DOUGLAS HAMILTON
Entro en la celda que se encuentra vacía y en la celda del lado entra la chica Brasileña que lleva unos meses viviendo al lado de mi departamento. La miro de mala manera, jamás pensé que tendría que pasar esta noche en este lugar y todo por su culpa, además tuve que usar mi llamada para llamar a la grúa mientras que ella no llamó a nadie, para ella debe ser fácil estar aquí.
—No me agradas —me quejo y ella sonríe con suficiencia, hacerme sentir mal parece hacerla revivir.
—Es algo mutuo, menino.
—¿Qué es eso? —pregunto sentándome en el suelo frío.
—Tú —dice riendo y paso mi brazo entre las rejas y le jalo el cabello—. Auch, idiota.
Sonrío con suficiencia por molestarla, su ceño fruncido me señala que ya la he fastidiado nuevamente. De que la he visto, siempre va con el ceño fruncido y un millón de bolsos, además de siempre ir apresurada. Si mis hermanos me vieran aquí, o si se llegan a enterar, sería su señuelo de burla cada que pueda.
Desearía que las navidades fuesen normales igual que en años anteriores. Ni siquiera fue que haya cenado algo y tuve actividad toda la tarde, mi comida se quedó en el auto y es obvio que el de la grúa se lo va a cenar. Esto es terrible, ni siquiera tengo mi celular. Debería haber ido a Aspen con toda la familia y jugar con mis sobrinos cómo en años anteriores, además de mis pequeñas sobrinas.
—Dios, prefiero mil veces Brasil con toda mi familia a esto —lloriquea la chica, de hecho, ni siquiera sé su nombre y juraría que ella tampoco conoce el mío.
—¿De qué zona de Brasil eres?
—¿Conoces brasil?
—Sí, fui de vacaciones con una novia —omito el hecho de que me dejó.
—De Salvador de Bahía —dice cuando pensé que no iba a responder—. ¿Por qué creíste que era de Portugal si ya sabías que en Brasil igual se habla portugues?
—Porque pues, no se me pasó por la cabeza que podrías ser de Brasil —admito y ella sonríe pero oculta la cabeza.
Nos quedamos en silencio, apoyo la cabeza en la pared y cierro los ojos, esto es muy incómodo y además hace frío. Miro mi pijama y de verdad, fue una muy ridicula idea salir así, pero en mi defensa tenía hambre y me urgía un McDonalds.
—¿Cómo te llamas? —pregunto y giro la cabeza para verla, frunce el ceño ante mi pregunta y me hace creer que podría ocultarme la verdad.
—¿Por qué tanto interés de pronto?
—Porque eres mi única acompañante para recibir la navidad, no te conozco y tal vez tu nombre me sirva a la hora de desearte una Feliz Navidad —sonrío antes de musitar—. A menos que quieras que te diga Bruja.
—Claro, menino. Me llamo Bruna De Oliveira.
—Bruna De Oliveira —repito lo mejor que puedo, sonríe con burla pues, sé que mi pronunciación no fue la mejor—. Yo me llamo Douglas Hamilton.
—No te lo pregunté —señala mirando sus uñas.
—Pues ya te lo dije, te guste o no.
—¿Porque siempre estás fastidiando?
—¿Yo fastidio? ¿Acaso no haces lo mismo?
—No, tú comienzas.
—Feliz Navidad, jóvenes —dice un oficial y nos pasa unas copas con lo que creo es espumante.
Me levanto y las voy a recibir, le paso una a Bruna que la recibe sonriendo y musita un gracias para el oficial.
—Feliz Navidad, Bruna de Oliveira.
—Feliz Navidad, Douglas Hamilton —dice sonriendo y chocamos las copas con delicadeza haciendo un brindis.
Bebo de la copa y me vuelvo a sentar, pero esta vez me siento frente a la chica que es mi acompañante esta vez. Muerde su labio y oculta la cabeza mirando hacia cualquier otro lado. Llega otro oficial y hace sonar la reja golpeando con una llave.
—¿Quieren algo de comer? Tenemos galletas de jengibre y pan de frutas.
—Unas galletas, por favor y gracias —pido y la oficial sonríe.
—Pues, al menos tendré de comer —se resigna y me mira por el rabillo del ojo—. ¿Puedes dejar de mirarme?
—Aquí les traje galletas —me levanto y las recibo—. Si hubiesen cumplido las leyes, entonces podrían estar en casa con sus familias.
—No —decimos ambos detenidos.
—Mi familia está en Brasil —dice Bruna.
—Mi familia en Aspen.
—Bueno, entonces esta Navidad será que recordar —sonríe y se marcha.
Definitivamente yo no quiero recordar esto, podría haber llamado a un ex de mi hermano para irme antes, de todas formas igual por la mañana saldremos bajo palabra. El suelo está frío, hace demasiado frío para estar sólo con pijama, lo que me recuerda que podré morir por hipotermia.
—Debería haber ido a Aspen.
—E você decidiu continuar como um coelho
—No sé qué significa eso, pero de seguro no te referías bien a mi persona.
—Eu não sei o que você come que você adivinhe
—Ahora mismo, estoy comiendo galletas de jengibre y bebiendo espumante, que linda navidad —digo de manera irónica, además es genial que ella crea no entiendo lo que dice en su lengua natal, aunque sí desconozco eso de Menino.
—Espera, fuiste a Brasil ¿Cómo se supone que te comunicabas allá? —la miro y ella frunce el ceño viéndome fijamente, creo que es la primera vez que nos vemos fijamente.
Es guapa, en realidad nunca la había visto sin discutir y hasta con el ceño fruncido se ve bien, de hecho se le marca una línea de expresión en el entrecejo. Aprieta los labios y luego los moja, chasquea los dedos para atraer mi atención nuevamente.
—Menino, eu realmente não sei o que isso significa. Mas tudo o mais que você disse, eu entendi. Ou ele apenas falou em inglês quando não se lembrava de como dizer a que estava se referindo.
—Idiota —masculla molesta apretando la mandíbula.
—¿Qué significa menino?
—Niño.
—Gracias —musito mirando sus uñas. Tienen un diseño navideño.
—¿Qué miras? —pregunta a la defensiva, presiento que tiene problemas con el ser juzgada, lo sé porque me pasa eso con mis hermanos, por eso mismo no he ido con mi familia en navidad los últimos años.
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Editado: 25.12.2022