Una Luna para cada Lobo

Capítulo 10

  Todos habían envuelto sus regalos para colocarlos debajo del arbolito de navidad. Sólo faltaban 6 días para el 24 de diciembre.
—Se ven muchos regalos -comenta Óscar.
—¿Estos regalos están forrados? -pregunta Lion viendo algunos regalos mal envueltos en el papel.
—No te quejes. Hice lo mejor que pude. No soy bueno para envolver -responde Magnu molesto.
—Ya nos dimos cuenta -dice Gus.
—Vale lo que está dentro.
  Sandra esperaba que se presentara la oportunidad para decirle a Julián lo que sentía, pero se ponía tan nerviosa que al final se acobardaba y no lo decía.
  Después de almorzar decidieron ir al cine a ver una película que decidieron por mayoría de votos. Se arreglaron y fueron en el auto de Julián.
—¿Qué película veremos? -pregunta Sandra observando los afiches del cine.
—¡NADA DE TERROR! Que quede claro -contesta Margret al instante amanzándolos a todos.
—Ésta -señala Magnu a un cartel- está en taquilla.
—He escuchado de esa, parece buena -dice Julián.
—Ésta también -señala Lion.
—¡Votación! -ordena Johana.
   Decidieron escoger la película de acción. Julián compraba los boletos. Los demás se encargaron de las cotufas, refrescos y dulces.
—Sólo veremos una película de casi 2 horas. No nos quedaremos todo el día -dice Julián viendo tantas cosas que compraron.
—Si crees que esto es poco es porque no me has visto comer -le responde Margret prepotente.
—Entremos para conseguir puestos juntos -dice Gus.
  Pasaron un rato agradable viendo la película. Margret si sé comió todo lo que compró. Los demás la observaban con preocupación. Ella estaba algo rellenita, pero no lo suficiente para todo lo que comía.
  Después de ver la película se dirigieron a casa. Gus le pidió a Julián poder conducir, pero éste se negó, Gus no tenía licencia y nunca en su vida había conducido un auto. Los mataría a todos si conduce igual que en los videojuegos.
—Antes de ir a la casa quiero que hagamos una parada -dice Sandra que está con Johana en el puesto al lado del conductor.
—¿A dónde? -pregunta Julián extrañado. Sandra no conocía el lugar como para ir algún sitio en específico.
—Aquí está la dirección -ella le muestra un papel y él lo lee.
—Esto es un refugio de animales.
—Vas a adoptar a tu compañero de casa. Dijiste que lo ibas a ser. Que mejor momento que ahora -responde Sandra con mucha emoción.
  Entraron al refugio, sólo Julián y Sandra. Sería extraño que todos entrarán. Julián no tenía idea de como escoger a un perro. Todos les daba lástima ya que querían un hogar.
—Como quisiera que todos encontrarán un buen hogar -comenta Sandra observando a los animales con lástima.
—Te encanta los animales.
—Son los seres que expresan su amor sin pedir nada a cambio.
  Julián quedó observando dos perros que dormían juntos. Él le preguntó a uno de los trabajadores del refugio. Los perros levantaron la vista y observaron a Julián con ojos tristes.
—Ellos llevan tiempo aquí. Desde que comparten jaula están unidos. Son dos perros ya viejos.
—Los quiero a los dos. Necesitan mucho un hogar, se les ve en sus caritas.
  Julián hizo todos los trámites. Abrieron la jaula de los perros que se encontraban algo asustados. Él preguntó sobre el refugio y quienes eran los dueños. El refugio sobrevivia con las colaboraciones y voluntarios.
  Sandra y Julián cada uno cargó a un perro y salieron del refugio despidiéndose de los encargados. 
—¿Son dos? -pregunta Lion sorprendido.
—Eran un combo -responde Sandra acariciando a un perro gris.
—Están asustados -dice Johana.
—Somos desconocidos para ellos -menciona Magnu.
