Una de Muchas.

"El Final"

Las cosas cambian, un día estas sentada en la parte trasera del coche de tus padres saludando a las personas que ves pasar y al otro estas besando a un chico que no esperabas besar, o en mi caso, a una chica. Era increíble como las cosas cambiaban de forma radical, ese vecino que tanto odiabas pronto es dulce y a tu madre le encanta. Pronto esa chica popular y bonita es humillada y te das cuenta de que no era tan mala como tú creías. Pronto la chica que te molestaba  solo estaba insegura y caes enamorada de ella. Las cosas cambian, sí.

Podía recordar que cuando me dijeron que me iban a enviar a un internado, me sentí traicionada, estaba en el coche de mi padre y no sentía que fuera la misma persona que me leía cuentos para dormir o que me hacía cosquillas para olvidar el dolor de mi rodilla cuando me caía. Quería gritar y llorar, porque simplemente se estaban deshaciendo de mí como si fuera un montón de papel que ya no servía, y dolía.

Pero entonces encontré a Jesy y Leigh-Anne, y todo fue tan hermoso,  podía ser yo y había encontrado amigas de verdad, pero entonces Sandy, Carolina y Jade llegaron para joderme la vida. ¿Quién diría que un año después estaría con Jade Thirlwall? Jamás se me había ocurrido, de ninguna manera.

Ahora, después de tres años (y lejos de ese internado) podía vivir mi vida de forma nueva. Me había mudado a Nueva York con Jesy, Leigh-Anne (quienes indiscutiblemente seguían juntas, tal vez, demasiado juntas como para compartir cuarto con alguna) y Jade. A pesar de todo,  Jade y yo habíamos logrado sobrevivir a todo. La madre de Jade fue un apoyo, su familia poco a poco lo acepto, en cambio la mía simplemente no quiso saber nada del tema y hasta ahora no sé nada de ellos, era mejor así.

Jade y yo llevábamos tres años juntas y me sentía feliz, era un gran poco tiempo que se sentía infinito, era increíble como parecíamos encajar a la perfección, incluso en las peleas, era como si ella hubiera sido hecha especialmente para mí y que yo haya sido especialmente hecha para ella, éramos la una para la otra. Era mi alma gemela.

A pesar de todo el daño, Jesy y Leigh la habían perdonado más rápido de lo esperado, tal vez todo el mundo se daba cuenta de que ella y yo lucíamos mejor estando juntas que separadas, sacábamos lo mejor de la otra y ya era imposible el saber cómo era nuestra vida sin estar juntas. Todo estaba yendo a la perfección, por mucho que, tres años atrás, todo parecía ir mal.

Y la vida en Nueva York era genial, teníamos un departamento cerca de la gran manzana, bueno, no exactamente tan cerca, pero algo era algo. Casi todos los días cenábamos fuera y pasábamos tiempo juntas, nuestro departamento era bonito y espacioso y lo mejor era que estaba con mis dos mejores amigas y el amor de mi vida. Después de todo este tiempo, aún se sentía como si me enamorará por primera vez de Jade, y eso era genial.

Era increíble de muchas maneras como nuestra historia había empezado por una simple carta, una carta que Jade se atrevió a mandar y agradecía por eso, tal vez nuestra historia fue algo rápido y cliché, probablemente no ganaría un Oscar si la hacían una película, pero definitivamente no pediría que fuera de otra manera.

Jade y yo éramos el claro ejemplo de que el amor se sale con las suyos, probablemente cupido solo quería una broma personal al lanzar la flecha, pero a pesar de todo, lo nuestro había funcionado y me gustaba, en serio lo hacía. Era lo mejor que me pudo suceder, de cierta forma (e irónicamente) Jade me hacía fuerte y me sentía segura cada vez que ella me abraza, sus brazos eran mi hogar.

Miré a ver las estrellas, estaba en el techo del edificio, el lugar estaba prohibido pero de todos modos me gustaba subir, era de noche y las estrellas lucían brillantes esta noche, la luna era llena y el ruido de la ciudad era la música de fondo. Nueva York era hermosa, tenía sus partes malas, claro, pero era una ciudad que valía la pena.

Sonreí al cielo, me gustaba pensar en un final feliz, en el final que Jade y yo íbamos a tener, en como las cosas encajaban en lugar correcto cada vez que Jade sonreía o me miraba, era lo mejor que podía pedir.

Cuando entré, Jesy y Leigh-Anne estaban acurrucadas en el sofá viendo la T. V, les salude y ellas hicieron lo mismo sin despegar sus ojos de la pantalla, Jade estaba recargada en el muro con una sonrisa dirigida hacia mí, lucía casual y supuse que estaba cocinando pues tenía una espátula en la mano.

— ¿Todo bien? —ella preguntó cuándo estuve cerca, dándome un beso corto en los labios.

Olí los hot-cakes que estaba haciendo y oí como Jesy y Leigh empezaban a discutir a nuestras espaldas sobre qué modelo era más sexy en traje de baño. No pude evitar sonreír al ver los ojos chocolates de Jade.

—Todo perfecto —dije, porque a pesar de que todo vaya mal, tenía fe en que lo nuestro duraría por mucho tiempo y “el final” no estaba tan cerca.



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En el texto hay: lgbt, jade thirlwall, perrie edwards

Editado: 28.07.2018

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