Una noche loca
Descansó sus manos sobre su cintura, sus ojos pasaban de estar sobre el reloj para caer en lo que cocinaba y luego la mini ventana, que dejaba a la vista los rostros de las personas que probaban sus comidas.
—¡Genesis! —la voz de alguien hizo que su atención cayera en la persona—. Han dicho que la comida está muy buena, ya no hay clientes nuevos y ya pasó la hora de la cena, te has lucido por lo que hasta aquí has llegado, puedes retirarte, los demás sabrán manejarlo.
"¡Sii!" Gritó mentalmente, hubiera pegado saltitos si no fuera por el personal que ella todavía no conocía.
Le aplaudieron y halagaron sus hechos cometidos en ésta noche, sus platos tan elegantes, esperaban de ella lo indispensable, dejó el delantal sobre un casillero y se apresuró a cambiarse.
—Esa comida fue-
—¡No puoi avere la botte piena e la moglie ubriaca! —expresó William en su italiano casual.
—Papà —se sobresaltó Genesis al verles a todo el equipo en la recepción.
Algunos hablaban con las mujeres que se encontraban trabajando, los que también fueron regañados por William, no era hora de hacer esas cosas.
—¡Hey, Gen! Planeábamos con los chicos y William —remarca Alexander al girar su vista hacia el señor—, que podríamos ir a festejar a una discoteca que hay cerca de aquí, ¿Qué dices? ¿Te apuntas?
Las palabras de éste provocaron emoción excesiva sobre su sistema, asistió con diversión, levantó su mano sobre el aire y dijo sus palabras claves.
—Dejen que me bañe y me vista para la ocasión —puntualiza señalándose a sí misma.
Ella no iría con la remera del equipo y mucho menos con un cabello tan desarreglado por el sudor que había tenido cuando comenzó a cocinar, su gran labor en la cocina era un calor de verano.
—Tienes-
—No, ustedes tuvieron momentos de relajación, comieron bien y se han perfumado hasta en las zonas donde no les da el sol. Se merecen esta espera y mucho más —dijo con una sonrisa coqueta.
Gen planeaba hacer muchas cosas ésta noche, sabían que de todos aquellos chicos solo saldrían ilesos unos cinco, los demás estarían con una resaca de pura muerte, aquellos cinco, que eran los que beberán con moderación, cuidarían del trasero de Génesis, por lo que ella no se preocuparía mucho de cómo volvería.
Tardó todo lo que quiso, le gustaba estar arreglada más de la cuenta, no le importaba lo que los demás dijeran de ella, de mas se sabe Genesis que algunos de todos esos hombres la deseaban, no hacia falta tener un gran cuerpo para llamar sus atenciones, aunque eso no planea Gen.
—¡Por fin! —todos aplaudieron y crearon una fila para que ella pudiera modelar.
Algo muy peculiar de éste equipo era que adoraban con su alma a Génesis Brown, todos la aman tanto que pondrían cuerpo y corazón por si a ella le llegara a pasar algo, muy presente tienen que ya no es la adolescente que conocieron pero les gusta verle modelar su vestimenta como hacían en otras fiestas. Siempre que ella se preparaba para salir con ellos, hacían de guardaespaldas, también subirle el autoestima porque si, que ha crecido ésta Génesis.
—Estupendo.
—¡Te ves radiante!
—¡Diosa!
—¡Belleza!
—Ya que muchos se atreven a piropear, ¿Por qué no se casan con ella? —cuestionó el entrenador, ya viendo como su lado sobreprotector sale.
Todos callaron pero luego de unos segundos volvieron a reírse.
—¿Cómo nos casaríamos con alguien de la familia? Por favor, William —bromeó Daniel.
Se encaminaron hacia unos autos que Gen reconoció como taxis exclusivos, claro, no irían con uno cualquiera, tienen muy en claro que no pueden ser llevados por cualquiera ni mucho menos irse solos.
Gen se subió en uno, teniendo el taxista en su vehículo al capitán, entrenador, hija del entrenador y Jack Miller, uno de los mixtos del equipo. Ella pudo notar que el hombre no se encontraba nervioso pero si manejaba a una velocidad que a Gen le dio placer, llegaron en menos de cinco minutos.
Al salir del coche, pudieron ver una larga fila llena de personas de diferentes edades, los chicos con tal de decir quienes eran pudieron pasar sin problemas. El lugar era muy espacioso, las luces cambiaban en tonalidades entre azules, morados, rojas y verdes, tonos que le daban al lugar algo atractivo y sensual.
El grupo terminó en una esquina, sobre una mesa algo larga, las cosas con mucha importancia fueron dadas al lugar para que las mantuvieran bajo llaves y nadie perdiera nada. Gen iba en busca de unas bebidas, moría por probar una gota de cerveza artesanal o por lo menos una común que le gustara un poco, aunque terminó por probar una azul casi celeste que le decían Pitufini Loca.
La explicación dada por el barman le hacia volar la cabeza.
—¿Orgasmo anal? —preguntó con una ceja alzada, se había sentado en los bancos que se encontraban cerca de la barra.
—Así le ha puesto la jefa, en verdad no lo sé, solo pruébala y dime qué tal —terminó de prepararlo la joven para luego dejar varias cervezas a unos chicos.
Gen dudó un poco, aunque se lo haya preparado al frente suya, le costaba un poco tentar a beber eso, nunca le había gustado el sexo anal para nada, por lo que desconocía totalmente lo que se sentía un orgasmo allí.
—No lo dudes, bebe —escuchó una voz algo borracha y cierto aliento cerca de su cuello.
Ella apresuró en alejarse y llevarse con ella las cervezas y la bebida, al girarse pudo ver de quien se trataban. Un hombre de no más de treinta años.
—¿Disculpa? —Gen se encontraba en un dilema.
—Te encantará, bebe —siguió alentando el hombre.
Brown se separó más de aquel y bebió, le costó un poco ya que ésta bebida contenía un veinte por ciento de Vodka y ella no disponía de resistencia, aunque muy pocas veces le importaba eso.