luz de la noche,
no te rías de mí.
¡confidente!
no divulgues mi secretos.
mira, sé que los deseos susurrados
y las miradas soñadoras
son tan difíciles de contener
pero, amiga
es nuestro secreto.
Cuando las luces se apagan
y todos mueren cada noche
yo sigo viva, por que la oscuridad está llena de travesuras
y tú me observas, me castigas, porque en la oscuridad están los corazones de poca fé.
mi abuela una vez me dijo
que la noche era para las almas en pena, las prostitutas y los amores prohibidos
era muy cierto, porque esa noche, aquél que jamás me amaría
en la confidencia de la oscuridad
me besó
me agarró
me sostuvo
y el amanecer nos guardó el secreto.
y yo, creyendo que nadie nos vio
tú, entrometida, me miraste tan pícaramente
y en tu puesta en el firmamento
te burlaste de mí.
y después de tantas veces que te lo rogué
no me concediste ese último beso con él.
me lo arrebataste.
¿acaso sólo la gente irrealista pueden pedirle deseos a la luna?
porque yo, tan defectuosa
te imploré que él me sostuviese así una vez más.
pero tú solo le concedes los deseos a gente con corazones nobles,
no podridos como él mío
dime, luna, ¿qué hago por ti?
¿te vendo mi alma
o te regalo una rosa?
solitaria luz del cielo,
¿qué te doy para que consedas mi deseo?
no que me ame,
no pido cosas imposibles.
solo quiero que él me sostenga así
una
vez
más.