Luego de haber hecho una guardia por fuera de la mansión para ver si estaba todo en orden, el príncipe Akalis me da permiso para explorar los alrededores del oasis para despejarme un poco. El verano se está pasando más rápido de lo que creía y pronto será la hora de volver a Talamh.
Storm camina junto a mí olisqueando todo con curiosidad. Hacía mucho tiempo que no pasaba tiempo a solas y me hacía bastante falta. Siempre tengo a Edek o a cualquier otra persona cerca de mí, nunca estoy solo del todo. Aunque me gusta estar en compañía me considero una persona solitaria y necesito estar a solas de vez en cuando.
Casi estoy a punto de tropezar con mi compañero cuando este se para en seco, alerta.
—¿Qué es lo que…? —Callo cuando veo lo que ha visto Storm.
Frente a mí veo a una extraña criatura blanca repleta de púas amarillas de la cabeza a la cola. En su frente, en medio de sus dos cuernos, brilla lo que creo que es un topacio, sus ojos tienen el mismo color de la gema y brillan tanto ella. Me observa en silencio.
Es un maagilyn.
Nunca había visto uno con mis propios ojos. Me quedo tan asombrado viéndolo que no me doy cuenta de que he empezado a caminar hacia él. El maagilyn enseña entonces los colmillos y a su alrededor se forman hileras electricas. Storm se coloca frente a mí y le responde con gruñidos, pero yo le corto.
—No le hagas nada, Storm.
Cuando vuelvo la vista a la criatura la encuentro muy cerca de mí, mirándome a los ojos. Me pierdo en la magia que parece rebozar en ellos y algo hace que alargue el brazo hacia su cabeza. Siento que no nos hemos cruzado por casualidad, como si fuera nuestro destino el habernos encontrado. ¿Qué es lo que pasará si rozo su gema…?
De pronto escucho unos pasos que me sacan del extraño trance en el que estaba y me giro hacia el lugar de donde provienen. Para cuando vuelvo a mirar al maagilyn, éste se ha transformado en dragón y se va volando rápidamente sin dejar rastro.
—¡Eh! ¡Espera, vuelve!
—¿A quién se supone que le estás hablando, Hedeom?
La voz de mi mejor amigo llega a mis oídos pero yo estoy ocupado intentando buscar a la criatura con los ojos. Pero ya se ha ido definitivamente. No sé si volveré a verla algún día.
—¡Había un maagilyn aquí! ¡Lo has asustado!
Edek se echa a reír como si me hubiera vuelto loco pero yo sé lo que he visto y Storm también.
—¡Los maagilyn no son más que leyendas, Hedeom! —me dice aún con una sonrisa burlona en la cara—. Se exiliaron hace mucho y nadie ha vuelto a ver uno. ¡Es imposible que hayas visto uno!
—¡Lo digo en serio, Edek! ¡Lo tenía justo enfrente! Él o ella se acercó a mí y estaba apunto de tocarlo… Pero tú lo has asustado.
—Creo que este paraíso te está afectando demasiado, te has vuelto muy soñador.
Resoplo y empiezo a caminar de vuelta a la mansión. Escucho sus pasos tras de mí.
—¡No te enfades, hombre! Te creeré si dices que de verdad lo has visto.
—Está bien.
Los dos caminamos tranquilamente hacia la mansión y a medida que nos vamos acercando empezamos a escuchar gritos. Mi amigo y yo nos miramos e inmediatamente empezamos a correr.
Cuando llegamos vemos a los demás guardias y al príncipe rodeando a varios hombres frente a la mansión. Pero ninguno hace nada.
—¡¿Qué es lo que pasa aquí?! —dice Edek nervioso.
—Esos cobardes tienen a la princesa Niara —le responde Faizah.
El príncipe Akalis está espada en mano y no parece nada contento. La pequeña princesa intenta soltarse del agarre de uno de los hombres entre gritos y lloros. Akalis da un paso hacia ellos pero uno de los guardias lo retiene.
—¡Soltad a mi hermana, malditos! —Es la primera vez que lo veo tan enfadado, parece más mayor de lo que es—. ¡Lo vais a lamentar!
—No deis un paso más, alteza —dice uno de los hombres—, o tu pobre hermana sí que lo lamentará.
—Si queréis que la princesa esté a salvo nos dejaréis ir con todo lo que hemos robado —dice una mujer a su lado.
Todos miramos al príncipe, esperando órdenes. Pero él simplemente deja caer su espada, rindiéndose.
—Está bien…
—¡Pero, alteza…! —lo llama Jarin que es el que está al mando de todos nosotros temporalmente— ¡No podéis hacer eso!
—¡Mi hermana es más importante! ¡Dejaremos que se vayan, son solo objetos!
—A vuestro padre no le gustaría esto.
—¡Me da igual!
Los ladrones se ríen de la situación y uno de ellos da un paso al frente sin miedo, sin importarle estar frente a tantos guardias.
—Hacedle caso a vuestro valiente príncipe.
Jarin aprieta los puños y deja su lanza en el suelo. Los demás lo seguimos sin saber qué otra cosa hacer. Sé que Edek no estará nada contento por tener que rendirse. Akalis solo se limita a mirar al suelo. Los ladrones se alejan lo suficiente de nosotros.
—Ahora soltad a la princesa —les reclama Faizah, pero ellos solo se miran unos a otros.
—Ya… Una princesa es demasiado valiosa como para dejarla ir.
—¡Vámonos, rápido! —dice otro de ellos.
—¡Ese no era el trato! —les grita el príncipe.
Pero ellos ya han echado a correr. Jarin da la orden de perseguirlos pero silueta amarilla vuela rápidamente sobre nosotros y les corta el paso a los ladrones.
El maagilyn que vi antes, en su forma de dragón, les bloquea el camino con su largo cuerpo como su fuera una enorme serpiente. Igual que antes, alrededor de su cuerpo se forman un montón de pequeños rayos. Edek se queda boquiabierto.