NOTA: escuchen y lean la letra de la canción, es importante.
― ¡¿QUÉ?! ― pronunció un poco alterada.
―okey, si la cague contigo, lose, pero te amo y yo sé que tú también me amas, no sé porque intentas ocultarlo― me responde también un poco alterado.
―es qué no sé, no quiero que me lastimes de nuevo, quien me dice que esto no es otra apuesta, quien me dice que lo que me dijo Daniel es verdad, no quiero volver a caer en tus trampas― su mirada se ve lastimada.
―Meredith ¿por qué siempre tienes que ser tan insoportable? ― menciona, frunzo el ceño.
―y si soy tan insoportable ¿por qué quieres volver conmigo? ― respondo frustrada, él me toma de los hombros y me mira fijamente a los ojos.
―porque extraño que hagas cada día de mi vida insoportable, no puedo seguir viviendo sin tus insoportables preguntas o comentarios, o el simple hecho de que salgas a correr cada vez que quiero la respuesta de algo, me encanta que seas insoportable― lo último lo pronuncia más relajado, en sus ojos puedo ver que se está empezando a asomar una lagrima.
― ¿me vas a contar todo? ― pregunto.
― ¿Qué es todo exactamente? ― su rostro se ve confundido.
―lo de tu familia, lo de la apuesta o porque Daniel sabe en donde vives, cuando me dijiste que nadie lo sabía, necesito saber el porqué de todas tus mentiras― pronunció demandante, el suspira y luego habla.
―te contaré todo, absolutamente todo ― dice mirándome fijamente a los ojos.
― ¿cuándo? ― digo dudosa.
―ya ― toma mi mano y salimos del baño.
El me arrastra por todo el instituto, vamos de pasillo en pasillo, la fiesta aún sigue, pero no creo que nos quedemos, aparte ya son las 11 de la noche, así que esta fiesta aun no tendrá fin, el me lleva directamente a la entrada, lo detengo y hablo.
―tengo que sacar mis cosas del casillero― pronunció y el me mira extrañado.
― ¿Qué cosas? No lo puedes dejar ahí y mañana vienes por ellas― de verdad esta afanado.
―no puedo dejar las cosas de mi moto y mi moto aquí tiradas― su cara se ve en shock.
― ¿Tienes moto? ― pregunta asombrado.
―si me la dieron de cumpleaños― pronunció con un tono de obviedad.
―bueno vamos, me llevas a mi casa― dice mandón.
―disculpa, por lo menos pide el favor― mi voz suena enojada.
―a eso me refiero, eres completamente insoportable― ruedo los ojos y no hago caso a su comentario.
Nos dirigimos a mí casillero, pero nos vamos en un total silencio, no es incómodo, pero si me gustaría escuchar su voz, abro mi casillero, sacó los cascos y me acuerdo de vero, tengo que hablar con ella... mañana, le doy un casco a él y nos dirigimos nuevamente a la salida.
Llegamos a la moto, su cara se ve sorprendida y lo entiendo, es una moto demacrado grande para mí.
― ¿segura de que sabes manejar esto? ― pregunta dudoso.
― ¿que, ya sacaste lo del chico gallina otra vez? ― pronunció burlona, me coloco el casco, me subo a la moto y la enciendo, el me mira y niega con la cabeza.
―no subiré ahí― pronuncia temeroso.
―ay vamos, ¿confías en mí? ― el me mira como si estuviera en una guerra entre decir sí o no.
― ¿sí? ― lo miro mal y arrancó la moto, para salir del parqueadero, cuando escucho.
― ¡ESPERA!, okey me subiré― me detengo y siendo como él se sube, me toma de la cintura y no puedo evitar sentirme nerviosa.
― ¿a dónde vamos? ― pronunció.
―te voy a contar todo, así que vamos a mi casa― pronuncia demandante.
―como ordene patrón― le respondo sarcásticamente, el solo hecha una carcajada.
Él vive aquí a la vuelta y como ya está tarde no debe haber carros, así que arrancó a toda máquina, hiendo lo más rápido posible, noto como él se aferra a mi lo fuerte que puede, que hasta me lastima un poco, por último, lo oigo gritar y no puedo evitar reírme, llegamos a su casa y él se baja despavorido de la moto.
―ni loco me vuelvo a subir contigo en esa cosa― pronuncia aterrado.
―ay deja de ser tan gallina, ¿nunca habías montado en una o qué? ― el me mira con los ojos bien abiertos.
―sí, pero no así de rápido, de verdad estas loca― dice alterado.
―ay deja de llorar y vamos a dentro― me ha cerco a la puerta y espero a que Dimitri aparezca para que la abra.
Al entrar puedo notar que es un poco espaciosa, es de dos pisos, en la entrada estaba la sala, había un enorme sofá de color negro y enfrente de él había una pequeña mesita con un florero, siguió caminado y se ve el comedor, hay una barra y de tras de ella está la cocina, a un lado se encuentran dos puertas, Dimitri toma mi mano, me lleva hacia una de las puertas, al entrar era su habitación, en la pared de la entrada está su cama, al lado de ella hay una mesita de noche con una lámpara, el entra a la habitación dejando su guitarra al lado de un sofá doble que tiene, al frente de él también se encontraba una mesita, pero esta no tenía nada en sima, al lado derecho se encontraban otras dos puertas, una iba al baño y la otra a un closet, veo el balcón y me acuerdo de lo que comento Daniel y me asomo, wow definitivamente desde aquí se logra ver nuestro árbol.
― ven siéntate― me dice sentándose en el sofá, me acercó a él y me hago a su lado.
―cuéntame... ― digo soltando un suspiro.
2 horas después...
El termina de contar su historia de todo lo que pasó desde el día de la apuesta hasta hoy, puedo decir que todo lo que me contó Daniel es cierto. Lo quiero perdonar, pero me da miedo de ser un juego otra vez, ese detalle me detiene, ese pequeño detalle no me deja estar al lado de él.
Se levanta y se dirige a su mesita de noche, empieza a buscar algo en el primer cajón, saca la cadenita que el me regalo. Se vuelve a acercar y se arrodilla enfrente de mí.
―durante mucho tiempo vi estas cadenitas en la noche, dormí con ellas, ja hasta llegué hablar con ellas pensando que lo escucharías, fui un completo loco, pero lo que más deseaba era volver a ponerla en tu cuello, eso era lo que más deseaba― pronuncia mostrándome las cadenitas en la cara.