Una historia donde alguien muere al final

CAPÍTULO DOS

Narra Jacob

 

Llegamos a la mansión de los padres de Patrick, me gustan las fiestas que organiza. Pero no la gente que viene, tantos chicos con plata presumiendo sus lujos es irritante.

No es que sea envidioso, pero es molesto.

Aunque Patrick es la excepción creo que hasta ahora es el único que me agrada, es tan divertido, agradable y muy buen amigo, jamás te trata de menos por no ser de su clase.

Soy pobre, bueno no tanto tengo todo lo básico pero la plata no me sobra, no puedo darme lujos pero si puedo vivir bien. Todo lo que gano prácticamente va para los medicamentos de mi papá y no me molesto en los absoluto.

Mientras lo pueda mantener con vida, todo está bien.

Con Chad nos dirigimos hacia la barra de bebidas, y nos entregan dos vasos de plástico de color rojo con lo que parece ser cerveza.

Mi amigo choca mi vaso con el suyo y prosigue a tomar su contenido, yo hago lo mismo. Miro un poco inspeccionando el lugar mientras tomo la bebida y de vuelvo mi atención hacia mi acompañante pero me llevo la sorpresa de que ya no está en el lugar donde estaba. Al instante lo busco entre la multitud de personas, y cuando caigo en su presencia lo encuentro bailando en la pista con una morena.

Chad es aún más rápido que el rayo McQueen.

Bebo un poco más el contenido de mi vaso rojo y empiezo a recorrer la casa. A lo lejos puedo ver a Patrick levantando su vaso a mi dirección en modo de saludo, yo hago lo mismo.

Sigo caminando, pero me detengo cuando llego a un pasillo lleno de cuadros y fotografías de la familia, en esta zona hay pocas personas así que es más tranquilo. Algunos de las fotos son graciosas, ya que son de Patrick de bebé en el barro, corriendo por una sala en pañales, me río al ver esta última.

De todas las fotos la que más me gustó es una en donde estamos los tres. Deberíamos tener alrededor 15 años, Patrick en ese entonces entraba en nuestra escuela (hace dos años se cambió a una privada y de ahí todos sus amigos irritantes) y los tres estábamos en el equipo de rugby. En la foto estamos sudorosos y cansados pero felices de a ver ganado ese partido.

—Es muy linda esa foto— una voz femenina interrumpe mis pensamientos, miró hacia la dirección de donde provino.

Una chica de ojos azules como el mar y de cabello castaño mira la foto con gran atención es como si de una obra de arte de tratase.

—¿Quién...quién eres? —tartamudee un poco al preguntarlo, sus ojos eran tan hermosos que se llevaban toda mi atención.

—Un gusto, me llamo Rose Rowling, prima de Patrick —se presenta, estira su mano hacia mi y hago lo mismo, estrechamos nuestras manos. Me sonríe. Está debe ser la prima de la cual nos habló Patrick—. ¿Y tú?

—Me llamo Jacob Britt, amigo de Patrick— respondo, ella solo me observa curiosa.

—Que raro, jamás te vi en la escuela, usualmente todos los amigos de mi primo son de ahí—comenta, solo me observa como si quisiera acordarse de algo.

—Bueno, justamente, yo soy la excepción— refunfuño y me voy por donde vine. No tengo tiempo para hablar con alguien que piensa que las únicas personas con las que se puede socializar son con los de su escuela.

Linda pero boba.

—¡Espera! ¡No era mi intención ofenderte! —escucho el resonar de sus tacones, está corriendo—perdí a mi amiga en el baile seguro que ya está en alguna de las habitaciones con quién sabe quién— asegura, sigo escuchando las pisadas de sus zapatos.

Me acuerdo de Chad al escuchar su comentario.

—Pues, mi problema ese no es—me giro para mirarla y hago un ademán como si fuera de la realeza y me voy. Ya a una distancia dejo de escuchar el sonido de sus pasos, supongo que se rindió, vaya prima tiene Patrick.

 

Narra Rose 


Después de que ese tipo ¿Cómo se llamaba? Ah sí, Jacob, me mandó a la mierda, recorrí toda la casa en busca de mi amiga pero no entré en las habitaciones por miedo a poder llegar a ver algo que no me apetezca.

Miro la hora en mi móvil, ya son las tres de la mañana. Será mejor ir a buscar algo para tomar.

Cuando llego a la barra, improvisada, me encuentro a Jacob mirando su móvil, parece que esta escribiendo un mensaje.

Rápidamente mi atención va hacia el chico que se encuentra tras la barra, le pido un martini, en cuestión de minutos me lo da, agarro la copa y me siento en una de las butacas que están al costado de la barra.

Mientras bebo de mi bebida siento que me observan, miro a mis costado para darme cuenta de que es Jacob.

—¿Me estás siguiendo, Rose? —me pregunta, burlón. Tengo que admitir que mi nombre suena tan bien cuando él lo dice. Que ridiculez.

—Claro que no, solo vine a tomar algo y tú ya estabas aquí—respondo, ruedo los ojos y él se ríe.

—Ajá, cómo digas— se levanta de dónde estaba sentando y empieza a caminar a otra dirección.

—¡Jacob! —para en seco y gira hacia mi—, se qué estoy siendo muy insistente— digo avergonzada. Dios, estoy perdiendo mi orgullo con un desconocido pero estoy tan sola y eso es aún más deprimente—. ¿Pero puedo hacerte compañía? —Suplico.

Me mira fijamente a los ojos, duda un momento pero termina aceptando, sonrió y me acerco a él.

—Entonces ¿qué haremos? —pregunto.

—humm...—parece que piensan algo y después responde—: ya verás.

Jacob se dirigió hacia el centro de la pista de baile y yo lo seguí. Él me hizo señas de que lo espere ahí, si dirigió hacia donde estaba el DJ y le dijo algo al oído, éste se alegró y corto la música, a lo cual muchos abuchearon por eso.

El DJ tanteó dos veces un micrófono que tenía en la mano para después decir—: Disculpen, amigos, pero mí querido amigo— mira a Jacob unos segundos para después volver a mirar al publico—se le ocurrió unas actividades increíbles para alegrar la noche más de lo que ya está—algunos aplaudieron, otros gritaron un ¡sí! Y algunos simplemente seguían expectantes.




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