una estrella muerta.

una rosa para la luna.

luz de la noche,

no te rías de mí.

¡confidente!

no divulgues mi secretos.

mira, sé que los deseos susurrados

y las miradas soñadoras

son tan difíciles de contener

pero, amiga

es nuestro secreto.

Cuando las luces se apagan

y todos mueren cada noche

yo sigo viva, por que la oscuridad está llena de travesuras

y tú me observas, me castigas, porque en la oscuridad están los corazones de poca fé.

mi abuela una vez me dijo

que la noche era para las almas en pena, las prostitutas y los amores prohibidos

era muy cierto, porque esa noche, aquél que jamás me amaría

en la confidencia de la oscuridad

me besó

me agarró

me sostuvo

y el amanecer nos guardó el secreto.

y yo, creyendo que nadie nos vio

tú, entrometida, me miraste tan pícaramente

y en tu puesta en el firmamento

te burlaste de mí.

y después de tantas veces que te lo rogué

no me concediste ese último beso con él.

me lo arrebataste.

¿acaso sólo la gente irrealista pueden pedirle deseos a la luna?

porque yo, tan defectuosa

te imploré que él me sostuviese así una vez más.

pero tú solo le concedes los deseos a gente con corazones nobles,

no podridos como él mío

dime, luna, ¿qué hago por ti?

¿te vendo mi alma

o te regalo una rosa?

solitaria luz del cielo,

¿qué te doy para que consedas mi deseo?

no que me ame,

no pido cosas imposibles.

solo quiero que él me sostenga así

una

vez

más.



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En el texto hay: problemas adolescentes, poesias, diario real

Editado: 20.09.2018

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