Una Nueva Princesa

Capítulo 5. El Camino Amarillo

Un vestido bastante llamativo para solo dar un paseo, Helena nunca sede cuando trató de convencerla de vestirme de manera más sencilla ,ella es así, no importa el día, el momento o la actividad que vaya a realizar, siempre me viste con los más finos vestidos haciendome lucir como una muñeca. 

Hoy decidió vestirme con un vestido amarillo de alta costura, tiene encajes por todos lados y un listón negro que recorre toda mi cintura, haciendome ver como un regalo de cumpleaños.

No puedo quejarme mucho, ya que así como a ella le encanta vestirme a mí me encanta que me vista, me hace sentir hermosa, en mi vida pasada jamás pude haber imaginado poner mis manos en un vestido como este, pero ahora me visto de esta manera todos los días.

A pesar de ser tan hermoso como es, no me impide poder pasear por el jardín libremente.

El jardín del castillo ni siquiera debería llamarse jardín, es genuinamente del tamaño de un bosque pequeño, no tiene muchos árboles ni animales salvajes, pero es enorme. Al principio mis hermanas no me permitían adentrarme mucho en el jardín porque temían que podría perderme, después de nunca hacerles caso se rindieron y ahora me dejan andar libremente por todo el castillo y sus alrededores.

Pero hay una razón muy importante del porqué siempre voy al jardín, y la verdad es esta: La madriguera; cuando por fin pude caminar libremente decidí adentrarme a lo más profundo del jardín, así encontré ese lugar.

Lo llamo madriguera porque enserio lo parece, se encuentra a 10 minutos del castillo, para poder llegar hasta ella tengo que atravesar bastante maleza, arbustos y árboles ya que esta rodeada de pura vegetación, pero una vez pasando todo eso, la vegetación desaparece para dejar a la vista una madriguera, es casi como si toda la maleza estuviera protegiendo a este pequeño refugio.

Lo encontré por primera vez hace medio año, el jardín en sí es hermoso y está repleto de flores, así que ver tanta maleza junta y esos árboles escalofriantes era raro, al principio evitaba el lugar pero eventualmente la curiosidad me ganó y me adentre en ese mar de vegetación. Al encontrar el pequeño lugar no dude ni un segundo en hacerlo mi caja fuerte.

La madriguera está lo suficientemente lejos del castillo y debes ser o muy valiente o muy estúpido para intentar abrirte paso por la maleza, gracias a mi cuerpo de niña  no me fue difícil entrar, soy lo suficientemente pequeña para entrar y salir sin problemas.

Esta madriguera resguarda lo que podría ser mi seguro de vida, aquí guardo cada moneda de plata, cada juguete de mármol y cada joya que me encuentro, es mi ahorro y tal vez mi salvación en el futuro.

Soy consciente de las ordenes de mi padre, pero los rumores que llegan a mis oídos no puedo simplemente ignorarlos, más de una ocasión me he topado con algunas de mis hermanas en la segunda sección del castillo, he escuchado lo que dicen de mí y de mi padre. Al parecer mi padre no sólo me abandono por irresponsable, el me odia, no sé porque, ni siquiera mis hermanas lo saben, ¿cómo alguien puede odiar a otra persona sin siquiera conocerla? Es más ¿cómo alguien odia a su propia hija? De hecho tengo algunas teorías del porqué, pero sinceramente no importan ya que no pienso toparme con el jamás.

Sin embargo, hacer este ahorro salva vidas a sido difícil, dentro del castillo hay decoraciones que tienen joyas incrustadas e incluso los muebles tienen decoraciones de oro, pero no tengo herramientas para poder quitárselos la única manera de obtenerlos es robandome los muebles y decoraciones completos. 

Un día traté de robarme un portaretratos de oro, sin embargo, Helena tiene contabilizados cada decoración, cada mueble, cada todo. Tan pronto como se dio cuenta de que faltaba ese portaretratos empezó a interrogar a cada hermana, criada y mucama del castillo, ese día fue un caos total, tuve que devolverlo e inventar una excusa tonta como —Me gustó tanto que quería conservarlo para regalarselo a mis Hermanas y así pudiéramos tener un retrato todas juntas— Helena me adora y no necesitó más explicación, si no lo hubiera regresado estoy segura que hubiera corrido sangre.

No es que Helena sea mala ni mucho menos, pero cada mueble y decoración de este castillo pertenece al rey, así que si algo llega a desaparecer harían responsable a Helena y yo no quiero que le pase nada ni a ella ni a ninguna de mis hermanas ya que el rey es conocido por no perdonar ninguna falta a su persona y eso incluye el robo de sus pertenencias. Así que he tenido que conformarme con robar cosas menos valiosas, a este paso no sé si esto será suficiente para sobrevivir fuera del castillo.


 

Cómo cada día salgo del castillo para recorrer el camino que tengo marcado para guardar todo lo que pude robar en la madriguera y una vez que entierro todo, salgo de toda la maleza para regresar nuevamente al castillo.

—No puedo creer que tenga que hacer esto, si tan solo hubiera renacido dentro de una familia ordinaria no tendría que preocuparme por sobrevivir en el futuro. 

Solo camino sin rumbo, suelo hacerlo para pensar, además hace un buen clima seria una pena desperdiciarlo quedándome dentro del castillo.

Distraigo mi mente pateando una pequeña roca, no levantó la vista, no quiero saber que hay enfrente de mí, solo pateó la roca y dejo que ella decida mi camino.

—Cuando vuelva le pediré a Seema que me prepare un pastel de leche— a veces hablar sola me calma. 

A pesar de que siento que ya va siendo hora de regresar al castillo, no quiero hacerlo, empiezo a patear la roca cada vez más y más lejos.

¿Cuánto habrá sido? ¿Media hora? ¿Una hora? 

El sol está en su punto más alto, yo salí a pasear justo cuando este apenas había salido, creo que ya he estado caminando lo suficiente.

Dejo de patear la roca para por fin levantar la vista.




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