Una sonrisa en el mejor beso

Regresen a mí, oh mis sentimientos

"Pienso que las noches siguen pasando y te tengo que esperar mientras mi castigo aún me limita a verte solo en mis sueños, sigo contando los días para ir a visitarte y escuchar tu dulce voz decirme hola.
No cambiaré lo que siento por ti
o tal vez sí..." 
•D•
 

Inicia la clase. 
 


 

Lunes era un día más de aquellos que como siempre aburridos, grises y polvorientos eran iguales a los días anteriores a ese o anteriores a los de ayer, la semana pasada, el mes que ya había culminado o incluso como el año que había acabado ya hace siete meses atrás, todas iniciaban igual. 
Al menos un día antes pensaba que sería así, como cualquier lunes. 
Ya había llegado al colegio y habíamos echo el respectivo cambio de salón; nos tocó el curso de Comunicación y creía que como siempre que nos tocaba tal área, el profesor llegaría al salón y diría: 
 


 

-Buen día alumnos -mientras se paraba, se ponía al frente de la pizarra y nos miraba a todos como si fuese un maldito poste sin emociones-. Por favor saquen sus cuadernos y copien lo que escribiré a continuación en la pizarra. 
 


 

Luego se sentaría en su pupitre, sacaría aquellos libros nuevos y lúcidos de comunicación de su morral de cuero negro donde se encontraba el contenido que usaba para hacer los exámenes así como sus clases, y las prácticas sobre el tema que iba a dar, para posteriormente dejarlos encima de su escritorio. 
 


 

Pero fue diferente, llegamos y nuestro profesor estaba feliz cual niño al que le compran un capricho; no sabíamos que le pasaba o qué le había pasado y tampoco le dábamos mucha importancia. 
Había un ambiente agradable, las ventanas estaban abiertas, la brisa de primavera entraba, y los rayos del sol reposaban en las mesas, todo se sentía bien. 
De repente el profesor dio inicio a las clases. 
 


 

-Muy bien alumnos -decía mientras se paraba torpemente quedándose cerca de su pupitre y dejando caer sus plumones-. Saquen sus cuadernos -y de un aplauso extendiendo los brazos, dijo- Y que empiece la clase. 
 


 

Era raro, él a comparación de otros días era más recto, cuidaba mucho de su lenguaje así como de su escritura, decía haber leído muchos diccionarios de derecho al revés y nos decía que él alguna vez había echo un diccionario de joven, era muy atento y respetaba cada norma que había en el colegio pero el Lunes 27 de Agosto fue diferente. 
 


 

Había escrito el título del tema en la pizarra, solo faltaba que empiece a escribir la clase para que nosotros podamos copiar y al menos hacer algo. 
 


 

Siendo yo un simple joven, todas las clases me parecían aburridas y no me cansaba de decirlo siempre que llegaba a casa y me preguntaba mi abuela cómo me había ido en la escuela. No había nada nuevo o dinámico por parte de los profesores y lo único bueno y que siempre admití que tenía en el colegio, eran mis compañeros; puedo decir que estudiar con ellos era de locos, siempre una y otra travesura por doquier. 
 


 

Claro que yo prefería mantenerme lejos y quedarme en aquella esquina de la derecha pegado a la ventana sentado solo, mirando y riendo en mi silencio de lo que los demás hacían sin ganarme problema alguno; es lo único bueno que tenía el colegio y que al menos me sacaba una pequeña sonrisa y daba algo de color a mi vida en aquel año, ya que todo lo demás era completamente aburrido, gris y polvoriento con el mismo día repitiéndose una y otra vez frente a mis acabados ojos como si mi vida fuese un bucle temporal. Y aunque con el tiempo me haya acostumbrado a que todos los días se parezcan al anterior y saber que el día siguiente sería totalmente parecido al de ayer con solo una pequeña discrepancia que sería las nuevas idioteces que hacen mis compañeros, seguía deseando más y a veces me olvidaba de todo y me empezaba a incomodar por estar así sin encontrar algo que me llene por completo y haga mis mañanas llenas de ese bello color de rayo de sol otra vez, o que mi estadía en el colegio se vuelva algo verdaderamente bonito y significativo, y claro un poco más tranquilo; sabía que de todas maneras la diversión no sería eterna pero intenté no perder las esperanzas de que en algún momento el día cambie aunque sea solo un poco. 
Tristemente cada vez que estaba en el colegio, dentro de mí, en mi sosa mente se repetía el deseo de que el día cambie. Pero que podía hacer un simple deseo proveniente de una persona normal de entre millones, contra las leyes de lo que debe y no debe pasar o de lo que está y no está permitido, qué podía hacer un deseo mío, lo único que quedaba era decir que ¿Qué de bueno puede tener este día? La respuesta fue simple, nada después de todo. 
 


 

Aún con el pensamiento que tenía acerca de todo, este día seguía siendo diferente, era más divertido, más alegre por alguna razón, el profesor nos contó acerca de lo que le había pasado saliendo del trabajo el día anterior, y todos por no hacer clase empezamos a escucharlo y preguntarle más sobre aquello, eso frenaba que él escriba en la pizarra y así no había nada que copiar. 
 


 

Aunque de todas maneras el profesor ponía algo, poco a poco pero escribía algo mientras conversaba con todos nosotros. 
 


 

-¡Oh, mierda, cierto! -deje de distraerme y empecé a copiar la clase. 
Tengo que copiar lo de la pizarra, aunque el profesor aún no termina y está conversando con los demás... 
Bueno, copiaré lo poco que él escriba hasta que deje de hacerlo o empiece a explicar. 
 


 

Yo sabía algo del tema, era una clase fácil al menos para mí que había investigado y memorizado lo más importante del tema, las clases de comunicación eran fáciles para así como también las de historia del mundo que era mi curso favorito. 
Me encantaba saber y lo que habíamos pasado para llegar a lo que somos ahora, tanta historia que se puede contar como un cuento y hasta hacer una película. 
 




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