Una nueva oportunidad para la voluntaria -Tnoftv

Capítulo XIII: En la capital y Lan

Cuando regresaron a la biblioteca, el príncipe y Lady Aidina estaban en el mismo lugar en el que los habían dejado, concentrados en la lectura; sin embargo, nadie se había percatado de la ausencia de Lord Christian.

Sky los interrumpió con su estridente voz: “¡Vamos a dar un paseo!”, les dijo, dirigiéndose en mayor medida a Lady Aidina. Lord Jalil reconoció eso como una buena jugada. La novia oficial tratando de hacer mover a su prometido a través de la que, posiblemente, sea la futura amante.

Con la protección del príncipe, por más que lo quisiera Lord Jalil no podía acercarse a Lady Aidina, ni siquiera intentar seducirla, pero podía disfrutar de la Eneida amorosa de aquellos jóvenes inexpertos.

Una vez que Lady Aidina cedió a la presión, Sky la arrastró a cambiarse de prendas, les dijo a los caballeros que las esperaran en el parqueo y que no tardarían. Como lo prometieron, las muchachas no tardaron, cambiarse a trajes más ligeros fue sumamente rápido. Lady Rubín vestía un traje parecido al de equitación, al igual que Lady Aidina, ambas eran del mismo color crema, a diferencia de los zapatos; los de Lady Rubín eran rojo vino y los de Lady Aidina eran negros.

Las dos mujeres eran esbeltas y muy hermosas. En los ojos de Sky brillaba la emoción por visitar por primera vez la capital y, en el rostro de Lady Aidina, se reflejaba la vergüenza por estar vestida de un modo extraño frente a los caballeros. El príncipe atento a los detalles de la señorita, le ofreció su capa para amenguar su reacción tímida e instintivamente, Lady Aidina volteó a ver a Lady Rubín, pero Lady Rubín no estaba pendiente de ellos, sino del carruaje. Arlos subió primero y le ofreció la mano a su prima para ayudarla, él más precavido, había traído dos capas de color gris, que como adivinó, podían servir para su descuidada prima.

Una vez que todos subieron, Sky criticó la vestimenta de los jóvenes varones, no era el tipo que regularmente utilizaban, pero tampoco era una que podía pasar desapercibida. Salvo por las capas que portaban, todo en ellos gritaba su estatus social. El problema era ahora el príncipe, que seguía con su distintivo Kostum (*). Arlos le dijo a Rubín que él podía realizar un hechizo para que su presencia no sea descubierta, lo cual arreglaba las cosas.

—¿Cuál es la ruta, Arlos? —preguntó Sky, inquieta— ¿En dónde nos detendremos primero?

Muy confiado de sí mismo, Lord Arlos respondió —En la plaza principal, obviamente.

—¿Traes dinero? —preguntó Sky.

—Por supuesto.

—Entonces, préstame porque no traje ningún céntimo —rio.

Arlos hizo un gesto de desagrado y no respondió. “¿Qué mujer anda con dinero? No es probable que el príncipe te invite algo. Agradece que tienes un primo como yo”.

La ciudad capital era un gran fuerte, como los terrenos eran accidentados, en cada nivel había calles, casas y corredores con alegres puestos de comercio de diferentes tamaños. Las casas de piedra eran magistrales obras de artesanos contratados por el Rey, las carreteras y el sistema de riego era un ejemplo de arquitectura y diseño de primera clase, que no olvidó las áreas de parque y jardines, agregándole un toque festivo y fresco a la ciudad de la capital de oro. Pero la miseria, la otra cara de los lugares prósperos, existía, ya escondida entre las sombras o ya arrastrándose por las calles siendo ignorada por el resto.

Los tacones, pese a ser los más pequeños que encontró, resonaban sobre la piedra del suelo y no era nada agradable para Sky, lo mismo sentía Lady Aidina, pero con el bullicio de la tarde pronto olvidaron ese detalle. Lady Rubín y Lord Arlos corrieron por cuanto lugar encontraban, si se trataba de juegos, los jugaban; si eran retos, los hacían; si había comida, la compraban. Parecían unos niños sueltos y sin supervisión.

Al llegar a la pileta ubicada en el centro de la ciudad, Sky retó a su primo a caminar por el borde sin caerse, muchos niños hacían eso, pero con el apoyo de sus padres. Arlos, quien tenía un espíritu competitivo, no rechazó el reto.

—Yo no vine aquí a ver jugar a niños —resopló con aburrimiento, Lord Jalil.

—Entonces, venga aquí Lord Jalil, sujete mi mano para no caerme —dijo Sky—. Arlos puede levitar y yo no. Eso es trampa.

Encantado, Lord Jalil tomó la frágil mano de Lady Rubín y como un padre dio una vuelta junto a ella en la pileta.

—¡Tú caíste primero y levitaste! —cuestionó Lady Rubín a Lord Arlos—. Yo gané, vamos cómprame esos bollos de chocolate.

Lord Beckel, el Príncipe Luscher y Lady Aidina no se estaban, realmente, divirtiendo, solo se mantenían al margen observando a los más inquietos. Lo triste era que, no fue porque detestaban divertirse junto a los demás. Cada quien tenía sus motivos. El Príncipe aún guardaba recelo a las acciones de su prometida y Lady Aidina no se sentía cómoda y temía que alguna acción de ella pudiera molestar o incomodar a los Lores o al príncipe mismo. Por su parte, Lord Beckel, era un hombre discreto y disfrutaba de observar el exterior. Ser un personaje activo nunca fue de su agrado. Suficiente era ver a los demás divertirse, siempre había sido así para él.

Los bollos de chocolate eran atendidos por una curiosa adolescente de apariencia rolliza muy parecida a la de su madre. Su puesto marcaba el final de las golosinas y aperturaba los puestos de remedios caseros y hierbas silvestres. Arlos compró a su prima un platillo hecho de la cáscara de la caña de azúcar que contenía la porción de bollos de chocolate: tres macizas esferas de pan rellenas de chocolate.

Lord Jalil estaba sentado en la pileta, en su ronda junto a Lady Rubín había puesto en su mira a un par de jovencitas, justamente, estaba hablando con ellas en ese momento. El Príncipe viendo que Lady Aidina se sentía incómoda le pidió que la acompañara a comprar bollos de chocolate, pero cuando llegó se detuvo justo a un costado de Lady Rubín, en eso, ella volteó y confirmó en los ojos del príncipe lo que había visto, y a continuación, le entregó su plato, diciéndole, “te encargo mis bollos, cuídalos”.



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En el texto hay: reinos, universitaria, transmigrar

Editado: 22.09.2021

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