Una Luz en la Oscuridad.

6.-Requiem

-Lo lamento Jaden-, dijo el maestro desde la nada-, me distraje cuando me necesitabas y sufriste las consecuencias de mi negligencia, antes de que tú me fallaras como aprendiz yo te falle como maestro, no soy quien para replicarle a mi hermano lo que le ha hecho a esa persona tan importante para nosotros veinte, puesto que te he hecho  exactamente lo mismo, no pediré tu perdón, no lo merezco y lo reconozco,  pero he de felicitarte, no solo has usado el poder que duerme en tu interior, lo controlaste y acabaste con la criatura, eres el tercer mortal que se ha ganado mi respeto, te veré pronto.

Un sonido irrumpió el silencio en la mente de Jaden, era agudo e irritante, y llevaba un ritmo que lo volvía aún más molesto. Intentó abrir los ojos para comprobar si estaba en una visión o en el mundo de los despiertos, pero al intentarlo las vendas en su cabeza se lo impidieron, entonces comprobó que se encontraba en el mundo real.

-¿Dónde… dónde estoy?

Sus palabras salieron como un suspiro de su aliento, sentía el cuerpo pesado como una roca, le dolía el pecho y el estómago. A excepción del molesto “Pip” que irritaba sus puntiagudas orejas, Jaden no pudo percibir nada más, poco a poco fue recobrando los sentidos, pudo deducir que se encontraba en una cama con un colchón de verdad, no de paja o de arena, ni de hojas del bosque o alguna piedra del camino, su cuerpo estaba cubierto con una sábana ligeramente rígida pero suave para su piel.

Al recuperar parte de su fuerza intentó mover los brazos, pero un dolor punzante se lo impidió en el brazo derecho. Palpando con cuidado, sintió la aguja que le habían colocado en el brazo, que estaba conectada a un tubo que seguramente le introducía alguna especie de suero o pócima.

-¡miau Jaden!-, reconoció la voz de Kalan-, ¿te encuentras bien miau?

Jaden tomo un poco de aire al sentir los guantes del gato sujetarle la mano.

-Kalan, si estoy bien, gracias ¿Dónde estamos?

-Volvimos a Nuevo Tulum, era el único lugar donde podían ayudarte miau.

Eso lo explicaba, aquel sonido irritante se trataba de algún dispositivo que cuidaba de su pulso, entonces Jaden dedujo que debían encontrarse en un edificio de sanación humano o en algún templo de alguna deidad sanadora.

-¡Jaden!

Reconoció la voz de Ilse, la ninfa rápidamente lo tomo de la otra mano, sus dedos se entrelazaron, como si rezaran en la mano del elfo.

-Gracias a Laira, estas bien.

-Ilse te ha salvado miau, fue gracias a sus brebajes que pudimos regresar a la ciudad a tiempo para salvarte la vida miau.

-Lo que no entiendo-, dijo la ninfa-, ¿Cómo fue que te quedaste sin mana en un par de minutos tras mi partida?

-Yo tampoco me lo explico-, mintió el elfo.

-Bueno lo que importa ahora-, continuo la ninfa-, es que gracias a los cuidados de la medicina humana pudimos salvarte.

-¿Medicina humana?

-Eso es lo que nos extraña Jaden, ninguna sacerdotisa pudo utilizar su poder sanatorio en ti, ni las capsulas médicas diseñadas por el pilar del conocimiento pudieron. Solo los aparatos humanos te devolvieron el pulso, es… extraño.

Con su brazo libre, el joven se tocó la venda de los ojos, recordando lo que lo envolvía en una especie de burbuja, algo que lo protegía y lo condenaba. Jaden llevo sus manos a las cabezas de sus salvadores y les acarició con suavidad.

-Gracias, a los dos, estoy en deuda con ustedes.

-Es mi trabajo-, dijo Ilse-, mi deber como boticaria.

-Somos amigos Jaden miau, sé que hubieras hecho lo mismo.

Los tres empezaron a llorar, era tal la felicidad que Kalan casi había olvidado pagar a los humanos, sus servicios de atención y hospedaje que Jaden tuvo durante los dos días en aquel lugar de sanación.

Ese mismo día retomaron el camino del bosque, pero ahora lo hacían en compañía de Ilse, quien estaba preocupada por Jaden. Apoyándose en su báculo, más como un soporte que para poder guiarse, Jaden siguió el pedregoso camino guiado por Ilse, quien le sujetaba con una gran suavidad pero dándole el soporte y la guía que el elfo ciego necesitaba para poder moverse sin problemas por el camino.

La compañía de Ilse era relajante para el joven elfo y para el Felino, cuya mochila se redujo en gran tamaño por pagarle a los humanos, y para Ilse, el estar con Jaden era algo que ella no había experimentado nunca, ella sentía una sensación de felicidad, similar al nadar en uno de los ríos en el corazón de las selvas en las que las ninfas habitaban, junto a él sentía una paz y una “seguridad” que le hacían olvidar todos aquellos años que paso en fusión con la naturaleza.

Le recordaba el rostro de su pequeña hermana, con su amado elfo del desierto.

El camino fue más cómodo gracias a la ninfa, en especial para Jaden, Ilse usaba su mana para que las raíces y hojas de los árboles suavizaran el pedregoso camino, lo que le ayudo a Jaden a seguirles el paso.

El recorrido que hubiesen hecho en varios días lo habían logrado recorrer en un día y una noche. Llegando así al pueblo elfo del bosque, una pequeña población de elfos que habitaban en el planeta humano, sus doradas casas colgaban entre los árboles como hermosos frutos amarillos de diversas formas y tamaños, conectados por puentes hechos con las ramas de los árboles.



#18811 en Fantasía
#25797 en Otros
#3469 en Aventura

En el texto hay: elfos, magia, magia fantasia

Editado: 27.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.