Una docena de rosas

Closet

Me desperté al sonido de una puerta cerrándose de golpe. Me quedé mirando al techo por un momento. ¿Hora de ir al colegio…? La luz naranja sobre el techo era extraña. Giré mi cabeza a un lado para mirar la alarma de mi reloj. 5:34 P.M. Eso explicaba la luz naranja: el ocaso.

La puerta de enfrente se abrió, luego se cerró. Oí los pasos de Charlie a lo largo del piso y me senté. Los cobertores cayeron de mí y rodé fuera de la cama. Me paré y recordé que me había sacado a patadas los pantalones.

Tan pronto como me paré, hubo un fuerte sonido sordo desde dentro de mi closet. Salté, mi corazón acelerándose. Tal vez era estúpido, pero la primera cosa que hice fue agarrar mis pantalones y ponérmelos. Nunca se me ocurrió que quienquiera que estaba en mi closet –si quería herirme- no le importaría si tenía los pantalones o no. Pero la idea de ser atrapada sin pantalones era demasiado mortificante y ridícula.

Una vez decente, lentamente me acerqué a la agrietada puerta del closet. Mientras pasaba mi escritorio hice una pausa. Con una mano temblorosa, levanté el afilado y delgado abre cartas, sosteniendo el arma temporal en mi mano. No apuñalaría a la persona si la conocía. Si resultaba ser alguien aterrador y me atacaba, al menos tenía algún medio para defenderme.

Me detuve frente a la puerta, mi corazón martillando tanto en mi cabeza como en mi pecho. Contuve mi respiración por un momento, escuchando cualquier sonido. Todo lo que podía escuchar era mi pulso.

"¿Hola?" traté de preguntar, pero vino como un murmuro ahogado. "Salga," dije un poco más determinada, pero igual de débil. Aún sin sonido. Definitivamente hubo un ruido dentro de mi closet, y lo que sonó fue como alguien profiriendo una maldición. Pero ahora no había ningún sonido, y nadie había dejado el closet.

No estaba segura de por qué estaba más nerviosa: abrir la puerta y encontrar alguien en mi cuarto, o abrir la puerta y probablemente encontrar la persona que me estaba dando las rosas. Respiré profundo, tratando de impedir el temblar demasiado. Mis dedos estaban fuertemente cerrados alrededor del arma plateada, mis nudillos tan blancos que las puntas de mis dedos hormigueaban. Finalmente, la anticipación y el terror fueron demasiado y abrí de un tirón la puerta del closet, apuntando mi arma improvisada dentro del closet, sólo para encontrar…

A absolutamente nadie parado ahí. Parpadeé. Mi mano estaba temblando tanto, la punta del abre cartas moviéndose en un arco de cuarenta y cinco grados. No lo podía creer. Sabía que hubo –aún estaba- dentro de mi closet. ¡Lo oí!

Empujé a un lado algunas de mis prendas colgadas para ver si se estaba escondiendo detrás. Alcancé la repisa más alta y toqué alrededor mientras miraba entre mis zapatos, buscando un par que no fuera mío que tal vez estuviera sobre un par de pies. Todo era mío. Ningún sonido, ni siquiera respiración. Frustrada, di un paso atrás y cerré de un portazo la puerta.

Agh. ¿Por qué esto era tan difícil? ¿Me estaba volviendo loca? Mire con furia a la puerta del closet por varios minutos, escuchando concentrada.

"¿Bella?"

Salté con un pie en el aire antes de girarme, colocando una mano sobre mi corazón. Charlie me estaba mirando, confundido y preocupado.

"¿Estás bien?" preguntó. Asentí. "Bella, ¿estás segura? Estás tan pálida como un gusano vivo en un cubo de cebos sobre el muelle en un cálido sábado en la tarde," dijo. Me quedé mirándolo fijamente y rompí una risa.

"See, estoy bien. ¿Qué quieres para cenar?"

"¿Qué con el abre cartas?" Charle era persistente. Y observante. Normalmente, Charlie a duras penas notaba que ropa usaba, mucho menos que estaba sosteniendo. Ahora estaba tomando nota de todo. Suspiré y lo sacudí distraídamente, calmándome conforme pasaba el tiempo.

"Estaba… revisando… algo… ¿qué te gustaría comer esta noche? Puedo cocinar algún pescado si quieres. ¿Qué tal suena eso?" esperaba que la comida distrajera la profunda e inusual meditación de Charlie. Como magia, sus ojos se iluminaron con la mención del pescado.

"¿Puedes hacer esos pequeños filetes fritos que haces? ¿Los que tienen la salsa especial?" Charlie parecía como niño en navidad, sus ojos brillando claramente. No pude hacer más que sonreír suavemente.

"Seguro, papá. Haré los filetes aplanados esta noche. ¿Por qué no vas a revisar los resultados?" sugerí. Charlie aceptó entusiasta y regresó a la sala, mi embarazoso problema olvidado.

Me quedé en mi cuarto un poco más, mirando la puerta cerrada del closet. Rindiéndome, tiré el abre cartas sobre mi escritorio y seguí a Charlie abajo. Tenía cierto pescado frito por hacer.

Ubiqué los platos sobre el fregadero y vertí un poco de sopa en ellos. Después de fregarlos y secarlos. Guardé los platos, vasos y cubiertos. Limpié el mesón y la tabla de la cocina antes de empujar las sillas bajo la mesa.

Hice una pausa en la cocina y le dirigí una mirada a Charlie en su silla, concentrado en un juego de baloncesto. No tenía idea quien estaba jugando, Todo lo que veía era muchos hombres altos y sudorosos corriendo arriba y abajo en una cancha con mucha más coordinación de la que pude haber esperado tener jamás. Sacudiendo mi cabeza, me despedí sacudiendo la mano.

"Me voy a la cama, buenos noche pa," dije. Charlie estaba fascinado con la TV. Le tomó unos segundos alejar la mirada y darse cuanta de lo que había dicho.

"Buenas noches, Bells."

Subí las escaleras y caminé dentro de mi cuarto. Se había vuelto un hábito en el pasado par de días mirar alrededor por alguna señal, ya sea por una nueva rosa o alguien estando al acecho en las sombras. Comprendiendo que no había moros en la costa, me desnudé de nuevo y me cambié en mi pijama. Reuní mis cosas de la escuela para mañana, y me senté sobre mi cama. Entonces lo vi. La puerta del closet.

Estaba entre abierta.

Recordé claramente haberla cerrado por completo antes de bajar las escaleras. Ahora estaba un poco abierta. Como si alguien hubiera salido, pensé secamente. Tratando de ir de puntillas, caminé lentamente a la puerta. En un movimiento fluido, abrí la puerta de un jalonazo.



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En el texto hay: misterio, rosas, amor

Editado: 27.08.2023

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