Me siento en el borde de mi cama, contemplando la encantadora habitación que me rodea. El resplandor dorado de la luz del sol que se filtra a través de las ventanas se mezcla con la suave luz de la chimenea, creando un ambiente cálido y acogedor en contraste con el frío invierno que reina afuera. El crujir de las llamas en la chimenea y el suave zumbido de la calefacción añaden una banda sonora reconfortante a la escena.
Mi mente, sin embargo, sigue ocupada con los misterios que envuelven este hotel. Las conversaciones con mis tíos las noches anteriores no hicieron más que avivar mi curiosidad. Su reticencia a revelar detalles sobre este lugar me resulta desconcertante. ¿Qué ocultan?
El aroma de la comida que se está cocinando en alguna parte del hotel llega a mis sentidos, y mi estómago responde con un gruñido hambriento. Es evidente que es hora de unirme a mis tíos para la comida.
Me levanto de la cama y me estiro con gracia, sintiendo el calor de la chimenea en mi piel mientras camino hacia el tocador. Allí, me miro en el espejo ovalado con una expresión determinada. Decido que no permitiré que sus secretos me consuman. Si bien mi posición en este hotel es desconcertante, no me rendiré ante el enigma que representa.
El sonido de la puerta irrumpe con brusquedad en el silencio que me envuelve, arrancándome de mis pensamientos introspectivos. Un latido frenético se apodera de mi corazón mientras mi mente juguetea con la posibilidad de que el recién llegado sea el señorito Rider. La puerta se abre lentamente, como si un suspenso insondable se cerniera detrás de ella. La figura de la señora Jones aparece, la venerable ama de llaves, manteniendo su habitual expresión seria e imperturbable.
-Señorita Hertford.- Sus ojos se fijan en cada rincón de la estancia.- La comida está servida, puede bajar cuando le sea preciso.
Asiento con la cabeza, la señora Jones permanece inmóvil en el umbral de la puerta, creando una incómoda atmósfera en la habitación. Sostiene una bandeja que lleva un solo sobre, el cual llama mi atención de inmediato. ¿Una carta?
-Ha llegado esta mañana, es para usted.- Anuncia con su habitual seriedad mientras coloca la bandeja en el tocador. Su voz impregna la estancia de un aire de misterio.- No se demore, los señores le esperan.- Añade antes de retirarse.
Mi curiosidad se despierta y mis dedos se deslizan con cuidado sobre el sobre blanco. Lo abro con precaución. Proviene de Nueva York.
Dentro de ella, las palabras trazadas por mi madre en una caligrafía elegante me invitan a sumergirme en su mensaje, comienzo a distinguir las distintas palabras:
Queridísima Catherine:
Espero que tu estancia en el hotel familiar esté siendo de tu entero agrado. Lamento profundamente el trato hermético que he mantenido en torno a los secretos que rodean a este lugar, pero debes comprender que existen razones poderosas para ello.
Posiblemente, cuando esta carta llegue a tus manos, hayas avanzado en tus indagaciones y descubierto ciertos aspectos que han despertado tu curiosidad. Anhelo con fervor saber tus impresiones y tus hallazgos. ¿Qué te ha parecido este lugar? ¿Has tenido algún encuentro inusual con los seres que lo habitan? La impaciencia me consume, y no veo la hora de recibir noticias tuyas. Sin embargo, quiero instarte a la precaución. Detrás de los espléndidos bailes y las maravillas que puedas haber experimentado, existe una profunda oscuridad. No te expongas a riesgos innecesarios y mantente siempre cerca de tus seres queridos.
Comprendo que, en este momento, tu mente esté plagada de interrogantes, y sé que desearías respuestas inmediatas. Sin embargo, algunas verdades son como enigmas que es preferible que permanezcan sin resolver. La historia de este hotel es vasta y compleja, y algunas de sus páginas más sombrías albergan secretos que, por el bien de todos, es mejor que sigan ocultos.
En cuanto a nosotros, tu padre y yo esperamos con anhelo el día en que podamos reunirnos nuevamente y compartir tus nuevas experiencias. Hasta entonces, ten presente que mi amor por ti es inquebrantable, y mi deseo más profundo es que encuentres la paz y la felicidad en este extraño mundo que ahora te rodea.
Con todo mi cariño,
Tu madre, Edna Hertford
Cuando leo la última palabra, una amalgama de emociones se apoderan de mí. Por un lado, siento un alivio inmenso al saber que sigue preocupándose por mi bienestar y que, de alguna manera, ha percibido mis intentos por desentrañar los secretos de este enigmático hotel. Su amor maternal se refleja en cada palabra, y eso me reconforta profundamente.
Sin embargo, también experimento una profunda frustración y desasosiego. La impotencia me embarga al comprender que, una vez más, mi madre se ha limitado a dar consejos vagos y crípticos en lugar de proporcionar respuestas concretas. ¿Por qué persisten en mantener en secreto las verdades que rodean a este lugar? ¿Por qué insisten en que me aleje de los misterios que tanto me intrigan? Sus palabras, aunque llenas de amor, me hacen sentir como si estuviera atrapada en una red de incertidumbre y ambigüedad.
La sensación de estar a merced de fuerzas desconocidas y de un destino que no controlo se hace más intensa. Anhelo desesperadamente entender lo que sucede en este hotel y por qué mi familia guarda silencio sobre ello. Cada día que pasa, mi determinación por descubrir la verdad se fortalece, incluso si eso significa enfrentar la oscuridad que mi madre insinúa.
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Editado: 04.12.2024