Una Esposa para El señor Wayne

Capítulo XXXV

• DOS SEMANAS DESPUÉS •

 

BRUNELLA

Estrecho las manos de mis clientes después del juicio, están que explotan de alegría ya que por fin tienen justicia. Yo estoy igual, abandono el juzgado y veo a Conrad apoyado contra su auto. 

Se gira hacia mí y me sonríe. 

 

– ¿Lo lograste? –me pregunta. 

 

No le respondo nada y salto en sus brazos, me levanta y me gira en el aire, entierro mí cara en su cuello riendo. 

 

– ¡FUE TAN EMOCIONANTE! –grito una vez que me baja–. Ver cómo a esos cara rotas, hijos de su p*ta madre se los llevaban presos. 

 

– Lo se, es muy bueno saber que se hizo justicia –me sonríe–. Y tu ayudaste a qué eso pasará. 

 

– Quiero gritar y llorar al mismo tiempo –digo saltando–. Pero es increíble.

 

– Me paso lo mismo en mí primer juicio... –sonrie–. Oye tengo algo que preguntarte algo... Está noche celebramos el cumpleaños de mí sobrina. ¿Quieres venir como mí invitada?. 

 

– ¿En cerio? –pregunto–. ¡Si, me gustaría!... 

 

– Bien. Ya tengo tu dirección –me dice sonriente–. Pasaré por ti a las... ¿19:00hs? 

 

– Me parece piola... Digo... Genial –le sonrío.

 

**************************************

 

CELESTE

Ayudo a Carolina a arreglar todo para esta noche, es el cumpleaños de Dafne. Annia y mi madre vinieron de Grecia también. 

 

– Que raro que Conrad no haya venido a ayudar –dice Annia. 

 

– Bueno... Estás semanas ha estado... Raro –dice Carolina y sonríe–. Sonriente y feliz. 

 

– Oohh... Entonces está enamorado –dice mí madre–. ¡Que lindo! 

 

– ¿Enamorado? –Annia me mira–. ¿De quien estará enamorado?.

 

Entonces la puerta se abre y Conrad entra con una enorme sonrisa en el rostro. 

 

– Hola, las mujeres más bellas –abraza a su hermana–. Hermana linda...

 

– ¿Quien eres tu y que hiciste con mí hermano? –dice bromista–. Te ves bien hermano. 

 

– Iba a decirte algo... Invite a una amiga –dice sonriente–. ¿Puede venir? 

 

– ¡UUHH... UNA AMIGA! –dice todas al unisono. 

 

– Claro que puede venir, hermano –le responde con una sonrisa–. ¿Cómo se llama? 

 

– Brunella, trabaja conmigo –le dice–. Iré a darme un baño y vuelvo. 

 

Así se va y todas se ponen a cuchichear entre todas. Se ven muy animadas con la idea de que Conrad traiga una chica. 

 

– ¿Será su novia o su enamorada? –pregunta Annia. 

 

– No lo sé, jamás vi a mí hermano con alguien –Carolina sonríe emocionada–. Seguro está enamorado.

 

De verdad que Conrad se veía muy emocionado y alegre. Hace unos días que pensé que estaba molesto conmigo y que por eso no me hablaba con ese doble sentido o bromas pero ahora... Creo que está enamorado de otra mujer. ¿Tan rápido? ¿Asi?. 

 

***********************************

 

BRUNELLA

La noche va cayendo y estoy indecisa con que debo usar. Gracias a Dios, Candela está aquí ayudándome sino estaría pérdida. 

Me pongo un vestido amarillo claro con flores blancas, unos zapatos de tacón rosa crema completan el conjunto. 

 

– ¿Que me dices, amiga? –le pregunto. 

 

– Te ves muy hermosa, Brune –se levanta–. Te gusta mucho ese chico. ¿No? 

 

– Bueno... Creo que si –sonrío con timidez–. ¡Puede que me guste un poco! 

 

El timbre suena, voy a la habitación a buscar el regalo mientras que Candela abre la puerta. Tomo mí bolso y veo a Candela entrar a la habitación.

 

– ¿Estás saliendo con... Ese modelo? –pregunta sorprendida–. Está muy bueno... 

 

– Lo se. ¿Viste? –pregunto–. Bueno ya me voy. 

 

Salgo de la habitación y voy a la sala, veo la sonrisa de Conrad mientras me mira de los pies a la cabeza, me pongo colorada al toque. 

 

– Estás... –se aclara la garganta–. Estás guapísima. 

 

– Gracias –digo nerviosa–. También te ves muy bien.

 

– Aammm... –sacude su cabeza–. Vamos...

 

Me despido de Candela con un beso y me susurra al oído ~ puse preservativos en tu bolso ~. La miro con enojo y me voy junto a Conrad. 

En su elegante Mercedes salimos de la ciudad. Casi una hora de viaje y llegamos a una enorme mansión, me sorprendo mucho.

 

– ¿Esta es tu casa? –pregunto. 

 

– No, mí hermana vive aquí con su esposo y su familia –apaga el motor–. Yo tengo un apartamento en la cuidad. 

 

**************************************

 

CONRAD 

Entramos a la mansión, Brunella va con lentitud como si tuviera miedo de romper el piso. Dejamos los sacos en el armario de la entrada, caminamos hasta el jardín donde están todos y algunos invitados. Mí hermana nos sonríe apenas nos ve.

 

– ¡CONRAD! –me grita y viene hacia nosotros–. Bienvenidos. ¿Está guapa señorita es Brunella? 

 

– Si, hermana. Te presento a Brunella –digo y miro a Brunella–. Brunella ella es Carolina, mí hermana.

 

– Un gusto conocerla –dice Brunella–. Tu hermano me dijo mucho de ti.

 

– Espero que cosas buenas –sonríe–. Tienes un acento raro... 

 

– Oh. No soy española, soy de Argentina –dice–. Es por eso.

 

– ¿Latina? ¿Eh? –me mira–. Eres muy hermosa y tienes una sonrisa encantadora. 

 

– Gracias, no te quedas atrás. También eres hermosa –dice nerviosa. 

 

Avanzamos un poco más y presentamos ahora. Magnus, Adler, Alexander y Emiliano se quedan hablando del fútbol con ella, quien sabe bastante. 

 

– Entonces... ¿Eres de Boca Juniors? –pregunta Emiliano. 

 

– Si. Desde que tengo conciencia he sido de Boca –dice alegre–. Además me crecí entre hombres también Bosteros. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.