Una sirena para un capitán

Capitulo 19

Subo por una de las escaleras que están a los lado del camarote donde se encuentra un grandullón dirigiendo un objeto circular sólo trae un pantalón y botas sin camisa con sus tatuajes ahora que lo pensaba todos tenían más de uno. América solía estar en ese lugar dando ordenes. El parecía no darse cuenta de su presencia hasta que habla.

—¿Como funciona? —pregunto haciendo asustando el hombre

—Este se llama timón y sirve para dirigir el barco —me cedió el paso

Tomó el timón, varias veces mire América en este lugar  siento la brisa en la cara y miro el extenso mar sin termino aparente ahora entiendo por que le gustaba, muevo el timón de un lado a otro como si fuera e zigzag me parece fácil.

—Capitana todos han jurado —habla Baltasar con orgullo

Levanto la ceja dudosa

—¿Todos? —pienso en las palabras de Fryrz

—Todos —repitió asegurando

—¿Ahora que? —cuestiono 

—Somos una tripulación de 30, les daremos tareas como todos las tenemos —Baltasar aseguro

—¿América? —mi voz sale quebrada y las ganas de llorar vuelven

Un grandullón interfiere en la platica

—Se acostumbra arrojarlos al mar. Me imagino que querría el eso —su voz sonó algo rara 

—Al atardecer sera —sonrió pensando en el día que lo conocí y aun me cuestiono quien los ayudo pero estoy segura que nos encontraremos 

—Sus deseos son ordenes —Baltasar volvió hacer reverencia

Cuando Baltasar se fue  regreso a ver al grandullón con duda

—¿Porque hace eso?

—Dice que es italiano —soltó una carcajada haciéndome reír también aunque no entendí bien 

El atardecer esta cerca y el nudo en mi garganta no hace mas que aumentar.

América fue envuelto en una sabana blanca y puesto sobre una tabla en la orilla babor, todos rodearon el cuerpo de América con la cabeza agachada. Me encuentro del lado de su cabeza, no se que decir sobre esto no se ni siquiera que se hace, algunos lloran y otros se mantienen firmes pero las emociones se sienten. A pesar de que los humanos son seres despreciables igual que nosotros son mas solidarios en su especie de lo que yo alguna vez fui.

—Fue un placer conocerte —es lo único que logro decir cuando me miran esperando que diga algo

 Con su pie empujo la tabla haciendo que el cuerpo caer al mar

—Hora de comer —un hombre alto güero habla, todos comenzaron a bajar unas escaleras

Me recargo en la orilla babor y me quedó quieta mirando el mar donde el cuerpo ha caído

—¡Vamos Capitana! — gritaron varios asustándome

Los regreso a ver sonreír en mi dirección, aún me hacía falta acostumbrarme a esto.

Camino hasta ellos y bajo por las escaleras, se encuentran comiendo y bebiendo, sobre una mesa rectangular y algunos en el suelo.

—Su trono Capitana —señalan la silla del lado vertical color roja.

Tomo asiento mirando la comida puesta frente  y un gran vaso lleno de un líquido que huele fuerte pero se me hacia conocido  y recordé que ese olor lo tenia América cuando por primera vez lo conoció.

Sin pensarlo más comí el pescado preparado y bebí todo lo que le decían que era lo mejor y que debía probar, eso fue una muy mala idea ...

 

 



#4627 en Novela romántica

En el texto hay: sirenas, amor-odio, pirata

Editado: 10.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.