmente, extendiendo la mano.
Jorge la acepta a desgana, no le hace ninguna gracia que este ahí, y para colmo, quedándose en la misma casa que su prometida.
Entran todos en la casa, toman con descontrol y desorganización, la merienda que les habían preparado, Miguel sonríe, diría que le molesta tanto grito, pero sería mentir, le encanta el jaleo y la juventud tan alegre.
Brayan se acerca a Estefi y le dice algo al oído, algo que le hace reír, Jorge lo ve, furioso, sin poder controlarse, va directo hacía ellos y toma entre sus brazos a la chica, la besa apasionadamente, marcando su territorio.



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Editado: 21.09.2022

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