-Ben-hur quizás nos hemos retrasado un poco en casa de la señora Down
Con los ojos puestos en la carretera intentaba vislumbrarla bien, menos mal que sabía el camino de memoria y podría llevarlos a casa con los ojos cerrados pero le preocupaba más encontrarse con alguien porque seguramente lo vería cuando fuese tarde.
La tormenta se les había echado encima. Ahora lo estaba pagando, gracias a sus años de entrenamiento en el ejército y su experiencia tenía las capacidades de llegar sin sobresaltos. Era un terreno difícil que engañaba, tenía constantes cambios de rasante que a primera vista no podías apreciar pero que eran suficiente para que el agarre del neumático a la carretera no se sujetara. Con la nieve, la lluvia y el viento las condiciones eran aún peores.
A la señora Down se le había desprendido parte del techado por el peso de la nieve, aunque lo había intentado quitar solo había conseguido caerse y desigualar el peso, con ello provocando que cediese.
Mientras el sheriff la llevaba al centro médico él había ido a la casa para arreglarlo en la medida de lo posible y tapiar las puertas y ventanas, para prevenir el paso de la tormenta. La señora Down pasará varios días en el hospital del condado y él ha terminado calado hasta los huesos pero su trabajo espera cumpla su cometido.
Algo en la periferia de su visión llamó su atención, su compañero debió intuir algo también porque de pronto se puso en pie, con las orejas alzadas y un gruñido naciendo de su interior. Volvió a ver un destello pero está vez a lo lejos cruzando, visto y no visto. Un punto lejano y fugaz como una estrella. Después, nada más.
Se mantuvieron atentos pero volvía todo a estar tranquilo. Siguieron camino cuando una tenue luz palpitaba a un lado de la carretera. La nieve dificultaba ver nada más, sólo una luz muy suave, casi transparente.
Decidió que no era problema suyo y siguió camino. Dos ojos lo miraban fijamente con la cabeza ladeada.
-¿Crees que deberíamos mirar? No queremos meternos dónde no nos llaman y eso seguro huele a problemas desde lejos. Pero nosotros somos muy sabios, ¿Verdad compañero?
No había pasado ni medio segundo cuando las ruedas comenzaron a patinar en respuesta a su frenazo, controló con facilidad la camioneta mientras maniobraba para volver por donde acababan de pasar. Encendió las luces superiores y encaró la camioneta al punto tenue que ahora casi ni se vislumbraba.
-Bueno Ben-hur ésto no va a ser muy agradable, quédate dentro.
Con un suspiro se ajustó bien la chaqueta. Cogió una linterna de la guantera antes de luchar contra el viento para poder abrir la puerta.
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Editado: 24.02.2024