-Cuídate del Noc, noc –
Eso era lo que decía mi abuela.
-Jamás te muevas si escuchas el noc, noc en tu ventana-
En un principio considere esta advertencia una simple historia para obligar a los niños a dormir temprano, así que un día le pedí a mi abuela me explicara porque debería cuidarme y ella simplemente se quedó viendo por la ventana mientras veía la nieve caer y comenzó a contar su historia.
-Han pasado muchos años desde que todo paso, yo tendría unos 10 años, pero aun lo recuerdo perfectamente, todos en el pueblo nos habíamos reunido en la gran iglesia central, nadie era capaz de ir a sus hogares, no quedaba ni un alma en las casas, los viajeros no pasaban por esa zona en esa temporada, el chocolate caliente y las mantas iban y venían, algunos niños jugaban para que las horas se hicieran más llevaderas y otros simplemente nos deleitábamos con las historias de los adultos leñadores hasta que llegó el momento que uno de los más ancianos hablara, aun recuerdo como aquel hombre con sus ojos casi nublados intento vernos a todos, y nos dijo “Ustedes no saben que es el miedo en la carne, cuando era niño fuimos con mi padre uno de los primero pobladores de este lugar por leña antes del atardecer, mi padre me dijo que me apurara ya que no quería estar en los bosques antes de que anocheciera pues las personas estaban desapareciendo, intente llevar cuanta madera podía pero se me termino cayendo un poco de los brazos y ahí fue la primera vez que lo vi, creí que era uno de los ancianos de la aldea ya que caminaba encorvado con una gran saco de piel, ¡Hasta que me volteo a ver! Bajo esa capucha negra lo único que podía ver eran esos ojos amarillos como el sol, era como un depredador, no fue hasta que mi padre vino por mi que rompimos miradas y desapareció y no lo volví a ver si no hasta la noche cuando ya todos se habían ido a dormir, este lugar no era más que unas 10 casuchas de madera apoltronada con ventanas de vidrio un tanto sucias y lo oí noc noc, me levante lentamente y vi por la ventana como en la casa de mi vecino las luces se apagaban lentamente para luego salir dejando una rastro de sangre, aquel ser me vio y yo simplemente me agache esperando a que no me viera, luego lo volví a escuchar noc noc, pero esta vez estaba sobre mi cabeza, lo podía ver reflejando en la sobra por la luna y en el viejo espejo de obsidiana de mi madre, sus ojos amarillos, su respiración casi errática como de animal herido, todo ello me tenía helado pidiéndole a los dioses nórdicos que aquella cosa se fuera”, así fue como termino la historia de aquel hombre, creímos que solo era eso un historia hasta que mandaron a todos los niños a dormir a una de las habitaciones…
Repentinamente la historia de mi abuela también se detuvo mientras se acercaba a la ventana y veían las calles llenas de nieve y uno que otro carro que pasaba por allí, luego volvió a acomodar mi cobija.
- ¿Qué fue lo que paso abuela? -
- Cuando todos estábamos listos para dormir unos niños se quedaron despiertos y lo oímos todos, noc noc, el cuarto quedo en silencio, nadie dijo nada, yo moví un poco para ver que era lo que pasaba y allí lo vi como un par de ojos amarrillos miraban a 3 niños que habían quedado perplejos ante tal imagen-
Sin previo aviso mi madre entro a mi habitación.
-Mamá es hora de que Liz duerma, mañana tiene clase-
-Cierto, cierto, luego te terminare de contar la historia-
Me dio un suave y valido beso para dejarme junto a mi madre que me terminaba de acomodar la sabana.
-Madre ¿El noc noc es real? -
-Vamos hija no pienses en esas historias, no son mas que cuentos de una vieja mujer además si existiera no podría pasar nada estamos en un segundo piso, así que descansa, dulces sueños-
Me fui a dormir creyendo en las palabras de mi madre hasta que un golpeteo en mi ventana me hizo abrir los ojos, noc noc, mi cuerpo estaba frio, lo único que era capaz de hacer era ver el espejo del tocador que daba a la ventana, noc noc, sus ojos amarillos rasgaban mi cerebro lentamente, como era posible que estuviera viéndome esto era un segundo piso, noc noc, mi respiración se estaba agitando quería llorar, NOC NOC.