El peligro de coquetear
24 de Diciembre a las 21:15 pm
Grugh...
El sonido de un estómago hambriento quiso tener atención.
Me hubiera burlado si hubiera sido de Oliver. Hubiera argumentado que si le alcanza el sueldo como un intento de famoso. Incluso le hubiera molestado diciendo si su talento era hacer aquel sonido.
Para mi desgracia. El estómago que sonó era el mío.
Y él no tardó en verme.
Mis mejillas se colorearon con fuerza cuando lo hizo y estaba preparada para responder a sus bromas cuando se detuvo al frente de mí.
-¿Tienes hambre?-no respondí-Bien crazy lady no respondas, pero vamos a comer.
Tomó mi mano y sin dejarme decir palabra empezó a caminar conmigo. Claro que de haber podido hablar tampoco hubiera dicho nada.
Fue así como terminamos en una cafetería, incómodos y yo utilizando de escudo al menú.
No me juzguéis, si tu estómago nunca ha sonado fuerte no podemos conversar de ese tema.
Recuerdo haber estado recia a pedir, así que él terminó pidiendo por los dos. Lo dejé, al final yo era la pobre sin un solo centavo.
Lo interesante de haber ido a ese lugar-no, no fue comer en silencio viendo cualquier parte por no tener un tema de conversación-sino cuando una chica se levantó de su mesa y se sentó al lado de Oliver.
Él la miró extrañado y yo me encogí de hombros cuando me regreso a ver. No sé, supongo que una de sus fans ¿no?
Lo descarté cuando sonrió coquetamente a Oliver.
¿Era mi hora de sacar un violín?
-Hola, disculpa que te moleste, pero quisiera tu número. Eres muy guapo y bueno, a mi amiga le has interesado.
Ajá, amiga. Y a ti te pareció guapo, claro, por su puesto, lo normal.
Fruncí el ceño dando otro mordisco a mi pan. Había algo raro en ella. Su manera de coquetear no era normal. Bueno, tampoco es que yo supiera, pero no creía que las personas coquetearan así de pronto.
Al menos yo no podría.
Los dos tortolos charlaron y yo solo los miré comiendo. Era entretenido y a la vez extraño. Cuando su grupo de amigas le llamaron, ella se despidió y se fue con ellas.
-Te llamaré-aseguró-lo prometo.
Oliver solo asintió y volvió a comer.
-Vaya, esto fue muy incómodo.
-Pudiste decir que eras mi novia-se quejó.
-¿Maldecirme de esa manera?-pregunté ofendida-No, gracias.
Reí por su imitación y cuando acabamos, la señora del local se acercó.
-Señor, su cuenta.
-Gracias. Espere... ¿por qué hay doble cuenta?
-Porque la señorita dijo que usted pagaría.
Oh...
-¿Qué señorita?
-La chica con cabello negro y ropa roja. La que estaba sentada junto a ustedes.
Al intento de famoso le tardó tres segundos que su cerebro hiciera click y se diera cuenta que lo habían utilizado como banco personal, y eso me ofendió un poco.
Él era MI banco personal momentáneo, ¿cómo la chica se atrevió a utilizarlo de esa manera?
-¡Mierda!-se quejó-yo no la conozco. Se lo juró.
-No puedo creerle, joven y lo siento, pero alguien debe pagar por eso. ¡Jarek! ¡Esta mesa paga por dos!
-¡Entendido!-gritó y cuando se acercó, incluso el confiado Oliver empalideció.
El tal Jarek no era un gigante aterrador, pero se veía como un tipo que si podía dejarte medio moribundo en un callejón.
Suspiré y abrí los ojos al ver la cuenta. ¡¿Quién diría que el peligro de coquetear sería tan caro?!
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Editado: 25.12.2021