Una dulce y hermosa soledad

prologo

No es exactamente lo que yo quería, tampoco me hubiera imaginado vivir como lo había hecho hasta ahora, pero me gustaba. Me gustaba tanto que me daba miedo acostumbrarme.

El se acercó y sin problema alguno me acorraló contra la pared. Sentía su reparación, la mía estaba más irregular que de costumbre.

Solamente me miró a los ojos. Pude ver que a través de ellos habían miles de sentimientos, ninguno era malo, y todos eran dirigidos hacia mi 

— Eres un ángel que está encadenado al infierno, y simplemente no se da cuenta.

— No soy un ángel. Soy un demonio.

— Eres un precioso ángel al que le cortaron las alas, y ahora cree que es un demonio— El se acercó a mí oido— Solamente aquellos que cometieron un horrible pecado son considerados demonios.

— Entonces yo soy uno.

— ¿Ah si? ¿Y cuál es tu pecado?

— Haberme enamorado de ti, y no te burles, por que suene cliché— Lo abracé, sintiendo su bien formado cuerpo— Al final sufriremos los dos, pero tú más que yo.




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