Han pasado varios meses desde que empecé a trabajar en el palacio de Talamh y todo ha sido bastante tranquilo y sin demasiados inconvenientes. Edek ha estado intentando mostrarse más amigable y respetuoso con Mikael, aunque más de una vez lo he visto hacerle burlas o resoplar molesto por algo que le haya dicho. Al menos sé que lo intenta.
Cuando el verano ya está empezando en Talamh y el calor empieza a hacerse insoportable Mikael me avisa de que, como todos los años, los príncipes viajarán hasta una pequeña mansión que tiene la familia real en el centro de un oasis para pasar ahí el verano. Y quiere que sea uno de los guardias que los acompañen.
Ya que allí no suele haber ningún peligro han mandado a muchos de los compañeros con los que entrené, así que tengo la suerte de que tanto Edek como Faizah también vendrán.
Es algo así como nuestra primera misión para mantener a los príncipes a salvo ya que están bajo nuestro cargo. Aunque sé que no pasará nada me siento bastante nervioso y como si llevase una gran carga sobre los hombros.
A pesar de que estaré junto a mi mejor amigo, me entristece saber que Mikael no podrá venir debido a su puesto ya que él es la mano derecha del rey. Al contrario que a mi amigo que parece alegrarle, ya que mientras preparamos nuestras cosas lo escucho silbar alegremente.
—Te veo feliz.
—¡Claro que lo estoy! —dice, feliz—. ¡Nos vamos a un Oasis durante todo el verano! Y lejos de ya sabes quién
—Ya bueno, yo si le echaré de menos…
—No te preocupes. —Coloca su brazo sobre mis hombros como suele hacer—. ¡Estarás conmigo!
Un carraspeo llama nuestra atención y ambos nos giramos hacia la puerta. Mikael nos mira con los brazos cruzados sobre el pecho. Edek se separa de mí cuando Mikael le lanza una mirada.
—¿Lo tenéis todo listo? Los príncipes estarán apunto de bajar.
—Todo listo —responde Edek con una media sonrisa—. Vamos Hedeom.
—Adelántate tú, ahora te alcanzo.
Quiero aprovechar ahora para despedirme de Mikael. Mi amigo pone los ojos en blanco y tras coger sus cosas se marcha seguido por Anuar. Tras cerrar la puerta Mikael se abalanza sobre mí para besarme y yo le correspondo sin quejarme. Voy a echar de menos estos momentos con él. El verano se me hará eterno.
—Me voy a aburrir mucho sin ti —me dice casi en un susurro contra mi oreja.
Lo abrazo con fuerza contra mí a pesar del calor que entra por la pequeña ventana de la habitación. No quiero alejarme de él tanto tiempo. Ojalá pudiera llevármelo conmigo, aunque sé que no es posible. Le necesitan aquí y yo tengo que hacer este viaje para ganarme la confianza del rey y de los demás guardias.
—Yo también me aburriré mucho sin ti —digo volviendo a besarlo. Él sonríe contra mis labios.
—Bueno, seguro que no te aburrirás con tu amigo. Parece que os lleváis muy bien…
El tono de su voz me indica que está molesto por eso. ¿Es que está celoso de Edek?
—Solo es un amigo, no tienes que preocuparte. —Le acaricio la mejilla con cariño—. Yo solo tengo ojos para ti.
—Eres adorable —dice con una sonrisa burlona. Me avergüenza un poco cuando me llama así—. Creo que será mejor que te vayas ya. No darás buena imagen al rey si llegas tarde.
—Tienes razón. —Le doy un último beso, sorprendiéndolo—. Adiós, Mikael.
Él se despide con la mano simplemente y una mirada triste. Salgo de la habitación después de acariciar a Reina, que se frota contra mis piernas. Lo hago casi con esfuerzo por no querer dejarlo solo, pero no puedo llegar tarde.
Cuando llego a los jardines donde están los demás guardias me siento aliviado al ver que aún no han llegado los príncipes ni el rey. Me coloco junto a Edek para esperarlos.
—Al fin llegas —dice Edek en voz baja—. Espero que no os hayáis besuqueado en nuestra habitación. Me dan escalofríos solo de pensarlo.
Sonrío y le doy un suave empujón amistoso. Él iba a responderme con otro pero justo en ese momento vemos a los príncipes caminar hacia nosotros. Es la primera vez que veo a la princesa Niara de cerca, hasta ahora solo la había visto de lejos. Tiene el pelo castaño y rizado, al igual que el príncipe, y lo llega recogido en un moño bajo. Sus ojos parecen ser dorados, igual que los del rey y los de Edek. Va de la mano del Príncipe y no parece muy feliz.
Unos minutos después llega Mikael, seguramente para despedirse también de los príncipes. Posa un beso sobre la cabeza la princesa lo que me resulta enternecedor. Nuestros ojos se cruzan durante unos segundos antes de que el rey lo mande a llevar a los príncipes al carruaje donde viajarán. Nosotros iremos a caballo así que, al igual que mis compañeros, me subo sobre mi montura.
Cuando el carruaje se pone en marcha nosotros la seguimos de cerca. Echo una mirada hacia atrás para ver si Mikael sigue ahí, lo veo hablando alegremente con el rey así que no se da cuenta de que le miro. Estoy deseando que pase el verano para volver a verlo.
Al volver la vista al frente veo a Edek forcejear con Anuar, que al parecer le da miedo estar sobre su caballo. No puedo evitar sonreír al verlos y él se queja de que debería ayudarlo en lugar de reírme. Cuando por fin logramos calmarlo empezamos a charlar sobre cualquier cosa como hacía mucho que no lo hacíamos. Ambos hemos estado muy ocupados con las guardias y no hemos podido hablar durante mucho tiempo.
Al menos, aunque sigamos trabajando, podremos relajarnos un poco y volver a pasar tiempo juntos. Aún no hemos tenido tiempo de ir a alguna cantina aunque dudo que haya una en ese oasis. Supongo que tendremos que dejarlo para otra ocasión.