¡NO PUEDE SER!, esos ojos, ese cuerpo, esa cara, mientras la miraba sus mejillas tomaron un color carmesí, para luego desviar la mirada.
Ese color de sus mejillas solo puede ser una persona, es mi luna, mi luna está viva, pero ¿Qué paso?, ellas se sientan en un escritorio en frente de la clase.
Es inevitable que una lagrima se me salga al verla, está muy diferente, su cabello está más largo, su piel es menos pálida y sus labios están más rosados, pareciera que ella tomo mi aspecto y yo el de ella. Mis ojos empiezan a lagrimear más.
—Señor Jones, ¿está bien? — me pregunta el maestro, todos me voltean a ver, seco rápidamente mis lagrimas con mi saco.
—estoy bien — respondo lo más frio posible.
El profesor sigue con su clase, pero yo solo le prestó atención a ella, ha pasado tanto tiempo, necesito un abrazo de ella, necesito escuchar de sus labios un te extraño mi sol, pero que probabilidades ahí de que pasé eso, es imposible, ella debe estar odiándome, fui tan mala persona con ella...
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El timbre de la campana me despertó de mis pensamientos, vi cómo se levantaba de su haciendo junto a su amiga, la vi salir del aula, recogí todas mis cosas lo más rápido posible, coloque mi maleta en mi hombro, corrí a la puerta, la intente seguir, pero ya no estaba, la busque por varios pasillos del instituto, pero no estaba por ningún lado. Me dirijo a la cafetería, el hambre ya se había despertado y mi estomago empezaba a rugir como un león.
Compro una pizza con cualquier bebida, me dirijo a la mesa de siempre, con lo que no contaba es que ella y su amiga estarían sentadas ahí, ¿por qué me haces esto Mer?, me acerco y sin decir nada me siento, sus miradas están en mí, pero la mirada de ella es la que más me hiere.
—largo de aquí Dimitri — pronuncia en un tono frio y demandante, combinado con una mirada matadora.
— siempre me he sentado aquí, estando o no estando tu presencia — de verdad soy un idiota no la veo hace meses y lo único que se me ocurre es contestarle mal, bravo todos apláudanle al idiota que está aquí, sea como sea tengo que corregir esto.
—haber Dimitri, las cosas entre tú y yo han cambiado, así que aléjate de nuestra mesa— me señala otra mesa que está vacía, pero alcanzo a ver la cicatriz que le quedo después de ese trágico día.
—linda cicatriz — ella esconde su brazo y se sonroja, de verdad extrañaba verla así, a pesar de que está demasiado cambiada aún hay aspectos de ella que no cambian.
—Dimitri, por favor desaparece de aquí — me dice mirándome a los ojos con furia, con tanta furia que pareciera que en cualquier momento explotaría y me atacaría.
—¿podemos hablar? — pregunto mirándola a los ojos de igual manera, en su cara se ve la sorpresa de mi pregunta.
— tú y yo no tenemos nada de qué hablar — eso es mentira y sé que ella lo sabe, lo más gracioso de esta escena es ver a su amiga en modo espectador, sin decir nada y solo observando el chisme.
—ya sé que me perdonaste antes de morir, pero han pasado 7 estúpidos meses en los que no he dejado de pensar en ti, pensando que estabas muerta, pensando en que tendría que cargar con la muerte de la única mujer que me gano el corazón, Mer no he sabido nada de ti, no sé en donde estuviste, solo mírame— de mis ojos empiezan a caer lagrimas —me convertí en ti, mírame, míranos, pareciera que tu tomaras toda mi salud y yo me sumergiera en tu enfermedad, mi luna... — ella se levanta histérica, toma mi bebida y me la tira enzima, esto solo me confirma que me odia y que su perdón fue falso, fue solo para no cargar con la culpa de su muerte.
La miro a los ojos por última vez y de mi bolsillo saco su cadenita, se la enseño. De uno de sus ojos se escapa una lagrima.
—tus padres me la tiraron en la cara, así como tu esta bebida, a pesar de eso la guarde y conserve conmigo, Mer puedes humillarme todo lo que quieras, pero siempre estaré aquí—pronuncio guardándome la cadenita en mi bolsillo otra vez.
Tomo mi maleta, la coloco en mi hombro, mi pizza quedo toda mojada, pero me da igual, después de lo que paso se me quito el hambre. mientras camino hacia la salida, puedo notar, como todas las miradas están sobre mí, lo peor es que son de lástima, porque sí, todos se enteraron de lo que le hice. Hay fue cuando empezaron las burlas, después del baile del Halloween, mis supuestos amigos, lo publicaron por todos lados, esa fue la verdadera razón por la cual Daniel y yo nos alejamos de ellos.
Cuando estaba a punto de empujar la puerta, Daniel la abre, al verme así y más enzima mi cara llena de lágrimas. Su cara se transforma en una de total preocupación, él no me pregunta que me pasa, solamente me dirige hacia un lugar donde yo me pueda tranquilizar.
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Estando en el baño yo me empiezo a limpiar, mientras le cuento todo lo que paso, en los ojos de Daniel se ve la furia, sabe que ella iba a ser así, pero una cosa que él no soporta es que me humillen, eso es algo que el más puede odiar, también sé que en este momento se está cuestionando si ir a reclamarle o quedarse callado.
Salimos del baño y para suertes del destino me encuentro con ella, veo como Daniel se va a acercar para reclamarle.
—oye... — lo detengo con mi brazo y hago que me mire.