Me paralicé. Ver aquello fue tan devastador como lamentable. El médico llegó y, en media hora, todo el palacio cambió.
Las flores fueron los últimos arreglos para la ceremonía improvisada. Todo el reino había sido convocado. Aún faltan algunos detalles respecto a la causa de muerte del capitán, sin embargo el médico prometió entregar los resultados hoy, sin falta. Por otro lado, Benton no ha aparecido desde la mañana, tras contar cómo encontró a su padre, quien al parecer ya estaba muerto.
El lúgubre ambiente parece haber llegado hasta los cielos, pues de un momento a otro este se nubló por completo. La fría brisa del exterior que poco a poco se volvía más fuerte fue la compañía inesperada de la ceremonía. Intentando soportar el frío, atentamente escuchamos cada palabra de mi padre, quien aún parece no creer lo ocurrido.
—Es lamentable informar que perdimos a un miembro muy importante del palacio —papá tragó saliva intentado aliviar su garganta del posible nudo que quiere formarse.
Sonidos de asombro y sorpresa se escuchan entre el público. El murmullo se hizo grande, por lo que papá decidió seguir:
—Y no se trata más que del capitán Jarko Dagger.
Muchas manos cubrieron rostros e hicieron otros gestos, agregandoles a estos tristeza además de sorpresa ante la noticia. Para el final del discurso, muchos ojos comenzaron a llorar, y otros cuantos no podían dejar de hacerlo desde antes. Papá tiene los ojos llorozos pero sin una lágrima a la vista, y mamá estuvo en silencio durante toda la ceremonia, luchando por mantenerse firme ante la pena.
Poco a poco el patio se fue vaciando, dejando cada persona un pesame antes de retirarse. Benton decidió aparecer a mitad de la ceremonía, aún con rastros de lágrimas y un rostro apagado, ocultandolo bajo una mirada seria y posición firme.
Una hora ha pasado desde que la ceremonia finalizó y desde entonces no ha habido más que llantos bajos y ratos de silencio; un celular fue capaz de causar eco en gran parte del palacio. Es el de papá. La velocidad con la que respondió y tras la primera palabra que soltó supe que era importante.
—Doctor.
Papá camina de un lado a otro mientras platica con el médico. Sus respuestas son apenas un “sí” o, un poco más elaborado “comprendo”. Mamá y yo permaanecemos allí junto a él, sin una idea fija de qué más hacer en esta situación, y por otro lado esperando también nueva información.
—Gracias —es la última palabraa de papá antes de cortar.
—¿Qué te dijo? —le pregunta mamá.
—Que lo más probable es que el capitán haya sufrido un paro cardiaco durante la noche.
Ambas nos miramos por un segundo, pensando en las mil razones por las que pudo sufrir el paro.
—¿Qué más dijo?
—Vendrá más tarde para darnos un informe completo.
Esa respuesta fue suficiente para causar ansiedad ante la espera. No dijo una hora exacta, lo que nos mantuvo inquietos hasta su llegada.
Los tres se reunieron en la oficina de papá. Quise mantenerme al tanto de la información pero desde una distancia prudente. Estoy segura de que mis pasos se sienten en el interior. Ir y venir en el pasillo tras la puerta, esperando escuchar lo necesario e importante de saber. Nuevos pasos se sientieron en el lugar, muy cerca de mí. Me detuve pocos centímetros de la puerta, girando desde allí para obtener una mejor visión.
—Buenas tardes, su alteza —acompaña su saludo con una reverencia, como es costumbre —¿Me llamaron?
—Así es, Benton. Te necesitan en la oficina.
Vi como extendió hacia arriba ligeramente un extremo de sus labios formando una sonrisa floja antes de entrar. Una vez la puerta se cerró continué con mi caminata en línea, de ida y vuelta. No pasaron muchos minutos cuando me detuve, aburrida del mismo movimiento. Aquel aburrimiento poco a poco se fue convirtiendo en relajo, pero uno común, sino uno de esos relajos que logran calmar las tenciones e inquietud, aunque sea por unos instantes. Cerré los ojos para mantenerlo más tiempo, pero no se logró. El abrir de la puerta y la presencia del médico y mi padre en ella me trajo devuelta el mar de dudas.
—¿Y bien?
—Bueno —el médico acomoda sus lentes —gracias a la ayuda de Benton tenemos los antecedentes y una causa más concreta respecto a la muerte del señor Jarko.
Aquello respondió algunas, sin embargo queda la principal: qué fue exactamente lo que causó su muerte. Observé atenta a los ojos del doctor, esperando que dijera más al respecto, y él pareció entenderlo.
—Al parecer todo indica que el señor tenía principios de arterias coronarias —me perdí con las últimas dos palabras.
—Debido a su aumento de peso y otros factores su corazón comenzó a fallar hasta que tuvo el paro cardíaco —papá complementó la explicación y solté un suspiro de alivio al por fín comprender.
Por un momento tuve la sensación de que la tristeza cesaria en el momento en que supieramos la verdad, pero no fue así. De hecho, creció tanto como las lágrimas que ahora son derramadas sobre las flores que rodean el ataúd de madera brillante con un cristal transparente en su parte superior, cristal donde se aprecia el durmiente rostro del capitán. Justo antes de que mi padre prepare los papeles cargados de sus palabras y emociones, la mitad del ataúd es abierto, específicamente la parte superior, dejándose ver parte del uniforme de servicio que viste.