No hay palabra que describa lo mal que me veo.
He adelgazado mucho en estos 3 años, tanto que si ven mi cuerpo pensarán que tengo alguna enfermadad mortal de lo tan delgada que estoy y ni hablar de mis ojeras, más oscuras que mi propia vida, ya no duermo lo que debería, las noches son frías y solitarias, que dormir no tiene sentido. Me coloco un abrigo que tomo de mi armario, terminando de vestirme y bajo a la cocina por algo para desayunar.
Megan salió hacer un encargo por lo que tengo casa sola, lo primero que hago es tomar la pastilla con un poco de agua, espero un momento para luego prepararme un sandwich con mermelada y mantequilla de maní, tomar un jugo de la nevera y volver a mi habitación, evitando que cualquier recuerdo malo golpee mi cabeza.
Me siento en el suelo cruzando mis pies como indio y procedo a comer, mi primera comida del día, como en las mañanas, en las tardes no me da hambre y vuelvo a comer en las noches, algo ligero, se ha vuelto un hábito. Muerdo mi sandwich deleitándome de su sabor, la combinación perfecta de la mermelada con la mantequilla maní hace el sandwich perfecto.
--Eso es asqueroso Myra-- expresa con desagrado.
--No ofendas a mi sandwich, ni siquiera has comido uno para decir eso, Micah-- muerdo un pedazo, saboreándolo mientras él aún tiene esa expresión de asco.
--No tengo que probarlo para confirmar que es asqueroso--
--A mí me gusta-- me alzo mis hombros, restándole importancia a sus comentarios.
Sonrió al recordarlo, Micah odiaba verme comer mis sandwiches especiales, pero al ver que no desistía de mis gustos, lo dejo pasar y aprendió a vivir con eso, de vez en cuando hacía expresiones de asco cuando los comía en su presencia, lo que lo volvía gracioso y me aprovechaba de eso para molestarlo.
Meto el último bocado del sandwich en mi boca, agarro el jugo y trago después de haber masticado, acerco el carrizo a mi boca, succionando el jugo de la cajita, lo alejo cuando he tomado lo suficiente, colocándolo al lado del plato vacío en el suelo.
El silencio ensordecedor se adueña del momento, no se escucha nada más que los autos de los vecinos y los gritos de los niños de la vereda. Me pongo de pie tomando la cajita del jugo y el plato vacío, me pongo mis pantuflas, dispuesta a salir, pero un sonido me detiene, mi celular, lo ignoro dirigiéndome a la cocina, lavo el plato y tiro la cajita del jugo a la basura.
Cuando he dejado todo en su lugar vuelvo a mi habitación, me recuesto en la cama, mirando al techo, poco a poco el sueño se apodera de mí, lamentablemente es detenido por el sonido de una notificación de mi celular, no uso mucho mi celular, ni antes ni ahora, no entiendo como algunos no pueden vivir sin su celular, yo puedo dejar el mío por ahora e incluso días, semanas sin usarlo, tiene un solo uso para y es para escuchar música, porque ni para mandar mensajes o responder llamadas.
Agarro mi celular y lo enciendo, este se desbloquea por el bloqueo facial, tengo muchos mensajes y llamadas, algunas son viejas, otras recientes y lo más reciente son los mensajes de Megan. Toco en su mensaje, lo leo con detenimiento, frunciendo un poco mis cejas.
Megan: Myra en unos minutos llegará el nuevo inquilino, ¿puedes recibirlo y hacerle un recorrido de la casa?.
No recordaba la pequeña casa que Megan había mandado a construir para alquilarla y ganar más dinero, no recuerdo quien fue el último inquilino y porque se fue.
Yo: Estoy ocupada y no quiero.
Miento, no quiero recibir a su inquilino, tengo mejores cosas que hacer, como acostarme en mi cama y lamentarme sobre mi existencia, esa si son cosas mejores que hacer.
Megan: No me digas, no haces nada más que encerrarte en tu habitación, solo te pido un favor, ¿es tan difícil?.
No es difícil, solo no quiero hacerlo y no quiero hablar con nadie, menos con un desconocido, suficiente con lo ayer. Una parte de mí me recrimina, no debo ser tan dura, pero tanta mierda que he pasado, me ha vuelto así, no justifico mi forma de ser, siempre he sido así, el único que supo soportarme y controlarme fue Micah, de los dos él fue más tranquilo, menos salvaje y pensaba de una manera diferente a la mía, veía el mundo tan diferente a como yo lo veía, era amable con las personas que no lo merecían y me enojaba por eso, pero siempre me decía:
"¿Sabes cuál es el peor Karma para aquellos que te trataron mal?
Tratándolos mejor de los que ellos te trataron, siendo diferentes que ellos, ese es el peor Karma para ellos, cuando ven que no les devuelves lo mismo, les haces saber que eres mejor que ellos"
Ese dicho no aplica para este momento, pero recordar sus palabras me da algo de nostalgia y de algo, estoy segura de que si él estuviera aquí, recibiría un regaño de su parte junto con un golpe por ser grosera con ella.
Miro mi celular, tecleando mi respuesta.
Yo: Ok lo haré.
Respondo simple, ella me manda una sonrisa alegre y un gracias, apago mi celular, colocándolo en la mesita de noche junto a mi cama. Me acomodo en la cama, sentándome, esperando que el timbre suene y baje a recibir al nuevo inquilino, Megan no me ha dicho su nombre, ni mando alguna foto para identificarlo, así que solo toca esperar a ver quien será, un viejito, un adulto o un joven, porque para que mentir diciendo que es una chica.
...
2 horas después y ahora estoy bajando las escaleras, adormilada y molesta, esa persona demoro una maldita hora en llegar, la cual aproveche para dormir, pero como no tengo la mejor suerte del mundo, en el momento que me hundía más en el sueño, el timbre y varios toques en la puerta me despertaron y bueno lo demás ya se sabe.
No sé quién carajos es, pero ya lo odio, odio que me despierten, odio salir, odio hablar con personas y odio el brócoli. Llevo mi mano hacia la perilla de la puerta, girándolo rápidamente, esta se abre, frunzo mi ceño sin entender al ver quien es, el moreno me mira atónito, parpadeando un par de veces, a diferencia de mí que lo miro seria, ocultando mi confusión.