—¿Ya le tienes los nombres? -pregunta Gus.
—Ni sabía que iba a tener perros hoy -contesta Julián. Todo fue una sorpresa de Sandra.
—Hagamos una votación. Proponemos nombres y vamos escogiendo -recomienda Margret y aceptaron.
—No soy bueno poniendo nombres. Hablen ustedes -comenta Magnu.
—Yo digo que mayonesa y mostaza.
—Negativo. Nada de comida -responde Julián 
—No hemos pensado en lo principal -dice Johana.
—¿Qué? -pregunta Gus.
—¿Son hembras o machos?
—La gris es hembra y el marrón con negro es macho. Son dos mestizos esterilizados -responde Sandra.
—Juanito y Juanita -dice Lion.
—Ni hablar. Hablen en serio -se queja Julián.
 Tuvieron todo el viaje discutiendo hasta que llegaron a un acuerdo, Niebla y Aries.

***
  Julián y Sandra se encontraban arreglando las camas para los perros. Los acariciaban para que se sintieran tranquilos como en casa. 
  Sus amigos los llamaron a los dos y éstos fueron. Ellos los miraban muy sospechoso, algo se traían todos, era lo que pensaban Sandra y Julián.
—Vayan al jardín y disfruten juntos -le dice Magnu y junto a Lion y Gus los empujan.
  No se esperaban ese recibimiento de parte de sus amigos. Cuando llegaron al jardín éste se encontraba decorado para una cita romántica. La mesa tenía un mantel rojo, velas encendidas.
  Julián los quería matar haciendo tan obvio todo cuando aún no le había dicho sus sentimientos a Sandra. 
  Ella se encontraba avergonzada de que sus amigas hayan planeado todo para forzarla a confesarse.
—Ya que hicieron todo esto para nosotros es mejor continuar -dice Sandra algo incómoda.
—Si te parece bien.
 Se sentaron y al rato se acercaron Johana con las bebidas y Gus con los platos con la comida servida.
—¿Los meseros? -preguntó Julián viéndolos con una mirada acusadora.
—Por hoy sí. Nuestro chef Óscar Montes les ha preparado su especialidad, pasta a la boloñesa -responde Gus formalmente metiéndose en el papel.
—Disfruten de su velada. Nos retiramos para que coman gusto -dice Johana guiñando un ojo.
  Los amigos se sentían impulsados a ayudarlos a avanzar en su relación. No veían que ninguno de los dos tomaba la iniciativa para expresar sus sentimientos y esto los irritaban porque los dos se querían. Se decidieron a actuar por el bien de Julián y Sandra, aunque ellos no quisieran.
  Se empezó a escuchar una música suave. Ellos dos se encontraban nerviosos y comían en silencio.
—Todo muy raro ¿no crees? -dice Julián para quitar el incómodo silencio.
—Tenemos unos amigos raros ¿Por qué crees que hicieron todo esto para nosotros?
—No estoy seguro.
  Sus amigos se encontraban escondidos observándolos.
—Ninguno dice nada -susurra Lion.
—Ellos dos son muy tercos. Hicimos todo esto para que se confesaran -se queja Margret.
—Dejen que se tomen su tiempo. Acaba de empezar la cita -dice Magnu.
—Es el momento perfecto para decir sus sentimientos.
  Sandra y Julián ya se habían dado de cuenta de su presencia, era muy notoria.
—Sabemos que están allí -dice Sandra.
—Como buenos anfitriones nos aseguramos de su comodidad -responde Gus.
—Ya nos retiramos. Aprovechen esta hermosa velada para "hablar de lo que tengan que decirse" -resalta Margret.
  Más obvio no pudieron ser. Ellos dos estaban rojos de la vergüenza. Sus amigos eran únicos.
—¿Algo que quieras decirme? -pregunta Sandra.
—¿Tú quieres decirme algo?
  Hubo un silencio. La música cambió a un romántica. Sus amigos seguían espiando. 
