Raiden
Hoy también es un día lleno de mucho trabajo, tanto trabajo que no creo poder ir a casa, pero hoy no es cualquier otro día.
—Me da asco tu sonrisa, bórrala ahora mismo. — mi sonrisa se expidió ante las palabras de mi querido primo.
—¿De qué hablas primo? — arrugo su entrecejo y me miro como si estuviera loco. —El día esa bueno, no hay ni una sola nube, y tampoco hace tanto calor. ¿No es suficiente razón para ser feliz? — no contesto por un par de segundos, pero igual seguí con mi sonrisa.
—Si así te pones por unos besos, no quiero ni verte cuando…
—¡Cassian! — lo llame ahora con una línea recta en mis labios.
—Vale, ya entendí. — dijo alzando los brazos. —Pero pareces un demente con esa sonrisa y unas ojeras tan marcadas debajo de tus ojos.
—¡¿Qué?! — saque mi celular y por la cámara mire mi rostro. —¡Oh mierda!
—¿Qué haces?
—Llamar a Larissa, necesito que tape este desastre con maquillaje. — Cassian suspiro y me arrebato el celular.
—Ese desastre es tu rostro, y tranquilo. Si le gustas a Celine, no tiene por qué darle asco tu aspecto.
—¡Dame el jodido celular! — el blanqueo los ojos.
En eso tocaron la puerta y ambos la miramos, entre en pánico al pensar en que Celine ha llegado, pero todo ese pánico se esfumo cuando la puerta se abrió y entro mi padre.
—Ah, eres tú.
Regresé a mi semblante super serio y seguí con los papeles que estaba revisando antes del alboroto.
—Tío. — Cassian se levantó para saludar, ambos tuvieron una corta conversación, pero no les tome nada de atención. —Seguiré revisado estos papeles en mi oficina.
Cassian salió cerrando la puerta tras de él. Yo seguí en mi lugar sin levantar la mirada.
—¿No vas a saludar?
—Hola. — dije con un tono seco.
Los segundos pasaron, el solo caminaba alrededor de la oficina y yo seguía revisando los documentos. En verdad estaba metido en mi papel, hasta que el bufo.
—¿Cómo van las cosas? — pregunto en un suspiro. —¿Ya saben quién fue el topo?
—No, pero no falta mucho para saberlo. — se rio.
—Esto no hubiera pasado si te hubieras enfocado en tu trabajo y no a jugar con una niña. — aprete la mandíbula, pero no lo mire.
—Padre, tengo mucho trabajo.
—¿Me estas echando de mi propia empresa?
—Cuanta hasta diez, Raiden. Cuenta hasta diez.
Dejé los papeles sobre la mesita y me puse de pie. Lo mire con una expresión seria y el me sostuvo la mirada con una expresión parecida.
—¿Ha que has venido? — pregunte con la intención de que fuera al grano.
—Solo vine a ver cómo van las cosas con todo este tema de los diseños robados. Estuve hablando con algunos de los inversionistas y ninguno está contento con lo ocurrido. — metió las manos dentro del bolsillo de su pantalón.
—Lo sé, y por esa razón nos estamos matando para no atrasarnos más con la fecha del lanzamiento. — bufo, molesto.
—Cuánto dinero perdido.
—Dinero que recuperaremos de inmediato.
—¿Vas a poner de nuevo de tu bolsa?
—Si es necesario.
—Pff, que patético. — con más fuerza aprete mi mandíbula hasta que una vena se hizo notar. Y no estoy dispuesto a seguir escuchándolo.
—Okey, ahora mismo tengo mejores cosas que haces que escucharte. Vete. — caminé hacia la puerta la cual abrí.
—No creas que no he hecho nada, Raiden. — se giró para mirarme. —Logre conversar con un posible nuevo cliente. — lo mire con mi entrecejo arrugado. —Tiene una cadena de supermercados, si llegas a un trato está dispuesto a promocionar la marca.
—¿Cuándo es la reunión?
—Dentro de un mes, pero tendrás que viajar hasta Madrid, España. — suspire.
—Bien, lo agendare. — asintió y se acercó.
—En verdad lamento todo lo sucedido con los diseños robados. — dijo sin mirarme y continúo caminando saliendo de mi oficina.
Suspire después de cerrar la puerta y regrese al cómodo asiento. Paso alrededor de media hora cuando tocaron a mi puerta y después de dar acceso, entro mi secretaria.
—Una señorita quiere hablar con usted, señor. — la mire y ella continuo. —Su nombre es Celine Abbey.
—Ah, déjala pasar. — antes de que saliera la llame. —No es necesario que la anuncies, ella puede entrar sin problema.
—Entendido, señor.
Me puse de pie y pasé mis manos por mi cabello y el traje. Cuando la puerta se abrió, ella entro con una ligera sonrisa y se acercó. Me abrazo al llegar a mi lado y dejo su mochila en el suelo, para después sacar un recipiente.
—¿Cómo va el día?
—Hum, mucho peor que ayer. — dibujo una mueca.
—Si hay algo en lo que pueda ayudar cuenta conmigo. — sonreí cuando levanto sus puños a la altura de sus hombros. —Si preguntas en el hotel donde trabaje, te darán buenas referencias de mí. — reí y abrí mis brazos para abrazarla.
—Gracias, en verdad significan mucho tus palabras, pero las cosas van mejorando.
—Bueno, si llegas a cambiar de opinión. Los chicos también se apuntan. — la mire y ella me guiño un ojo. —Hoy me levante temprano y te he preparado unos macarrones con queso y jugo de naranja natural.
Dijo mientras destapaba el recipiente y un delicioso aroma salía de él. Luego saco un termo y los dejo sobre la mesita de la cual recogí los documentos que está revisando.
—Ven, come. — me senté a su lado y ella me tendió un tenedor.
Fue un poco vergonzoso, pero lo comí con todo el placer del mundo. En verdad estuvo delicioso e hice expresiones extrañas lo cual le causo risa. Después de media hora, guardo todo de nuevo dentro de su mochila.
—En verdad estuvo delicioso.
—Me alegro, mañana te preparare algo más delicioso. — ella miro un mensaje de texto en su celular y me acerque para besar su mejilla, pero la puerta se abrió de golpe.
—Oh, no sabía que tenías visitas. — blanque los ojos al ver a Larissa, quien se quitó las gafas de sol para saludar a Celine. —Hola linda.