꧁ Aurora ꧂
El sonido de mi celular hace que salga de mis pensamientos, levanto la tapa y miro un mensaje, es de mi padre, seguidamente la alarma de mi reloj empieza a sonar con el acostumbrado bic-bic-bic indicándome que ya son las 8 de la noche como siempre, mientras cierro el libro un suspiro escapa de mí, un día más, un día menos en mi vida, otro día monótono como siempre, en parte no me molesta mucho, prefiero mi tranquilidad, agarro los libros de la gran mesa y me dirijo a guardarlos en su lugar, a excepción del grueso libro que estaba leyendo, ese me lo llevare.
¡¡¡¡AUUUU!!!!
Escuchamos el aullido de un lobo que capta nuestra atención rápidamente, la mente se me nubla y mi cuerpo parece de gelatina quiero hablar, pero no puedo.
(…)
Esta noche también está muy fría, más que ayer diría yo, la punta de mi pequeña nariz está congelada y creo que roja al igual que mi rostro, las corrientes de aire están muy fuertes, siento que me congelo, lo bueno es que el invierno acabara pronto, abro mi mochila y saco mis guantes negros – vamos a asaltar – habla la vocecita de mi cabeza y una sonrisa se forma en mis labios, estoy loca por hablar conmigo misma, me pongo los guantes rápidamente y empiezo a caminar mientras me aferro a mi abrigo para hacer más calor.
Mientras más avanzo, la sensación de antes llega nuevamente a mí, otra vez ese sentimiento extraño, siento una presencia peculiar atrás de mí así que acelero el paso tratando de tranquilizarme, pero no puedo, sin esfuerzo alguno mi cuerpo sale disparado hacia adelante, ¿Cuándo empecé a correr y más con esta velocidad? Quien diría que estoy buena para un maratón - deja de pensar cosas y corre por tu vida – responde la voz de mi cabecita y la escucho. No pasa mucho tiempo cuando visualizo la entrada principal y la calle, introduzco mi carnet en la puerta y esta se abre dejándome salir en cuanto lo hago la nieve empieza a caer, espero por un auto que me lleve a casa.
(…)
En cuanto abro la puerta, ingreso rápido, me saco el abrigo y lo coloco sobre el perchero, rápidamente atraigo mis manos y soplo sobre los guantes, siento que soy un cubito de hielo caminando, entro a la sala y veo a Maricielo y a Demian hablado.
Ella es la esposa de mi padre, no es mi madre biológica, pero la quiero como si lo fuera, mi madre falleció cuando me tuvo y nunca la llegue a conocer, tampoco hablo del tema, no quiero incomodar a papá, ni a Maricielo, la llegada de ella a nuestras vidas fue una de las cosas que mejor paso, es como la madre que nunca tuve, siempre me cuida y me da el amor maternal, mi padre la conoció en uno de sus viajes hace nueve años, fue amor a primera vista, luego se casaron y se vinieron a vivir con nosotros, ella tiene dos hijos, Celeste de mí misma edad y Demian, cinco años mayor que yo.
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Editado: 17.05.2022