Una Melodía Para Dos

Capitulo 19

Rosaura

-¿Has sabido algo de ella?- Jasón llego hace un rato y no traía buena cara, por lo cual lo seguimos hacia su oficina, ya que no creo que sea algo que Mía deba escuchar.

-Nada, lo siento mucho Rosaura- en ese momento sentí que mi corazón se rompió en mil pedazos- Y eso no es lo único.

-¿Hay más?

-Elian también ha desaparecido.

Fue una suerte que Jasón estuviera cerca de Mariela, sino la pobre caería al suelo de la impresión.

-Cariño ¿Estas bien? Es mejor que te sientes- Jasón se notaba muy preocupado por la salud de sus esposa.

-¿Cómo sabes que el desapareció? Puede que ande buscando a Levana y por eso no lo encuentras- ella estaba más que negada a la verdad, parecía que no quería hacerse a la idea.'

-Puede que sea así como dices, pero sabes que él siempre ha tomado las llamadas que le hacemos por mas ocupado que este, pero hace más de 4 horas que no se sabe nada de él- el pobre de Jasón se le notaba que estaba aguantando su preocupación, solo para que su esposa no lo notara.

Todo esto era demasiado para nosotros, y siendo sincera me siento muy culpable, si no hubiéramos venido aquí ellos estarían bien.

-Lo siento mucho- dije con mucho pesar- Todo esto es nuestra culpa, lo siento en verdad.

Todo esto era demasiado, puedo decir que era de esperar que atacaran a nuestra familia pero que atacaran o secuestraran a Elian ya es demasiado.

-¿De que estas hablando Rosaura?- Mariela parecía no comprender lo que decía o eso quería aparentar- Nada de esto es tu culpa, nada de lo que está pasando, ni a tu familia ni a la mía.

-Ella tiene razón- siguió diciendo Jasón- Sabíamos a lo que estábamos atenidos mucho antes de conocerlas a ustedes.

Yo no sabía que decir, todo esto era demasiado para mí.

-¡Alguien que me ayude!

Todos nos miramos alarmados, pero antes que dijera algo Jasón salió corriendo del despacho dejándonos a Mariela y a mi más que preocupadas.

Elian

No, no, no.

Esto no puede estar pasando.

-¿Qué paso? ¿Estás bien?

-Ella debe estar bien, no puede morir- no quería creer lo que en verdad estaba pasando, pero pude sentirlo todo.

-¿De qué hablas? Oye chico, me estas asustando- Saúl me miraba como si fuera yo un maniático- ¿Quién debe estar bien? ¿Estar bajo del agua te está haciendo mal?

-Levana está muriendo- cada vez que lo repetía sentía que algo se terminaba de romper dentro de mí, no podía terminar de creerlo.

-¿Qué quieres decir con eso? ¿Cómo que Levana está muriendo?

Saúl está más que alterado, tanto así que rompió lo que le tenía amarrado, parecía como si le hubieran dado la peor noticia de su vida.

-¿Cómo estas tan seguro de eso? ¡Habla!- dijo tomándome de los hombros.

Se notaba que este chico quería a Levana, demasiado diría yo.

Luego de que le explicara todo el rollo de la marca, o al menos lo que entendía de ella, ambos empezamos a trazar un plan, de cómo salir de allí, ya que no teníamos tiempo.

-¿Tienes algo pensado?- llevábamos 30 minutos ideando una idea para salir y ninguna ha funcionado.

-No- dijo suspirando- ¿Ya intentamos lo que hiciste con lo que te tenia amarrado?

-Sí y por es tienes las manos quemadas- dije mientras se las señalaba.

-Oh, cierto.

En eso escuchamos pasos que se aproximaban a nosotros.

-Hola chicos ¿necesitan ayuda?

Mía

-¿Qué haces aquí, Mía? Es muy peligroso que estés aquí.

-Necesitan ayuda, y yo puedo dársela.- dije mientras miraba al chico detrás de mi padre- Pero sino la necesitan mejor me voy.

-¡No! Espera, no sé si este idiota no quiere salir, pero yo llevo demasiado tiempo aquí- dijo el chico mientras se acercaba.

-¿Qué dices papi? ¿Te ayudo?- era muy gracioso ver su cara de enfado, pero debíamos darnos prisa.

El asintió, por lo cual procedí a destruir la celda.

-Es inútil, ya hemos intentado todo- Por Zeus, a veces odio la negatividad de mi padre.

-Créeme que no lo han hecho todo- dije después de poner una especie de pasta que me dieron las Pixies, en la entrada de la celda- Estén atentos, luego de que esto funcione solo tenemos 5 minutos para salir de aquí lo más pronto posible, así que cuando le diga que corran, corran.

En eso las rejas empezaron a desmoronarse y cayeron haciendo un gran estruendo.

-¿Qué hacen allí? ¡Corran!- dije mientras empezaba a correr sin esperarlos, pero sabía que me seguían, por lo cual no me preocupe de mirar hacia atrás.

En eso salimos del calabozo, pero no pudimos llegar muy lejos, ya que a la salida de este había un grupo de tritones mal formados esperándonos.

-¿Ahora qué hacemos?- dijo el chico que estaba en la celda con mi padre- No creo que nosotros dos podamos con ellos.

-¿Quién dice que yo no puedo? Además no solo estamos nosotros tres- dije molesta, es que ¿Qué se cree él? ¿Que por ser una niña no puedo defenderme?




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