- ¡Princesa! Buenos días.
Dama voltea y allí detrás de ella, hay un joven muy apuesto, llevaba un traje negro formal y un maletín gris en su mano derecha, de alguna manera su rostro le parece conocido.
- ¿Disculpe? Le contesto Dama.
El hombre seguía allí, delante de ella, no hablaba, solo la observaba y podría jurar que vio lágrimas en sus ojos.
-Disculpe ¿Está usted bien? Le pregunto Dama.
-Oh, si, por supuesto, es algo en mi vista.
-Puede ser una basura. Con las construcciones de los centros comerciales alrededor de la playa, hay muchas partículas suspendidas en el aire.
-Debió ser, porque mire, me hizo hasta llorar.
-Me pareció escuchar que usted se refirió a mí llamándome ¿Princesa?
-Oh, no, dije buenos días.
-Disculpe, es que no he estado bien ¿En qué le puedo ayudar?
-Quisiera hablar con vos Dama.
Dama quedó sorprendida y le pregunto.
- ¿Lo conozco?
-Si, me conoces, nunca he sido bueno mintiendo, te lo dije alguna vez.
- ¿Quién es usted?
-Soy, soy Samuel.
- ¿Samuel?
-Samuel Montero.
Dama lo miro, podría partir una montaña con esa mirada fría, dio unos pasos hacia atrás y dijo.
-Eres, quien fue mi novio ¿Qué vienes a hacer por acá? No hay nada, todo murió esa trágica noche para mí y mi familia.
-Lamento todo lo que paso Dama.
-No deberías lamentarlo, después de dos años, Samuel, el tiempo debería cicatrizar, todo lo que paso entre tú y yo.
-El tiempo ha sido cruel conmigo.
-Te sigues lamentando, el tiempo no es benévolo con nadie ni con nada.
- Han sido los peores años de mi vida, estar lejos de vuestros brazos.
Dama sonríe y contesta.
- Sabes, dejaste una herida tan grande en mi vida, después de tanto tiempo, mi madre me continúa mostrando fotos donde aparecemos usted y yo. Le contesto que no sé quién eres, para darle alivio y hasta cierto punto es cierto.
-No digas eso- Le contesta Samuel.
-Es la verdad, después de salir del hospital, para nadie es un secreto que tengo amnesia, los olvide a todos, a las personas que amo también a las que pude odiar. Sin embargo, supongo que ya lo sabías.
-Si, lo sé- Contesto Samuel, algo desencajado.
Mi familia se dio a la tarea de borrar todo rastro tuyo en mi vida, alegando que eras el culpable de lo que me había sucedido.
-Ellos, me culpan, ¿y tu princesa?
-No, tal vez de muchas otras cosas, como abandonarme a mi suerte al borde de la muerte, sin embargo, sobre mi condición, nada de eso es tu culpa.
-Entonces, si vuestra familia emprendió una cacería de brujas contra mi presencia en vuestra vida, ¿cómo sabéis de mí?
-Mi familia destruyo todas las fotos, juraron no nombrarte, detalles, regalos, todos fueron a parar al basurero mientras me recuperaba en una fría cama en el hospital. Con el tiempo, cuando supe que tenía pérdida de memoria, decidí a juntar los pedazos de mi anterior vida, que obviamente no recordaba, había agujeros que no lograba rellenar. Eras tú, esa parte de mi vida.
- ¿Era yo ese agujero en tu vida?
-Mi prima al verme tan agobiada me lo contó todo. Guardaba una foto que ella misma nos tomó aquella horrible noche.
Samuel, tenía los ojos llenos de lágrimas y dijo.
-No sé qué decir, hay tantas cosas que ignoráis. Si queríais saber de nosotros, debiste acudir a mí y no a terceros.
-Me abandonaste al borde de la muerte.
- ¡Intenté buscarte, cambiaste de domicilio, tu madre me advirtió que me alejara de ti cuando fui al hospital!
-Ya nada importa Samuel, debemos seguir con nuestras vidas, como lo hemos venido haciendo.
En ese instante Marcia le llamo.
- ¡Dama! Necesito pasar una tarjeta y no tengo la llave del datáfono.
Dama le contesta.
-Dame un segundo- Luego mira a Samuel y le dice.
-Fue agradable hablar contigo Samuel, creo que he cerrado esa incógnita que eras en mi vida, fue bueno para ambos, tengo que irme, que te vaya muy bien.
Dama camina hacia su negocio, Samuel le dice.
-Dama, aún tenemos mucho de qué hablar, no de lo nuestro, la verdad vengo en son de negocios.
- ¿Negocios?
- Sé que me odias.
-No te odió, esos sentimientos se quedaron en una camilla operatoria, en un hospital.
-no fue mi intención,
- ¿Acaso también te dio amnesia?