Una simple cita

Capitulo Uno

∙ [Paulina Albaroa] ∙

 

 

—Escucha ¿No has visto a Isak Ødegaard? ¡O no! Mejor dicho, ¿conocido? ¿Sabes quién es?

—¡Obvio estúpida! Es bellísimo.

La campana para volver a entrar a los salones sonó. Me levanté tomando mi morral y comencé a caminar a mi respectiva aula.

—Babosas— dije en voz baja.

Las chicas de primer año son tan... ¿Tontas? No pueden ver a un chico mayor porque ya se les alborota las hormonas y claro, mucho menos hablarles porque ya se inventan hasta la boda con aquel chico/a. Lo digo por experiencia, hace algunos años, cuando un chico me hablaba lo primero que hacía era contarle a mi prima y ambas buscábamos por internet casas, vestidos de novia y hasta el nombre para nuestros bebés.

Conozco a Isak, realmente no se pierden de nada.

—Pau, ¡Aquí estabas!— Me detuvo mi mejor amiga apenas me vio por el pasillo.

—Audra, hola ¿Qué pasa?—pregunté alzando una ceja.

—Nada, solamente me preocupé por ti, es todo.

Rodeó mis hombros con su brazo y besó mi mejilla.

—Necesito contarte algo que acaba de pasar.

—No me digas—Uní mis cejas—. Audra, en serio me sorprende la forma en la que espías a las personas, es tan—Miré a un punto en el infinito como si estuviera pensando— … extraordinario.

Audra se ríe, soltándome.

—Paulina, esta vez no espié a nadie, esa persona vino directo a mí ¿Ok? Pero, aún no te diré porque Ivana tiene que estar presente. —informa.

—Claro—le dije, sarcástica. —, como quieras...—Me encogí de hombros.

—Ay no empieces con tus idioteces...—advirtió, sonando más como una burla.

—Es que, Audra, parece que quieres más a Ivana que a mí... —reproché.

Soltó aire por la nariz y me miró fijamente.

—Claro que no. —dijo, seria. Luego su expresión cambió a ser una más tranquila con una sonrisa de boca cerrada.

Repentinamente cogió mi brazo jalándome hacía ella y comenzó a caminar, obligándome a seguirla por los pasillos llenos de estudiantes y algunos profesores.

Llegamos al salón de clases, había varias personas dentro, muchas de esas eran de otras secciones. Normalmente en esta escuela todo el mundo se habla, así que es muy común ver a otros años o secciones en los salones de otros. Hasta cierto punto me molesta, ¿Por qué? Porque a veces se quedan en horas de clase y no hacen más que joder toda la puta hora.

A lo lejos, en uno de los últimos puestos se encontraba Ivana viendo su teléfono, con las piernas encima de la mesa. Alzó la vista y nos vio, levantó su brazo mientras movía su mano en forma de saludo. Ambas nos dirigimos hacia ella, me senté a su lado izquierdo y Audra a su lado derecho, quedando ella entre las dos.

—¿Qué me cuentan?—Pregunta recostándose de nuevo en la silla y echando la cabeza hacia atrás.

—Bueno, te tengo un tremendo chisme Ivana.—Comenzó a hablar Audra emocionada.

Ivana levanta la cabeza y baja las piernas de la mesa.

  —¡Cuenta todo!— dirige toda su atención hacia la otra chica.

Comenzaron a hablar y hablar de cosas que no me interesaban en lo absoluto. Giré mi cabeza hacia el lado contrario de ellas, coloqué mi mano en la mesa y recargué mi cabeza en la misma. ¿Por qué ir a la escuela es tan aburrido y tedioso?

Siento un cuerpo posarse frente a mí. Despegué mi cabeza de mi mano e inmediatamente me encuentro con un gran bulto en un pantalón; abrí los ojos en sorpresa, poco a poco fui alzando mi cabeza hasta que me encontré con los deslumbrantes ojos de Isak Ødegaard. El muchacho estaba recostado sobre la silla de enfrente con los brazos sobre su pecho. El muy idiota tenía una sonrisa llena de picardía.

—¿Te gustó lo que viste?— Pregunta con su respectivo tono burlón. Quería verse serio, pero no podía aguantar una sonrisa en su boca.

Su cabello negro estaba bien arreglado, al igual que el uniforme del colegio, (Que consistía en un pantalón/falda de color negro, camisa negra, corbata gris y zapatos negros. Para las personas que usan falda son unas medias largas color gris oscuro. Y claro, se puede usar suéter, pero tiene que combinar con el uniforme) ojos verdes muy llamativos, labios gruesos, cejas pobladas, se le marcaban los hoyuelos cuando sonreía, varios lunares por su cara y brackets con gomita de color azul oscuro.

No es la gran cosa ese chico.

Ruedo los ojos soltando un suspiro mientras colocaba los brazos en la mesa y ubicaba mi cabeza allí.

—Paulina ¿no te gustaría salir conmigo?—Pregunta, su voz aturdió mis oídos.

—No, no quiero.

—¿¡Por qué no!?—Pregunta Ivana de repente, haciendo que levante mi cabeza y la vea.

—Eso a ti no te importa...—le dije.

La castaña de ojos verdes quedó atónita, con los ojos muy abiertos y la boca en una línea recta.

Ella solía ser muy enérgica y exagerada con todo lo que hacía o decía. Y gracias a eso, le caía mal a medio salón. ¿Por qué le hablo? Hay algo que la hace única y especial para mí. Pero a veces provocaba callarla con una cinta en su boca.

En realidad ella no es castaña, su cabello natural es rubio. Ivana al parecer y de alguna forma odia ese color, por eso se lo tiñe de castaño.

—Tranquila Ivana, si dice que no, es no. Dentro de una semana la volveré a invitar a salir. —Y con eso último, Isak me guiñó un ojo y se va con un grupo grande de personas.

—Tú de verdad eres una ridícula. —Habló Audra, que ahora estaba frente a mí en cuclillas.

—¿Disculpa?—Me sentí muy indignada.

Audra asintió varias veces.

—Es que...Es Isak, ¿Entiendes eso? O sea, aprovecha que tiene dinero y es lindo... Digo—meneó su cabeza—, te busca y te busca y tú nada.

—No me gusta...Míralo—Lo señalé. Ahora él estaba riendo a carcajadas. Arrugué mis cejas. —Simplemente no me gusta. Es que míralo...— insistí.




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