Noche 29

Con el paso del tiempo, su vida se fue consumiendo, poco a poco ya no era la misma, toda su vida tuvo solo un propósito, el servir a su dueño, quien la compro debido a la deuda del padre, pero era peor que vivir con su familia, pues este nunca se preocupó o mostró un mínimo interés en ella, su alimento eran las sobras de la comida, y su habitación el granero.

Antes de morir, a causa del frío invierno, ella recordó cada momento en donde fue, aunque sea un poco feliz, antes de ser vendida y olvidada por todos. La difícil, pero alegre infancia que vivió en un orfanato, acompañada de quienes ella consideraba familia, antes de ser adoptada por un noble de bajo rango, quien era adicto a las apuestas, y casi siempre a ella le tocaba servir para pagarla.

También recordó su vida antes de llegar al orfanato, siendo ella de una familia de clase baja, pero quienes tenían lo necesario y eran cariñosos con sus 2 hijos, pero que trágicamente murieron todos, quedando nada más ella, una joven niña, que perdió todo de la noche a la mañana, a quien nadie quería cuidar.

Con los meses, se acostumbró a su nueva vida en el orfanato, en donde tenía donde dormir y algo para comer, siempre lloraba la muerte de su familia, pero tenía que seguir sola.

A los años, después de ser comprada, sirvió a su dueño lo más que pudo, pues no quería ser abandonada nuevamente, pero él nunca tuvo interés por una sucia y simple esclava.

Y nuevamente recordó que estaba muriendo, al ser por hipotermia, sería una muerte lenta, pero sin dolor, y con el último pensamiento racional que tuvo, le pidió a cualquier Dios o Diosa o cualquier ser que la quisiera escuchar, el poder vivir muchas vidas, en donde no sufriera, donde ella era todo lo que en esta no pudo ser. A los poco minutos de pedir, su corazón se detuvo y cerro sus ojos por fin.

Su cuerpo fue descubierto pocas semanas después, pues nadie había visto a la esclava, pocas personas lamentaron su muerte, y su dueño no estaba en esa lista, solo pidió que la enteraran fuera de su territorio.