Una Jugada Del Destino [libro #01]

- CAPITULO 10 -

12 de junio 2020...

Ya llevo 3 meses con Dimitri y este 26 de junio cumpliremos 4 meses, pero el tiempo es algo irrelevante o por lo menos para mí. Este tiempo me ha servido para mejorar, no me he vuelto a cortar, ni a caer en ansiedad, ni en depresión, no he vuelto a ir al psicólogo, simplemente la llegada de él cambio mi mundo, dándole un giro de 360 grados, pero el cambio no solo ha sido mío, sino también de mi familia, mi casa a estado en paz, desde que ya no sufro de mi enfermedad, mis padres han estado más tranquilos, aunque a veces tienes sus disputas. Dimitri entra a mi cuarto...

—hola amor, lista para el último día de instituto y preparada para las vacaciones— en su cara se ve la felicidad, y como no estarlo, si ya por fin eran vacaciones de mitad de año, tenemos un mes completo para salir y disfrutar.

Estas van a ser las primeras vacaciones que disfrute, antes, solo me deprimida más, ya que me la pasaba encerrada, no tenía con quien salir o de por si alguien que me invitara, pero este año... este año será diferente.

—si mi sol, este año estoy preparada para las vacaciones— respondo con suma emoción.

—entonces vámonos ya— al finalizar la frase me tomo del brazo y me llevo a la mesa, en donde estaban dos platos ya servido con el desayuno, tenían huevos, tocino y una tacita de café.

—¿lo hiciste tu? — pregunte curiosa.

—¿soy muy predecible? — dice en un tono burlón.

—no, simplemente mi madre no esta y ella es la que hace la comida y esto no es lo que suele preparar así que es simplemente... una corazonada— digo burlándome.

Nos sentamos a comer. Nos demoramos mucho, así que ya íbamos 10 minutos tarde, el me tomo de la mano y salimos corriendo de la casa...

-

Llegamos al instituto, corrimos lo más rápido que pudimos, lo malo, es que nos toca educación física con el esposo de la profesora Merry Blosson, el profesor Dorian Blosson y ya estoy muy cansada para hacer ejercicio.

Para llegar a clase, teníamos que pasar por todo el instituto hasta el patio de baloncesto que queda hasta atrás, esto implicaría que tendríamos que correr muchísimo más, mis piernas ya no pueden seguir. Pero aun así llegamos, notamos que todos estaban corriendo alrededor de la cancha de basquetbol.

perfecto a seguir corriendo.

Teníamos que infiltrarnos sin que el profesor se dé cuenta. Notamos que se distrajo en el celular y corrimos para juntarnos con los demás alumnos...

—profesor, Meredith y Dimitri acabaron de llegar— grita la estúpida de Samara. Él y yo la miramos con ganas de matarla, el profesor nos llama. Nos acercamos a él...

—¿Por qué llegan tarde? — nos pregunta, aún está mirando el celular.

—no se — respondí dudosa.

—¿no sabe?, les levantaré un reporte, pueden irse— en ese momento la cara de enojo de Dimitri daba miedo, saco su celular y busco algo, lo voltea haciendo que el profesor lo mire.

—bueno, yo también levantare un reporte, profesor, creo que los bebés los hacen en la casa, más específico en una cama— la cara del profesor se puso pálida, no vi la foto, pero con lo que había dicho Dimitri era más que suficiente para saber de qué se trataba.

—vamos a clase, no levantare ningún reporte— dice señalándonos la cancha.

—muy bien, profesor... cuide su puesto— pronuncia con sarcasmo. Dimitri me toma de la mano y me lleva a la cancha, para empezar a trotar...

-

Después de la clase, Dimitri me dice que tiene que ir a una reunión con el equipo y que me alcanzara después en la cafetería.

Me voy, compro algunas cosas para los dos y me dirijo a la misma mesa de siempre, una que queda en el fondo, una mesa que era deshabitada porque no le llegaba luz, esa era la mesa perfecta, la mesa en donde había paz.

Me siento, empiezo a comer un trozo de pizza, mientras noto como Samara y ahora su inseparable amiga Abigail se acercan a mi...

—hola rata, ¿Cómo estás? — me pregunta Samara.

— sabes, te llamaría puta, pero... tu y yo sabemos que nadie pagaría por ti, pero, en fin, respondiendo tu pregunta muy bien gracias— respondo con toque de sarcasmo y picardía.

—haber rata, no entiendes que ella es una Diosa, cualquier hombre que este aquí desea acostarse con ella— responde Abigail eufórica.

—sí, cual quiera, pero es solo eso acostarse lo que la hace una perra... porque no le pagan ¿verdad?, prefieren manchar su imagen— respondo con alevosía.

—mira maldita rata...— se intenta defender Samara, pero la interrumpo.

—no hables cuando te interrumpo perrita, en cuanto a tu defensa Abigail, dijiste que era una Diosa, pero solo en fotos y que pena que en ellas no se vea la mierda de persona que es— muestro una sonrisa falsa.

— eres una maldita abominación— me grita con una lagrima en la cara, mientras se levanta de la mesa, respondo.

—oye, vete por la sombrita, porque la mierda con el sol se seca— mi voz suena sarcástica.




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