El refugio se trataba de un pequeño cobertizo oculto en lo profundo del bosque, estaba rodeado de árboles retorcidos y enredaderas que lo mantenían oculto de las miradas más curiosas. Dentro, las paredes estaban revestidas con ramas y hojas secas, creando una atmósfera acogedora, fresca y natural. Esteben se había encargado de tapar una pequeña ventana que había en el techo, no pedíamos permitía que la luz del sol se filtrara durante el día.
Cuando la oscuridad envolvió el bosque y el refugio se sumió en la penumbra, Esteben vino a despertarme, desperté poco a poco al sentir su presencia antes de abrir los ojos, su respiración era tan tranquila que podía escuchar el latido de su corazón resonando en la oscuridad. Cuando finalmente abrí los ojos, lo vi de tumbado en la cama de paja seca que habíamos preparado hacia apenas algunas horas, para que pudiera descansar. su silueta se iluminada por la luz de la luna que se filtraba a través después de que Esteben despejase la ventana del techo.
Durante un momento, se quedó allí, observándome en silencio mientras yo me estiraba perezosamente y me sentaba. Sus ojos brillaban con una intensidad que me dejaba sin aliento y su mirada ardiente me hizo una vez más temblar de emoción.
Sin decir una palabra, se acercó a mí y me besó con una pasión abrasadora, pude sentir que sus labios estaban hambrientos y ansiosos mientras me yo perdía en un torbellino de sensaciones. Sus manos comenzaron a explorar mi cuerpo mi cuerpo con urgencia ardiente, recorrió cada centímetro de mi piel como si fuera la primera vez. Me fundí en sus brazos, entregándome a él con una entrega total mientras nos sumergíamos en el éxtasis del deseo compartido.
Aquella noche fue un despertar maravilloso en la oscuridad, fue un despertar de pasión y deseo desenfrenado. En ese momento, no éramos dos almas perdidas en la noche, éramos una sola, fuimos unidos por el lazo profundo de nuestro amor.
Mientras tanto la Diosa luna brillaba sobre nosotros, iluminando el refugio con su luz plateada, supe que no importaba lo que el futuro nos deparara. Mientras estuviéramos juntos, éramos invencibles, capaces de enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en nuestro camino.
Después de entregarnos al fuego de nuestra pasión, nos quedamos acurrucados uno junto al otro, con el pulso aún acelerado por la intensidad de nuestro encuentro. La oscuridad del refugio parecía envolvernos en un abrazo íntimo, y por un momento, todo lo demás desapareció, dejándonos solos en nuestro pequeño rincón del mundo.
Esteben acarició mi cabello con ternura con una mano, mientras que con las otra con sus dedos suaves iba trazando círculos en mi piel mientras nos sumíamos en el silencio más reconfortante de la noche. Había una calma apacible en el aire, rota solo por el suave murmullo de los árboles y el susurro lejano del viento.
Me sentí protegida y amada entre sus brazos, como si nada pudiera perturbar la paz en la que nos encontrábamos juntos en la oscuridad. Y aunque sabía que el mundo exterior seguía girando, en ese momento, todo lo que importaba era nuestra conexión, nuestra intimidad compartida en la quietud de la noche.
Después de un tiempo, pero antes de que el alba comenzara a teñir el cielo con tonos suaves de rosa y dorado, nos levantamos lentamente, reacios a dejar atrás el confort de nuestro refugio. Los dos sabíamos que la noche nos llamaba, y que debíamos enfrentar lo que teníamos entre manos.
Esteben me sostuvo la mano con firmeza mientras salíamos del refugio. Sabía que había mucho por descubrir sobre mi pasado, sobre mi conexión con la manada y la amenaza que representaba Luzmila. Pero en aquel momento mágico entre la oscuridad y las sobras de la noche, solo éramos Esteben y yo, unidos en el amor y la esperanza de un futuro mejor. Aquello era lo único que necesitaba saber con certeza en mi corazón, me preparé para enfrentar lo que el destino tenía reservado para nosotros, sabiendo que juntos, éramos invencibles.
Con el suave resplandor de las estrellas iluminando el horizonte, Esteben se quedó mirándome un momento más, como si quisiera grabar cada detalle de mi rostro en su memoria. Sus ojos reflejaban una mezcla de admiración y ternura, como si fuera la primera vez que me veía, como si cada mirada fuera un descubrimiento para él.
Me sentía abrumada por la intensidad de su mirada, por la profundidad de su amor, y una sonrisa tímida se formaba en mis labios mientras me acercaba a él. Sus brazos me rodearon con calidez, envolviéndome en su abrazo de nuevo y su corazón latía al unísono con el mío, creando una sinfonía de amor en el silencio de la noche.
Después de un momento de tranquilidad dejé que el aire fresco acariciara mi rostro, llevando consigo el aroma de la naturaleza. Caminamos juntos por el bosque, con cada paso que dábamos me sentía más agradecida por haber encontrado a Esteben.
Mientras caminábamos, la luna ascendía lentamente en el cielo, bañando el paisaje en una luz plateada y llenando mi corazón de esperanza. Sabía que el camino por delante sería difícil y lleno de desafíos, pero con Esteben a mi lado, estaba lista para enfrentar cualquier cosa que el destino tuviera reservado para nosotros.
Bajo el manto plateado de la luna, nos adentramos en el bosque acompañados por el suave murmullo de la noche. A medida que avanzábamos, una sensación de inquietud se apoderaba de mí, como si una sombra invisible estuviera acechando entre los árboles.
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Editado: 19.06.2024