Una Melodía Para Dos

Capitulo 14

Una ráfaga de aire atravesó el salón, haciendo así que todos empezaran a gritar, todos menos Levana y Elian, el cual por más que intentara acercarse a ella otra ráfaga lo alejaba.

Nadie sabía que estaba ocurriendo, por más que querían salir todas las puertas fueron cerradas, ocasionando así que nadie pudiera salir y tuvieran que arrinconarse juntos.

-¡Ayla!- Elian estaba desesperado por alcanzarla, pero por más que intentaba una ráfaga de aire lo detenía.

Nadie parecía ver que la causante de todo eso era nada más y nada menos que la mismísima hija de Poseidón, la cual estaba en medio de todo. Pero la pregunta es:

¿Qué fue lo que ocasiono que la Reyna legitima de los mares este tan molesta?

¿Quién podrá controlarla y evitar así que se descubra su secreto?

Elian

Todo parecía una pesadilla, lo que tantos estábamos logrando se estaba perdiendo.

-¡Ayla!- su pelo estaba tomando un tono más oscuro, tanto que parecía casi negro.

Ella estaba en una especie de trance, ya que parecía no escuchar nada y de repente levanto su cabeza donde pude ver que sus ojos parecían que no tenían iris, ella empezó a decir algo extraño y de sus manos salió una especie de bola de agua, solo que más oscura, y la empezó a expandir.

Ya a estas alturas todos miraban a Levana con miedo y otro par asombrados. Ya lo que estaba creando tenía el triple de su tamaño y justo cuando la iba a lanzar donde estaban reunidos todos, algo o mejor dicho alguien, la detuvo.

Levana (Ayla)

"La vida de tu hija pagara mi humillación"

¿Quién se cree que es para atreverse a jugar así con la vida de mi hija?

Mi mente estaba en blanco y la furia corría por mis venas. Ya había aceptado que Elian no quiera saber de mí y que la prefiera a ella, pero meterse con mi hija no se lo perdonaría.

No podía aguantar la rabia que tenía, pero no podía contenerme, era más como si alguien me estuviera controlando, sin saber cómo que junte toda la energía que pude y justo cuando estaba por lanzarla hacia el grupo donde estaba Ashley alguien me detuvo.

Élenchos

Dijo a mi oído y fue como si unas cadenas me quitaran, pudiendo así evitar lo que ya estaba por hacer.

-¡Ayla! ¿Estás bien?- dijo Elian llegando a mi lado.

-Creo que no- dije en un susurro al ver como todos nos veían.

El maestro de composición (el cual evito que hiciera un desastre) pareció entender lo que pasaba por mi cabeza.

-Tranquila, yo me encargo- camino hasta estar frente al grupo, que nos miró como si fuésemos monstruo, y alzando sus manos al techo, dijo:

Kanéna apó aftá den synévi, xecháste óla ta paráxena.

Todos parecían entrar en un trance y luego de unos minutos parecían olvidar todo y empezaron a salir, como si nada hubiera ocurrido.

-Creo que es mejor que nosotros también nos vallamos- dijo el maestro mientras miraba como nos habían dejado solos- Este lugar ha quedado implementado con tu energía y será más fácil para tu primo encontrarte.

Yo me quede asombrada de que supiera todo lo relacionado con mi primo, pero antes de que dijera algo Elian se me adelanto poniéndose frente a mí y mirando muy serio a el maestro.

-Un minuto ¿Cómo es que sabes lo que está ocurriendo con su primo? ¿Quién eres?

-Déjame presentarme mejor. Mi nombre es Alexander y soy un conocido que sabe toda la historia de la princesa Levana- dijo haciendo una especie de reverencia- Es un placer conocerla My Lady.

Yo estaba más que asombrada y no sabía cómo actuar, por lo que solo sonreí.

-Creo que mejor nosotros nos vamos- Elian tomo mi mano y empezó a caminar a la salida, arrastrándome con él.

Yo empecé a mover mi mano para que me soltara, pero parecía imposible.

-Elian suéltame, me lastimas.

El pareció no darse cuenta de lo que hacía, o simplemente me ignoro.

-No tan rápido- frente a nosotros apareció Alexander mirando muy serio a Elian- La princesa te acaba de decir que la sueltes.

-No te metas, esto no te incumbe- Elian parecía fuera de sí, su aura era demasiado intimidante, pero Alexander no se inmuto ni un poco- Lo que haga o deje de hacer con ella no te incumbe.

En ese momento sentí como si una corriente eléctrica pasara desde la mano de Elian hasta la mía, haciendo que soltara un quejido, pero él ni se inmuto.

-Créeme que si me incumbe, ¿Sabes por qué?- dijo acercándose a su cara- Por que al menos yo no la estoy lastimando.

En ese momento Elian parece haber entrado en razón, ya que volteo a verme y luego nuestras manos, dejando ver la marca de sus dedos en ella. Yo empecé a sobar mi muñeca mientras miraba a Elian con los ojos aguados por el dolor y sin decirle nada salí, dejándolos solos a ellos.

Hoy no fue un gran día y estaba loca de que acabase, quería llegar a casa, darme un baño con agua salada y dormir abrasada de mi niña.

"Oh padre, como desearía que estuvieras a mi lado, te necesito tanto o más, que sentir el agua del mar corriendo por mi cuerpo"




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