• DOS SEMANAS DESPUÉS •
BRUNELLA
Estrecho las manos de mis clientes después del juicio, están que explotan de alegría ya que por fin tienen justicia. Yo estoy igual, abandono el juzgado y veo a Conrad apoyado contra su auto.
Se gira hacia mí y me sonríe.
– ¿Lo lograste? –me pregunta.
No le respondo nada y salto en sus brazos, me levanta y me gira en el aire, entierro mí cara en su cuello riendo.
– ¡FUE TAN EMOCIONANTE! –grito una vez que me baja–. Ver cómo a esos cara rotas, hijos de su p*ta madre se los llevaban presos.
– Lo se, es muy bueno saber que se hizo justicia –me sonríe–. Y tu ayudaste a qué eso pasará.
– Quiero gritar y llorar al mismo tiempo –digo saltando–. Pero es increíble.
– Me paso lo mismo en mí primer juicio... –sonrie–. Oye tengo algo que preguntarte algo... Está noche celebramos el cumpleaños de mí sobrina. ¿Quieres venir como mí invitada?.
– ¿En cerio? –pregunto–. ¡Si, me gustaría!...
– Bien. Ya tengo tu dirección –me dice sonriente–. Pasaré por ti a las... ¿19:00hs?
– Me parece piola... Digo... Genial –le sonrío.
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CELESTE
Ayudo a Carolina a arreglar todo para esta noche, es el cumpleaños de Dafne. Annia y mi madre vinieron de Grecia también.
– Que raro que Conrad no haya venido a ayudar –dice Annia.
– Bueno... Estás semanas ha estado... Raro –dice Carolina y sonríe–. Sonriente y feliz.
– Oohh... Entonces está enamorado –dice mí madre–. ¡Que lindo!
– ¿Enamorado? –Annia me mira–. ¿De quien estará enamorado?.
Entonces la puerta se abre y Conrad entra con una enorme sonrisa en el rostro.
– Hola, las mujeres más bellas –abraza a su hermana–. Hermana linda...
– ¿Quien eres tu y que hiciste con mí hermano? –dice bromista–. Te ves bien hermano.
– Iba a decirte algo... Invite a una amiga –dice sonriente–. ¿Puede venir?
– ¡UUHH... UNA AMIGA! –dice todas al unisono.
– Claro que puede venir, hermano –le responde con una sonrisa–. ¿Cómo se llama?
– Brunella, trabaja conmigo –le dice–. Iré a darme un baño y vuelvo.
Así se va y todas se ponen a cuchichear entre todas. Se ven muy animadas con la idea de que Conrad traiga una chica.
– ¿Será su novia o su enamorada? –pregunta Annia.
– No lo sé, jamás vi a mí hermano con alguien –Carolina sonríe emocionada–. Seguro está enamorado.
De verdad que Conrad se veía muy emocionado y alegre. Hace unos días que pensé que estaba molesto conmigo y que por eso no me hablaba con ese doble sentido o bromas pero ahora... Creo que está enamorado de otra mujer. ¿Tan rápido? ¿Asi?.
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BRUNELLA
La noche va cayendo y estoy indecisa con que debo usar. Gracias a Dios, Candela está aquí ayudándome sino estaría pérdida.
Me pongo un vestido amarillo claro con flores blancas, unos zapatos de tacón rosa crema completan el conjunto.
– ¿Que me dices, amiga? –le pregunto.
– Te ves muy hermosa, Brune –se levanta–. Te gusta mucho ese chico. ¿No?
– Bueno... Creo que si –sonrío con timidez–. ¡Puede que me guste un poco!
El timbre suena, voy a la habitación a buscar el regalo mientras que Candela abre la puerta. Tomo mí bolso y veo a Candela entrar a la habitación.
– ¿Estás saliendo con... Ese modelo? –pregunta sorprendida–. Está muy bueno...
– Lo se. ¿Viste? –pregunto–. Bueno ya me voy.
Salgo de la habitación y voy a la sala, veo la sonrisa de Conrad mientras me mira de los pies a la cabeza, me pongo colorada al toque.
– Estás... –se aclara la garganta–. Estás guapísima.
– Gracias –digo nerviosa–. También te ves muy bien.
– Aammm... –sacude su cabeza–. Vamos...
Me despido de Candela con un beso y me susurra al oído ~ puse preservativos en tu bolso ~. La miro con enojo y me voy junto a Conrad.
En su elegante Mercedes salimos de la ciudad. Casi una hora de viaje y llegamos a una enorme mansión, me sorprendo mucho.
– ¿Esta es tu casa? –pregunto.
– No, mí hermana vive aquí con su esposo y su familia –apaga el motor–. Yo tengo un apartamento en la cuidad.
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CONRAD
Entramos a la mansión, Brunella va con lentitud como si tuviera miedo de romper el piso. Dejamos los sacos en el armario de la entrada, caminamos hasta el jardín donde están todos y algunos invitados. Mí hermana nos sonríe apenas nos ve.
– ¡CONRAD! –me grita y viene hacia nosotros–. Bienvenidos. ¿Está guapa señorita es Brunella?
– Si, hermana. Te presento a Brunella –digo y miro a Brunella–. Brunella ella es Carolina, mí hermana.
– Un gusto conocerla –dice Brunella–. Tu hermano me dijo mucho de ti.
– Espero que cosas buenas –sonríe–. Tienes un acento raro...
– Oh. No soy española, soy de Argentina –dice–. Es por eso.
– ¿Latina? ¿Eh? –me mira–. Eres muy hermosa y tienes una sonrisa encantadora.
– Gracias, no te quedas atrás. También eres hermosa –dice nerviosa.
Avanzamos un poco más y presentamos ahora. Magnus, Adler, Alexander y Emiliano se quedan hablando del fútbol con ella, quien sabe bastante.
– Entonces... ¿Eres de Boca Juniors? –pregunta Emiliano.
– Si. Desde que tengo conciencia he sido de Boca –dice alegre–. Además me crecí entre hombres también Bosteros.