Celine
Mas días pasaron y por fin pude volver a encontrarme con Raiden, parece que el trabajo disminuyo un poco ahora que logro llegar a un acuerdo con algunos socios de su nuevo proyecto.
—Oh por dios, no bromeabas al decir que los helados aquí son enormes. — se rio mientras yo veía la torre de tres grandes bolas de helado que tengo frente a mí. —No creo que pueda terminarlo.
—Esta bien, te ayudare. — sonreí y le pidió a la chica un vaso extra.
Nos sentamos en una mesa disponible y comimos poco a poco el helado, pero en algún momento tuvimos que hacerlo rápido ya que se está derritiendo.
—Mi cabeza. — me queje con una risilla y con una mano en mi cabeza.
—Ven, tienes un poco de helado en los labios. — acerque mi rostro y con una servilleta limpio el helado.
—Gracias. — no pude evitar lamer mis labios y me acomodé en mi asiento. Note como paso salivaba incómodo. —¿Pasa algo?
—No, solo tengo algo de sed. — fue a comprar una botella de agua y yo mire el lugar.
Nunca vine aquí, ni siquiera sabia que existía. Se trata de una cafetería con el tema de fondo de bikini. Incluso venden el amanecer cacahuate triple y no puedo imaginar la monstruosidad que es si yo me asuste con un vaso de tres bolas de nieve.
—Este lugar les encantara a los chicos, les pasare la dirección mas tarde.
Raiden regreso con la botella de agua y yo jugué un poco con lo que quedo del helado que ya no puedo comer. Pensé en las cosas, falta un mes para que inicien las clases en la universidad, y será mucho más estresante.
—¿Celine? — la voz de Raiden y su mano que sostuvo la mía me sacaron de mis pensamientos. —Estas temblando. — sorprendida miré mi mano que es sostenida e hice una mueca al comprobar que es verdad.
—Ah, de nuevo me quede pensando. — sonreí nerviosa y llevé un mechón de cabello detrás de mi oreja. —Estaba pensando en que tan estresante seria la universidad. — rasque mi cabeza un poco. —En los libros y películas los estudiantes universitarios siempre son geniales, pero claro que no será así. — baje la mirada avergonzada.
—Esta bien. — Raiden apretó un poco más mi mano. —Aquí estoy. — lo mire con una sonrisa.
Para tratar de olvidar la situación, embarré un poco de nieve en su nariz y me reí. Raiden sonrió y limpio la punta de su nariz con una servilleta. Mire un mensaje de Lela que envió al grupo donde estamos los cinco, pero tardaba en escribir, así que los veré en unos cinco minutos.
—Oh…
—Estamos a mano. — me reí.
Raiden hizo lo mismo que le hice hace unos segundos atrás, y antes de limpiarme de nuevo prendí la pantalla del celular para sacarme una foto.
—Una juntos. — el se negaba, pero me acerque y no le quedo de otra más que aceptar.
—¡Sonríe! — pedí haciendo un puchero. —Parece que soy la única que se divierte.
El levanto las esquinas de sus labios, pero parecía estar siendo forzado así que hice una cara graciosa y unas risas salieron de su boca.
—Perfecto. — exprese cuando mire las fotos.
—Eso es trampa, parezco un animal bostezando. — rodé los ojos.
—Es mejor que la sonrisa forzada con la que intentabas salir en las fotos. Ademes me gustan como salieron. — Raiden hizo una mueca, pero no se quejó más.
Cuando noté que los mensajes se detuvieron en el grupo, entre al chat y leí los mensajes. En resumen, Lela nos está pidiendo ayuda para ayudarla en un evento que esta planeando para un orfanato. Ya que Caín y yo somos buenos patinando, nos pidió darle algunas clases básicas a los niños que estuvieran interesados. Por otra parte, le pidió a Pheope y Carlo cantar unas cuantas canciones con los niños y ella se encargaría de animar.
Con una sonrisa confirme mi participación y los demás chicos no tardaron en confirmar. No es la primera vez que hacemos esto, al principio era vergonzoso, pero después se convirtió en una de nuestras actividades favoritas.
—¿Qué es? — pregunto Raiden al verme tan feliz.
—Oh, es Lela. — deje poniendo el celular sobre la mesa para explicarle. —Mi amiga es una chica muy noble, desde hace años realiza eventos en orfanatos, hospitales o asilos con el fin de hacer felices a quienes lo necesitan.
—Increíble.
—Si, es increíble. Nos pidió ayuda para ayudarle en un orfanato, Caín y yo le daremos clases a los niños que estén interesados en el patinaje.
—Vaya, ¿Cuándo será? También me gustaría ayudar. — abrí la boca bien grande al escuchar sus palabras.
—¿De verdad?
—Claro. Hum. — pensó un momento. —Nuestras tiendas están por poner varios juguetes y peluches en oferta debido a que necesitamos sacar la mercancía vieja para la nueva. Pero creo que, si muevo algunas cosas, podría donarlo para los niños y cuando tengan algún otro evento parecido, solo necesitan decírmelo.
—¿De verdad no estas jugando? — negó con una sonrisa y yo lo abrace colocando mis brazos en su cuello. —Muchas gracias, no sabes lo mucho que eso nos ayudara. Gracias Raiden. — estaba tan feliz que sin pensar bese su mejilla, el me miro sorprendido y yo tome el celular para decírselo a los chicos.
Solo pasaron unos minutos cuando recibí una videollamada donde los cuatro le agradecían por su increíble y enorme donación. Especialmente Lela, incluso se puso a llorar y lo invito al evento. Raiden acepto, pero solo ira unos minutos.
Salimos del café con tema de fondo de bikini y me quede con las ganas de cantar la canción de cacahuate que comenzó a sonar cuando Raiden estaba pagando lo que consumimos.
Caminamos por un rato haciendo algunas bromas y nos detuvimos en un local de videojuegos.
—¡No! Tienes prohibido volver a sacar tu cartera o alguna tarjeta. — le dije cuando lo vi meter las manos dentro de su saco. —Ahora es m turno. — sonreí y sin dejarlo hablar saqué mi cartera y fui a la caja a cambiar dinero por tickets.