Atenas Ivanov
Miro a mis niñas desayunar su avena con hot-cakes y su jugo favorito de ciruela sin azúcar, sonrío con nostalgia porque mis niñas ya están aún mes de cumplir sus cuatro añitos, ya hoy comenzaban la escuelita, mi corazón se arruga un poquito porque tienen que crecer tan rápido, miro a Hope, mi pequeña flor había elegido que ponerse ella y su hermana Hailey, ambas se encuentran vestidas con una sudadera color beige claro, en medio cada una tiene su nombre impregnando con hilo negro, llevan pantalón negro hasta sus rodillas y unas converse negras al tobillo, a ambas las peine con dos coletas y cada una tienen un lazo grande del color de sus sudaderas, se ven preciosas y tiernas.
Por mi parte hoy comenzaba mi infierno, empezaba en mi nuevo trabajo temporal, el saber que tengo que trabajar con ese ser despreciable se me borra la sonrisa, suspiro un poco, me levante sin ganas de comer, así que solo me serví un vaso del jugo de ciruelas que les di a mis pequeñas, miro el reloj en mi muñeca derecha este marcan que ya son las siete de la mañana, las niñas entran en media hora, como no me dijeron a qué hora me tenía que presentar en la empresa del señor Tomlinson tomare mi tiempo suave para llevar a mis niñas a la escuela y luego presentarme en la Vinícola Tomlinson.
Vuelvo a sonreír al ver que mis niñas ya terminaron.
- Muy bien preciosas de mami, vayan a lavarse las manos que ya nos vamos – les aviso.
- Esta bien mami – me contesta Hailey.
Ella es la primera en bajarse de su silla, Hope también se baja sigue a su hermana hasta el baño que tenemos aquí en la primera planta, me levanto de mi silla tomo los platos y vasos de mis bebes, los limpio y los dejo en su lugar.
- Buenos días mi gordita – me saluda mi mejor amiga.
Me volteo a mirarla, sonrío ella también comenzaba a trabajar hoy como secretaria de un arquitecto muy importante de la ciudad, ella cuidaba a mis niñas hasta que ellas comenzaran la escuelita, le agradezco mucho y le debo muchas.
Ella estaba vestida con un suéter negro de manga larga, pantalón largo negro, tiene puesto unos tacones sencillos de color verde esmeralda que se amarran a la parte de atrás de sus pies, también lleva un saco del mismo color que sus tacones, ella se ve espectacular como siempre.
- Buenos días Zee, estas muy bonita ¿Lista para comenzar en tu nuevo trabajo?
- Muchas gracias gordita, también estas muy bonita y espectacular -ella sonríe acercándose a mi dejando un beso en mi mejillas- La verdad estoy muy nerviosa, pero voy con todo
- Veras que todo saldrá muy bien -sonreí- Te deseo lo mejor del mundo en tu nuevo trabajo
- Gracias amiga mía, yo también quiero desearte suerte, por favor toma todo con calma y no vayas a explotar, no es lo que esperabas, pero también puedes con eso y mucho mas
Sonreí ante las palabras de mi mejor amiga, le agradezco, en eso entran mis niñas riendo a la cocina.
- ¡Tita Zee! – gritan ambas llamando la atención de su tía.
- ¡Mis terremotos!
Mi amiga sonríe viéndolas, se pone de cuclillas abrazándolas, mis niñas también la abrazan y les llenan las mejillas a besos haciendo que Zachary soltara varias carcajadas, sonrío con ternura.
- Espero que les guste la escuela, hagan mucho amigas -les dice Zachary con emoción, mis niñas asienten sonrientes- La tita las va a extrañar mucho
- Nosotras a ti tita Zee – responde Hope con algo de tristeza.
Esa es mi señal de que nos tenemos que ir porque si no todas vamos a terminar llorando,
- Gambitas, vamos que ya se nos hace tarde – aviso.
Mis niñas asienten, Hailey toma de la mano a Hope y se la lleva hacia la sala, Zachary se levanta sonriendo se queda mirándome, alzo una ceja mirándola con confusión.
- Estoy orgullosa de ti, de la hermosa mama que te convertiste Atenas
Sus palabras me llegan bien al corazón, me acerco dejo un beso en su mejilla y luego la abrazo.
- Muchas gracias Zee
Agradezco, termino con el a brazo me despego primero.
- Por cierto, gordita, hoy voy a quedarme en el apartamento de mi amorcito, aun así, me llamas y me cuentas como te fue con el ogro muñequito de plástico
Vuelvo a reír, pero asiento me despido de mi amiga para caminar hacia la sala, mis niñas están hablando entre ellas, tomo sus mochilas, tomo mi cartera, las llaves.
- Vamos princesas
Las llamo caminando hacia la puerta escuchando sus pequeños pasos detrás de mí, al abrir la puerta son las primeras en salir, ellas llegan hasta el auto, cierro la puerta sin llave ya que Zachary estaba en la cocina, aun es muy temprano y esta haciendo algo de frio, el sol apenas esta saliendo, al llegar al auto acomodo a cada una de mis niñas en sus respectivas sillas con su cinturón, dejo sus mochilas con ellas, luego me subo al auto dejando mi cartera en la silla del pasajero a mi lado, enciendo el auto comienzo a conducir hacia la escuelita de mis niñas.
Pongo algo de música infantil a pedido de Hailey, las escucho cantar y reír en la parte de tras, sonrío, ahora mis mañanas serán así, me toma unos quince minutos llegar a la escuela, me estaciono, pago el auto para luego bajarme y ayudar a mis niñas a bajarse, les pongo a cada una su mochila en la espalda, tomo a cada una de las manos nos adentramos a la escuela donde nos reciben con una cálida bienvenida.
La directora me dice donde se encuentra el salón de mis niñas, al llegar a este la maestra se encuentra en la puerta recibiendo a los pequeños, algunos ríen, otros lloran, miro a mis niñas ellas están sonriendo con emoción, cuando es mi turno me despidos de mis bebes ahora la que quiere llorar soy yo.
- Descuide mama, sus niñas estarán bien -me dice la maestra con amabilidad.
Es una mujer joven, solo que su cabello es blanco largo hasta los hombros, vestida con un vestido floreado amarillo, por encima tiene un abrigo de lana de color crema, en un costado de su hombro tiene su nombre impregnado a un pedazo metálico gris.
Editado: 13.02.2025