Rubén acepta al Señor Jesucristo como su salvador, y llora, mientras esta de rodillas...
Bernardo se acerca aún más a donde están todos los que pasaron al frente, y los abraza uno a uno, hasta que abraza a Rubén, y le dice:
— Has optado por la salvación, créeme Rubén; ahora hay fiesta en el cielo, porque todos ustedes aceptaron a Jesús como su salvador, y yo me siento muy feliz por esto que paso.
Rubén seca sus lágrimas con su mano derecha, y le expresa a Bernardo:
— Nunca había experimentado o sentido algo tan bonito, como lo que ha pasado esta tarde.
— Este es el comienzo, porque tu ayudaras a otros a que tomen el camino a Jesús. Tu guiaras a muchas personas al camino de la salvación, de aquí en adelante.
— Gracias por hacerme ver la verdad.
De inmediato, Bernardo abraza a Rubén, diciéndole:
— Dale las gracias al Señor, aquí tienes un hermano más. Y eres bienvenido tú y tu familia.
— Gracias.
En seguida, Rubén y Bernardo se despiden fraternalmente, y otro Rubén sale de la Iglesia y se sube a su vehículo, y se va...
Minutos después. Barrio Amador, Rubén entra a su casa, y cuando abre la puerta, y piensa:
"En el viaje le diré a Jhoanna que soy cristiano, si... va hacer una sorpresa"
Rubén cierra la puerta. Cuando le llega un mensaje de un cliente, y de inmediato mira su teléfono. Cuando su esposa lo ve desde lejos con una sonrisa en su rostro, y se acerca a Rubén, y le pregunta:
— ¿Por qué tienes esa cara de felicidad?
Rubén se sonríe y rápidamente le da un beso a su esposa. Cuando esta le dice:
— ¿No me has contestado?
— Estaba atendiendo un cliente, pero estoy feliz por algo más importante.
Jhoana queda con mucha incertidumbre, y le dice a su esposo:
— ¿Importante?
— Has maletas mujer, mañana si Dios permite, saldremos del país.
Rubén se va a la habitación, mientras Jhoana lo mira de espaldas, y dice:
— Este hombre está muy extraño...
El día siguiente, Rubén y Jhoana ya están en el aeropuerto de la ciudad de Panamá, y esperan el vuelo hacia Cartagena, el cual parte en veinte minutos...
En ese momento, Jhoana en su alegría de volver a salir del país, le dice a su esposo:
— Nunca pensé que viajaríamos a otro país por una victoria en un juicio que tuviste.
— Es que no fue cualquier victoria, estaban juzgando a un hombre que realmente no había echo nada, a un hombre de dios, aun pastor. Y fue mi séptima victoria en línea.
— Pues esa séptima victoria hay que celebrarla...
Pasan los veinte minutos, y Rubén y Jhoana toman el vuelo a Cartagena – Colombia, y cuando llegan al aeropuerto internacional Rafael Núñez, Jhoana se maravilla por la vista que vio desde el aire, y le dice a Rubén:
— Esto está muy bonito, estoy ansiosa por recorrer la ciudad.
— Cálmate, primero tenemos que hospedarnos en el hotel acordado.
— Bueno, sí, pero apenas hagamos eso, nos vamos a pasear.
— Si, como tu digas.
Después de hospedarse en el hotel Hernández CTG, Rubén y Jhoana salen a recorrer la ciudad...
Fuerte de San Felipe de Barajas, Rubén y Jhoana llegan a este lugar, y le gusta lo que ven, pero al instante Rubén comienza a sentirse un poco mal, y le disimula a su esposa lo que esta sintiendo, para no asustarla, y siguen recorriendo el lugar, encontrándose con muchos turistas que vienen de otros países, y de otros departamentos del país...
Rubén y Jhoana terminan de recorrer el Fuerte, y se van a recorrer las calles. Cuando Rubén se fastidia de escuchar en varias partes la música que ponen en varios locales. Cuando Jhoana lo ve, le pregunta:
— ¿Qué te pasa?
— Eso que está sonando me fastidia.
— ¿Qué? Pero esto se escucha muy bien.
— Salgamos a otra parte.
— ¿Otra arte?
— Si, otra parte donde no se escuche este ruido tan pesado.
— Bueno...
En seguida, la pareja se va a comer algo a un restaurante que queda cerca de la playa de Bocagrande, y se sienta. Cuando Rubén se incomoda al ver a varias mujeres en vestido de baño, y Jhoana lo ve, y le pregunta:
— ¿Conoces a esa mujer?
— No, no, ¿por qué la pregunta?
— Pues, hiciste hacia un lado tu rostro, como si te fueras asustado, ¿debo de preocuparme por algo?
— No, claro que no, tú eres, y serás siempre mi única mujer, no tengo ojos para ninguna otra mujer.
Jhoana se alegra al escuchar eso, y coge de las dos manos a su esposo, diciéndole:
— Que hermoso amor, pero eso no me convence por completo. A ti te pasa algo, no has disfrutado el recorrido de esta hermosa ciudad.
El mesero del restaurante los viene a atender. Cuando Rubén mira el menú, y le dice a su esposa:
— Si, hay algo importante que tengo que decirte.
— ¿Qué?
— Esto tiene que ver con mi último cliente.
— Ah, ¿el hombre que fue acusado injustamente de matar a otro?
Jhoana llama al mesero, y le dice que quiere sudado de camarón, y Rubén pide pescado frito con su principio, y sus respetivos jugos.
El mesero se va a traer la comida. Cuando Jhoana le pregunta a su esposo:
— ¿Paso algo con ese cliente?
— Su nombre es Bernardo, y gracias a él, conocí a...
En ese preciso momento, el teléfono de Jhoana comenzó a sonar, y esta mira su celular, y dice:
— Es mi madre,
— Oh, pero mi suegra sí que es inoportuna.
Jhoana le contesta a su mamá, mientras el mesero les trae la comida a los dos...
Rubén queda impresionado de la comida que le trajeron, y comienza a comer. Cuando Jhoana despide a su madre, y ve sus camarones, y le expresa a su esposo:
— Esto se ve muy bueno.
— Claro que sí, y te digo que este pescado esta exquisito.
De inmediato, Jhoana comienza a comer su sudado de camarón, pero este le cae mal, y le da un daño estomacal tan pronto como se comió cinco cucharadas...
Horas después en el hotel, Rubén y Jhoana entran a su habitación, y Jhoana se recuesta en la cama, y se toca su estómago.