Una Luz en la Oscuridad.

4.- Olimpia.

Jaden no se lamentó por no haber ganado el torneo, se bastaba con saber que las enseñanzas de su maestro daban frutos, antes él tomaba la oscuridad dentro de los corazones ajenos para poder defenderse, ahora podía entrar en contacto con las auténticas sombras para ganar poder. Tal cosa lo fascinaba y lo aterraba.

Tras haberse recuperado de sus heridas, se aventuró con Kalan  a un nuevo viaje más allá de lo que hubiesen recorrido en todo ese año. En la torre esculpida en la montaña se encontraba lo que los elfos llamaban, “senderos abiertos”, un lugar en el que cientos de magos abrían portales a distintos lugares ya fuera en la misma galaxia o más allá de esta.

Los viajes por espacio abierto, a pesar de ser más económicos, empezaban a desaparecer, la era de la tecnología había llegado a su fin, las naves extra-espaciales controladas por inteligencias artificiales, las armas de luz y de fuego, volvían a la fortaleza más grande del universo, “La gran luna” donde descansarían hasta que los cuatro reyes las autorizaran.

A excepción de algunos artefactos tecnológicos que aún eran esenciales para la vida diaria de varias razas, toda maravilla mecánica y electrónica fue desapareciendo poco a poco, devolviéndole al universo el uso del mana, de la mente y fuerza propia, la humildad y una paz duradera.

Esto al igual que muchas cosas no les interesaba a Kalan ni a Jaden, quienes la mañana siguiente tomaron todas sus pertenencias y se alistaron para abandonar Valhala, Jaden no pudo contemplar la majestuosidad de la torre, pero sí pudo sentir la diferencia en el viaje, el cruzar por un portal mágico era algo extraño.

Jaden sintió como la magia arcana del portal lo envolvía por unos instantes, al poco tiempo la frescura de la mañana había sido remplazada por un calor de medio día, al segundo portal que cruzaron aquel calor se convirtió en un ambiente gélido, luego en un ambiente sofocante, al cuarto portal sintió un ambiente agradable, refrescante.

Habían llegado al planeta humano de Olimpia en menos de un día, a pesar de encontrarse literalmente al otro lado de la galaxia. Habían llegado a la ciudad de Nuevo Tulum, una majestuosa ciudad blanca de altas torres que se unían a un grandioso palacio que se asemejaba a un pilar del cielo, los hogares entre las torres eran de piedra solida pero su blancura los hacia invisibles a la lejanía.

Aquella ciudad solo conservaba las tecnologías necesarias para el día a día, todo lo demás era natural, la ciudad humana estaba rodeada por una grandiosa selva con un par de montañas al norte y un vasto océano al este, tanta era su belleza que nadie dudaría que se tratara de la nueva capital de la raza humana.

Sus templos decorados con fuentes y jardines eran el hogar de culto para diversas deidades, incluidos los veinte titanes y el Creador sobre ellos, la ciudad estaba inundada por sus canales de agua dulce y salada, por los cuales los lugareños transportaban a diario cientos de mercancías o pasajeros.

Tanta gloria no hubiese sido posible, sobre todo para la raza humana tras la guerra de los elementales, de no ser por el maravilloso metal que se minaba en aquel planeta, el oricalco, un metal de un color esmeralda, solo cinco personas podían trabajarlo en el universo, puesto que tenía la tendencia de ser indestructible.

La influencia del rey demonio no había llegado a tan maravilloso mundo, se encontraba entre los pocos que se habían salvado, a diferencia de Pangea, uno de los que casi fueron destruidos.

Kalan estaba sorprendido por la majestuosidad de la ciudad al salir de la torre, casi había olvidado a su malherido amigo ciego, quien con dificultad usaba su báculo en mano izquierda, pasaron por muchas dificultades para poder encontrar un lugar donde quedarse, Kalan llevaba en su mochila muchos objetos de gran valor, por lo que no quería quedarse en una posada de baja seguridad, pero tampoco quería gastar demasiado.

Tardaron bastante, pero al final del día habían encontrado un lugar agradable, La olla vacía era una posada dentro de las grandes torres que decoraban la ciudad, era económica y segura, donde los jóvenes habían logrado encontrar un respiro tras las emociones de un gran festival.

Al tacto de Jaden pudo sentir una amplia habitación de paredes sólidas, amueblada con una cama y una canasta acojinada, esa era para Kalan, la ventana miraba al este de donde salía el sol, era amplia, con dos cortinas de velo blanco, desde la cual soplaba un viento refrescante con el olor del océano y la selva.

Kalan había dejado su enorme mochila  en la entrada de la habitación, mientras Jaden inspeccionaba el resto, el baño contaba con un retrete, un lavabo y una tina donde podría bañarse, sintió el espejo ovalado y una pequeña vasija posiblemente decorativa. En la habitación también había un pequeño escritorio y un a cilla de madera, los cuales Kalan aprovecho para realizar las cuentas de sus múltiples mercancías.



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En el texto hay: elfos, magia, magia fantasia

Editado: 27.09.2020

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