Pero poco a poco nuestra amistad se fue enfriando, Brandon quería estar conmigo, pero las cosas entre nosotros nunca volvieron a ser las mismas. Le expliqué los peligros que podían existir entre nosotros y que aún no podía controlar mi transformación por completo. Y aunque él no me tenía miedo, creo que no podía quitarse la imagen de la mujer loba de la cabeza, pero tampoco me quería perder.
Se esforzó al máximo y comenzó a investigar más sobre las criaturas sobrenaturales, tratando de entender mejor lo que me estaba sucediendo. Y mientras más aprendía, más nos enamorábamos el uno del otro. Los dos sabíamos que lo que habíamos compartido era muy especial y que no queríamos perderlo, pero las circunstancias no eran buenas para ninguno de los dos.
Yo me encontraba en un dilema, tenía que alejarme de Brandon como fuera, pero temía su reacción. ¿Cómo reaccionaría él al enterarse de que tenía que desaparecer de su vida? Tenía que demostrarle que no podíamos seguir así, que era demasiado peligroso para él y para cualquier humano que se cruzase una noche de luna llena conmigo.
Tomé la difícil decisión de desaparecer de la vida de Brandon sin explicación alguna, por mucho que me doliera era lo mejor para él y para todos.
Podría haberlo hecho de una forma más discreta, pero comencé por dejar de responder sus mensajes, evité sus llamadas y desaparecí de su vida social. A pesar del dolor que sentía en mi pecho y algunos días de mucho llorar y pensar en que ya no le volvería a ver, sabía que era lo correcto, ya que no podía arriesgar su seguridad y la de los demás humanos.
Seguramente quedaría confundido y desconcertado por mi repentina desaparición, intentó contactar conmigo y saber qué había pasado, pero yo me negué a responder, no quería saber nada más de él: tenía que alejarle de mí como fuese. Pasaron días, semanas y meses. Traté de olvidarle, pero no pude, al final tuve que aceptar que le amaría toda la vida o por lo menos mientras que siguiese con vida. Esa separación traería tristeza y dolor para ambos, pero era necesaria y lo más justo que podía hacer en aquel momento.
Después de todo, no podía evitar seguir buscando una cura para mis transformaciones. Sabía que era muy peligrosa, y no quería seguir viviendo con el miedo constante de lastimar a alguien. Así que, en secreto, continué investigando y buscando soluciones en diferentes laboratorios y bibliotecas especializada. Pero cada vez que encontraba alguna pista prometedora, me sentía aún más sola y desesperada al recordar que no podía compartir mis descubrimientos con el amor de mi vida.
Mi familia me apoyaba en todo, pero la pena y la culpa que sentía en mi corazón no desaparecía, pasé años estudiando y tratando de encontrar algo, y al fin encontré algo que quizás me pudiese ayudar, aunque había un pequeño inconveniente, y es que tenía que ir a una nueva universidad en Nueva York. Pero uno de los profesores que trabajaba en ella asegura tener un remedio, una poción.
La había recreado estudiando los apuntes de antiguo alquimista que supuestamente podría revertir la condición de los vampiros. Con el corazón latiendo acelerado, decidí hablar con mis padres y contarles todo, a ellos no les hacía mucha gracia la idea, pero mi hermana enseguida lo aprobó, aunque solo fuese por perderme de vista durante algún tiempo.
Y así lo hice, fui a aquella ciudad, me incorporé a la universidad, aunque ya tenía la carrera de biología superada con diez matrículas de honor. Mis padres me ayudaron a falsificar la documentación necesaria para para que pudiese volver a ingresar en alguna. Tenía que probar la poción, a pesar de los posibles riesgos y efectos secundarios desconocidos.
Y unos meses después de haber vigilado a ese profesor y saber por dónde podía tener la formula, le robé la fórmula secreta que tanto anhelé durante tantos años. Al llegar a mi casa, lo primero que hice fue releer la receta una y otra vez, solo tardé unos pocos días en conseguir aquellos ingredientes, y cuando la tenía entre mis manos mire ese liquido espeso de color verde con olor a azufre, no estaba segura si beber o no, pero al final apoye mis labios en aquella probeta y me lo tragué de golpe sin dejar que mi cuerpo lo rechazara.
Después de beber la poción, caí en un sueño profundo, lleno de sueños extraños y aterradores. Cuando me desperté, no sabía si había funcionado o no, pero me sentía diferente, o por lo menos eso me parecía, y así fue mi piel ya no estaba tan pálida y mis ojos no eran tan brillantes como antes, pero empecé a sentir un problema y es que era más humana que nunca en mucho tiempo.
Y después de cincuenta años no pude evitar pensar en Brandon y en cómo sería su vida si pudiera estar con él sin tener que preocuparme por mis transformaciones. Sé que es difícil de comprender, pero mis ansias no me dejaban de pensar en otra cosa que no fuese él y justo eso fue lo que me dio las suficientes fuerzas para continuar hacia adelante, estuve viajando por todo el mundo y estudiando todo lo que encontraba relacionado con la genética y la biología. Habían pasado cincuenta años desde que había conocido a Brandon y desde entonces había roto todo tipo de lazos con la gente que había ido conocido a lo largo de ellos, incluyéndolo a él.
Eso se había convertido en mi único propósito de vida, a pesar de que a veces sentía la soledad y el peso del tiempo en mis hombros, nunca había perdí la esperanza, de que algún día la vida volviese a juntar nuestros caminos.
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Editado: 19.06.2024