La siguiente mañana acontecía lo mismo, trabajo, trabajo y… más trabajo. Y aquello solo era el comienzo.
Philip agotado por el día anterior, se ducho, se vistió con su uniforme y salió en dirección al taller de Santa. En el camino pudo observar como varias familias que vivían en el condado de Laponia adornaban sus hogares, niños corriendo, jugando con la nieve, haciendo muñecos de nieve; no pudo evitar quedarse mirando atento cada pequeña cosa que el resto de elfos hacían en compañía de sus seres queridos.
— Mamá ya debe haber adornado el exterior de la casa — pensó, su madre tenía el habito de los primeros días de diciembre adornar toda la casa desde fuera hacia dentro.
– ¡Philip, hola! - esa vocecita hizo que dejara de poner atención a la familia de elfos que adornaba su hogar, para centrarla en Ivi, que se acercaba hacia el con una sonrisa y las manos tras la espalda – Para ti – decía mientras le extendía un bastoncito de caramelo
– Gracias – respondió el, tomando el dulce que le daba - ¿Te diriges al taller?
Que pregunta más absurda, OBVIAMENTE, trabajamos donde mismo.
Mientras Philip se reprendía por comenzar de esa manera una conversación, Ivi en vez de molestarle o burlarse, le resulto tierno ese intento por conversar de su parte. Ella sabía que Philip no era de conversar mucho, lo había notado en varias ocasiones y el día de ayer solo le reafirmaba eso.
– Si, ¿vamos juntos?
– Emm… c-claro – respondió él
El silencio del camino estaba matando lentamente a Ivi, ella quería hablar con él, pero Philip no era muy cooperativo. ¿Será que él no quiere hablar conmigo?
— Tengo que buscar algún tema en común — pensaba la castaña, mirando disimuladamente en todas las direcciones, izquierda o derecha, al frente o detrás, por ningún lado veía algo que le llamara la atención, hasta que recordó — ¡ambos somos elfos de Santa!
– Phil – lo llamo y el mencionado no tardo ni un segundo en prestarle atención - ¿Por qué decidiste ser un elfo de Santa?
– Porque… – y en eso recordó su motivo de haber viajado desde Noruega hasta Laponia - de niño quería ser como mi abuelo… - un elfo de Navidad, un elfo de Santa
Su querido abuelo, había sido un elfo del taller de Santa, recordaba con melancolía y alegría como su abuelo Finch, narraba con tanta emoción sus anécdotas en el taller. Él quería pasar por esas aventuras también, pero, su abuelo olvido decirle el arduo trabajo que ser un elfo de Navidad conllevaba.
Y no lo negaba el haber estado en el taller le dejo nuevas enseñanzas, aventuras, no las que él esperaba de niño, pero no quitaba la emoción que había sentido el día que llego su carta de aceptación.
— ¿Por qué me quejo tanto, entonces? Ser un elfo de Santa es lo que desde niño soñé — su yo interior capto entonces, se había estado lamentando del trabajo, solo porque ese año no lo pasaría con su familia, se había centrado solo en lo malo
– ¿Y tú… porque decidiste ser una elfa de Santa, Ivi?
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Editado: 16.01.2022