—¿Quieres bailar? -le preguntó Julián dándole la mano.
—Hace tanto que no lo hacemos -responde ella levantándose y tomando su mano.
—Hoy es un buen momento.
  Comenzaron a bailar y la incomodidad fue desapareciendo poco a poco. Se divertían juntos.
—Eres lo más hermoso de mi vida -dice Julián sin percatarse que lo decía en voz alta.
—¿Yo?
  Julián se enrojeció como un tomate. No era su intención decirlo.
—Julián dime... ¿qué sientes por mí? -pregunta Sandra con toda la valentía que pudo tomar.
—Yo ¿por qué la pregunta de repente?
—Es que todo esto y...
  Volvió el silencio y la incomodidad. Sus amigos escuchaban todo de cerca.
—Ya me estoy cansando. Hablen de una vez -dice Margret saliendo de su escondite.
—¿Qué haces Margret? No debemos interrumpir -la regaña Magnu.
—Ustedes no tienen el valor de decirse lo que sienten.
 Los dos quedaron petrificados.
—Están enamorados mutuamente y no se dan la oportunidad de estar juntos por sus miedos a ser rechazados -Lion también se une a Margret.
—Digan lo que sienten y sean felices -insiste Johana.
—Es molesto verlos que se aman y no se dicen nada.
—¿Eso es cierto Sandra? ¿Me amas? -le pregunta Julián sorprendido y alegre.
—¿Y tú  a mí? -pregunta Sandra con esperanza.
—Los dos se aman. Ya lo saben -dice Margret.
—Margret ya fue suficiente. Ahora ellos deben hablar a solas -Magnu le agarra la mano y la lleva dentro. 
  Los demás también se retiran sonriendo y felicitándolos.
—¿Desde cuando? -pregunta Sandra.
—Al parecer desde hace tiempo, pero no lo había notado.
—Yo igual. Supongo que pensaba que estos sentimientos era sólo por nuestra amistad, pero no es así, es algo mucho más fuerte... pero...
—¿Pero qué? -pregunta Julián. Él no veía ningún impedimento porque los dos se amaban.
—Tú eres ahora un hombre rico, un empresario exitoso y yo... no soy nadie frente a ti.
 Julián tomó su rostro entre sus manos y le dice muy cerca —Las personas no se miden por lo que tienen sino por lo que son y tú eres la mujer más valiosa que existe.
 Sandra se sonroja. No podía creer que Julián la amara de esa manera.
—Nuestros amigos son una causa perdida -comenta Julián. Estaba enojado con ellos por involucrarse, pero le ayudaron a expresar por fin sus sentimientos sin miedo.
—Pero creo que fue lo mejor. No podíamos expresarnos.
—Por esta vez fue bueno que fueran tan metiches -responde Julián - Sandra Diamont, yo quiero decirte que te amo. Eres la mujer más especial que conozco, eres mi princesa azul, todo lo que yo esperaba y mucho más -Julián decidió expresar todo lo que sentía. Sus amigos, a pesar de ser molestos le dieron la valentía.
—¡Que hermoso! Yo no esperaba que me amaras de esa manera. Yo a ti te he extrañado como no tienes idea. Me haces tanta falta en mi vida, más de lo que imaginaba. Eres el único hombre que me levanta el ánimo cuando estoy decaída. Tú siempre has estado para mí y yo... no podría vivir sin ti. Eres el mejor hombre que he conocido -Sandra también agarró fuerzas para decirlo.
—Mi loquita, te amo y sería tan feliz que fueras mi novia, mi todo.
—Yo también sería feliz que fueras mi príncipe azul.
  Se acercaron y se dieron un beso, su primer beso. Algo que esperaban desde hace tanto, pero sus miedos a perder su amistad no se lo permitían.
  Julián era afectuoso, más de lo que sus ex novios llegaron a ser. Sandra no podía creer que tenía al amor de su vida junto a ella y no se dio de cuenta hasta ahora.




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