Sky Blue volvió a abrir los ojos, vio el mismo candelabro, las mismas cortinas, el mismo gran armario, la misma alfombra, los lujosos adornos y accesorios. Sintió la suave cama y habló con la misma mucama que nuevamente le trajo el desayuno.
—Su madre acaba de irse, señorita. ¿Cómo amaneció hoy?
Sky se recostó, sentía una leve punzada en la cabeza, unas ligeras nauseas sacudieron su cuerpo. Y comenzó a recordar lo que había pasado ayer: mientras la mujer llamada Quizi vocifera dentro de la carroza, ella estaba dándose pellizcos en sus piernas y en su brazo hasta que encontró en el cajón del asiento una pequeña daga que utilizó para pincharse la pierna.
Volviendo a ser ella misma, Sky levantó las sábanas y subió su bata; efectivamente, un dolor latente provenía de su muslo izquierdo, el cual estaba cuidadosamente vendado.
La mucama la vio contemplando la herida y se puso nerviosa— Después de eso, se desmayó, señorita. ¿Cómo se siente? ¿Le duele?
La situación había hecho que Sky adoptara una posición de recelo. Un sueño no podía durar tanto ni ser tan realista. Ella era una muchacha muy soñadora, pero esto ha rebasado sus límites y su cordura.
—Quizi, qué día estamos hoy…
—24 de mayo, señorita.
—¿De qué año?...
—De 1425, según el calendario Celestial.
Sky Blue palideció.
—¿Y dime? —pronunció casi imperceptiblemente— ¿Qué novedades hay?
Con esas palabras, levantó el ánimo de la servicial mucama y comenzó a escuchar tantas cosas que le resultaban familiar.
El paseo semanal del príncipe y la señorita había sido cancelado por un repentino resfriado de la duquesita. El Duque y la Duquesa había partido a un acto protocolar en palacio y el Rey había enviado una carta preguntando por la salud de la prometida de su hijo.
—Y si aún le preocupa el incidente de las violetas, pierda cuidado de ello —agregó la mucama tentando al azar para no recibir un castigo de su ama por ser indiscreta—. No es algo que se hable por los círculos sociales. Su Excelentísimo se ha encargado de disipar todo el murmullo.
Recordando el acontecimiento, Sky comentó— Pero no es algo que se olvide fácilmente.
—Tiene razón, señorita, mas confíe en sus habilidades y explíquele lo sucedió al príncipe, que es tan bondadoso y a la señorita Aidina, que dicen que es un ángel.
Sky levantó las cejas en signo de incredulidad, el bondadoso príncipe jamás ha creído en las palabras de Vera Rubín, mucho menos después del incidente del Ramo de Violentas, la escena que dio inicio a todo el mar de odio de Vera Rubín hacia la cándida Aidina y los sobreprotectores cuidados de los protagonistas masculinos de la novela hacia la mujer celestial.
Y en esta vida ella era Vera Rubín, una de las mujeres más pesadas y desagradables de la novela “Un amor celestial dura hasta el infinito”, y de las más tontas para ser precisas, pero la que más protagonismo tuvo por ser la prometida del Príncipe Heredero.
“Si ser Vera Rubín de por sí ya era lo peor, haber ingresado en este mundo justo después del evento que da inicio a todo, me hace sentirme más miserable. Si tan solo hubiera llegado antes podría haberlo evitado y así buscar tranquilamente la forma de salir de aquí. Genial, hasta en la fantasía solo me puede pasar esto a mí. Soy la nueva que ya se echó de enemigos a todos los más populares de la novela”.
“¿Qué es lo que debería hacer ahora?”
—Quizi, alcánzame esa pequeña repisa del desayuno y consígueme lapicero y papel.
—¿Lapicero?
—Me refiero a una pluma… y tinta.
—Oh…, señorita, espere un momento, no ha de demorar el médico celestial que curará su herida.
Era cierto, Sky lo estaba olvidando. Toda clase de magia era posible ser usada en este Reino, con ciertas restricciones, por supuesto, pero heridas como esa podían ser curadas fácilmente por un médico que poseyera magia de curación.
Sky Blue no podía hacer nada, la pierna le dolía. Se había incrustado la daga con toda su fuerza pensando que así podría despertar, pero solo consiguió atravesarse la pierna. Por lo que agradeció a Quizi por llamar a un médico celestial, ella le mencionó que fue la Duquesa quien ordenó traer en estricto secreto a aquel profesional para que no haya mayores divulgaciones del hecho de que su hija haya caído en locura y se haya autolesionado.
En ese momento, el clavarse una daga le pareció la mejor de las ideas para despertar, se sentía un poco avergonzada ahora. Y dado que para escribir no se necesitaban las piernas, volvió a requerir los materiales para así no perder más tiempo.
En el lienzo que Quizi le alcanzó comenzó a estructurar un bosquejo de lo que debería o no debería hacer para guardar las apariencias. Desde ese instante, ella sabía bien que tenía dos objetivos en esta vida, uno era sobrevivir y otro era regresar a su ordinaria vida junto a su familia. La extrañaba mucho, en especial a su hermano pequeño. Cuando lo recordó por poco comenzó a lagrimear, pero absorbió todo el líquido de su nariz y se puso en marcha.
“Si pudiera hacer todo lo contrario a lo que Rubín hacía podría pasar desapercibida, aunque siendo la prometida obsesiva del príncipe, tengo que estar cerca de él quiera o no por lo que deberé actuar. No sé qué es lo que me trajo aquí o si en realidad todavía es un sueño del que no puedo despertar, pero si me fuera posible modificar mi comportamiento desde un comienzo se me hubiera permitido ingresar antes del incidente del Ramo de Violetas, ya sé que ese no fue caso. He quedado estancada aquí, en el libro del que tan solo leí unas cuantas páginas y del que salté como un grillo de aquí y de allá para leer solo los diálogos de los protagonistas y la reseña de ese buen samaritano. Por lo tanto, debo concentrarme en …