Tuvimos la suerte de encontrarla 40 minutos después de salir de casa, ella estaba tirada en el piso llena de miedo, se ve sorprendida, por ver a sus padres aquí, ella solo balbucea que solo quería conocer el lugar, sigo diciendo que es estúpida, como se le ocurre venir aquí sola.
En el auto, me la paso hablando con sus padres, Mer me mira extrañada, en su cara se nota que se siente incomoda. Al llegar a casa, sus padres se tienen que ir, así que en ese momento ella se entera de que me quedare a dormir este fin de semana.
Ella tiene muchas preguntas, intento simplemente responder lo más sincero posible.
Llega la hora de dormir, subimos a su habitación, ella se dirige a sacar un especie de diario, se sienta en su escritorio, empieza a escribir en él, la duda me gana y le pregunto...
—¿Qué haces? — le pregunto mientras señalo el cuaderno.
—desde hace 10 años escribo mi día a día en un diario— me señala un estante, lleno de diarios — mira ahí están los 10 diarios que he escrito y con este van a ser 11— ¿Por qué tienes que ser tan tierna?, no me gusta que me empieces a gustar.
—no sabía que escribías diarios, ¿los puedo leer? — hago un puchero para intentar ser tierno.
—jajajajaja, de la única forma en que los puedas leer es sobre mi cadáver, cada cosa que he escrito es muy personal— responde sarcásticamente, pero me duele, ¿Por qué me duele? Imaginarla muerta, eso es algo que no quiero ver.
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Ya ha pasado un tiempo, he logrado tranquilizar sus pesadillas. después de desaparecer 3 semanas por la muerte de mi madre, creo que ya estoy lo suficientemente estable para verla, el no haberla podido ver en todo este tiempo me está volviendo loco, pero mi madre era alguien que me importaba mucho y saber que nunca la volveré a ver era lo que me dolía, pero sea en donde sea que este está mejor.
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Voy a su casa, pero sus padres me dicen que no está que salió y que estaba alterada, por suerte sé cuál es nuestro lugar favorito, se dónde buscarla. Corro directo al sendero, subo la montaña, como esperaba ella ahí está, tirada en el piso durmiendo, no la culpo este lugar en verdad es relajante, me acerco a ella para despertarla, pero me recibe con una cachetada, entiendo que este molesta pero no era para tanto. Le cuento todo y al final le doy mi regalo, una hermosa cadenita con un dije de sol.
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Después de toda la charla y las lágrimas que le di, para poder explicar lo de mi madre, nos dirigimos a su casa, no quiero que ella me conozca mucho, después de lo que tendré que hacer, no quiero que tenga donde irme a buscar.
Como siempre, en la casa me reciben de buena manera y me dan el pésame por lo de mi madre, hago como que no me duele, pero aun es un tema intocable para mí. Después de almorzar me subo con ella a su cuarto.
Ella cierra la puerta, me hago enfrente de ella, el deseo de acabar con esta maldita apuesta me está ganando, mis ojos viajan a su pecho, con mi mano tomo su dije, sé que se pondría nerviosa, me abalanzo sobre ella robándole un beso demasiado apasionado, la tomo de la cintura y la llevo a la cama, me pongo encima de ella, de verdad esta mujer me tiene mal, intento meter una de mis manos bajo su camisa... pero ella me detiene, ¿por qué tienes que hacer esto más difícil para los dos?, si pasa más tiempo será más doloroso separarnos, ya no me quiero apegar a ti, me quiero alejar.
¿Por qué tuve que aceptar esa apuesta?, creo que encontré la mujer de mis sueños y la tengo que lastimar solo por un estúpido juego, solo por un qué dirán, solo por no perder a mis amigos, solo por 1600 dólares.
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Se que le afecta no saber nada de mí, pero, no puedo revelar nada importante, después del daño que le hare. Aunque casi terminamos por eso, tuve que prometer que poco a poco le contaría todo aun que es una promesa al aire.
Ha llegado la hora de dormir y ella como siempre se sienta en su escritorio a escribir su diario, se ve muy tierna haciendo eso. Me quedo dormido...
*estoy en un especie de velorio, no sé de quién, pero veo a los padres de Mer llorando, pero no la veo a ella, veo a una chica que no conozco llorando también.
Camino más hacia dentro, veo una corona de flores, que tenía un listón que decía Meredith Harrison, ¡QUEEE!, ¡NO ELLA NO! ¡ELLA NO PUEDE ESTAR MUERTA!
Corro al ataúd al final del pasillo, estaba ahí, me tiro a llorar desconsoladamente, ella no puede estar muerta, solo eso me repito a mis adentros, ella no, es el amor de mi vida, la necesito, ¿Qué paso? ¿Por qué está muerta?... *
Alguien sacudiéndome me despierta, era ella, ¿fue un sueño?, está viva, solo fue un estúpido sueño... no recuerdo que más paso después que me desperté...
3 meses después...
Ya casi cumplimos 4 meses, esta mujer de verdad me hace las cosas difíciles, pero por lo menos se han detenido las amenazas, también le enseñe a defenderse, quiero que cuando me tenga que alejar, por lo menos se sepa defender y no vuelva a ser una sumisa.
Decido comprar unos tiquetes de avión, quiero que conozca mi casa de la playa. Mis intenciones, más que todo es acabar con esta apuesta de una vez por todas.