Una Vida Sobrenatural

24. Divide y vencerás

Los gritos de los hermanos Winchester se habían convertido en los protagonistas dentro de aquella habitación de motel. 

La discusión entre ellos iba en aumento desde el momento en que Dean había decidido informar a Sam sobre su pesadilla con Caín. 

La tensión era palpable en el ambiente, el menor de los hermanos no se había tomado nada bien que no le hubiera confiado esa información con anterioridad. 

—¡Sigues ocultándome cosas! —exclamó un molesto Sam—. Después de todo por lo que hemos pasado sigues haciéndolo... ¿Es qué nunca aprenderás?

—No te atrevas a sermonearme, Sam. No eres el más adecuado para hablar sobre sinceridad... 

—¿Así que esto va de echar cosas del pasado en cara? —bufó aún más irritado el menor—. Porque tú también tienes una larga lista a tus espaldas, Dean.

—Chicos, por favor... —intentó mediar Emma.

 Sin embargo, los hermanos seguían concentrados en su particular guerra de miradas y palabras.

—Mira, te lo he dicho antes, lo hice porque no quería preocuparos. —se defendió el portador de la marca—. Después de mucho tiempo te veía feliz y no quería joderlo todo.

—¡Pues acabas de hacerlo! 

Una vez más su hermano no había sido capaz de explicarle toda la verdad. Le había ocultado su sueño, sus molestias... ¿Es que no confiaba en él? ¿Es que no comprendía que estaba dispuesto a todo por ayudarle?

—Sam, vamos, no seas tan duro. —interrumpió de nuevo Emma parándose frente a él. 

Sam reparó entonces en ella.

—¿Tú lo sabias? —preguntó. 

Emma desvió su mirada en un gesto de culpabilidad.

—Ahora lo entiendo todo... Por eso estabas tan pendiente de él. Así que tú también me ocultas las cosas... ¡Perfecto! 

Aquello le cayó como un jarro de agua fría. Lo de Dean podía esperárselo, a fin de cuentas tenían un historial bastante largo de mentiras y secretos a sus espaldas. Pero que ella también se lo hubiera ocultado fue la gota que colmó el vaso. Emma, que había sido su pilar durante los últimos meses le acababa de decepcionar. Las dos personas que más le importaban en el mundo le habían hecho sentirse desplazado y engañado.

—Sam, yo... —quiso aclarar la joven. 

Pero antes de terminar el chico salió de la habitación pegando un fuerte portazo. Emma se dispuso a salir tras él pero Dean se lo impidió cogiéndola por el codo.

—Déjale espacio. —le dijo su amigo. 

Dean conocía lo suficientemente bien a su hermano como para saber que tratar de razonar con él en esos instantes sería completamente inútil. Lo más sensato era esperar a que Sam asimilara todo aquello.

 

***

 

Las horas fueron pasando mientras Emma y Dean se hacían compañía en aquella cutre habitación de motel esperando a que Sam volviera. 

La joven cazadora se sentía muy mal tras la discusión que había tenido lugar, no soportaba la idea de que Sam se hubiera enfadado con ella y deseaba con todas sus fuerzas poder darle la explicación que se merecía.

Dean, por su parte, la observaba dando vueltas de un lado para otro de la habitación. Se sentía culpable de que su hermano lo hubiese pagado también con ella, a fin de cuentas la chica no había sido la culpable de nada. Emma lo único que había hecho era animarle a contarle la verdad a Sam, ella no había querido ocultarle nada. Él era el que había retrasado demasiado el momento, él era el culpable y sin embargo su hermano también se había enfadado con ella. A fin de cuentas parecía que Dean, sin buscarlo, lo había fastidiado todo.

La puerta de la habitación se abrió para recibir al menor de los Winchester. Emma, desde el otro lado de la sala, le miró con prudencia estudiando su rostro. 

Sam, el cual cargaba con un portafolio marrón, le dedicó una pequeña sonrisa a modo de saludo mientras estampaba la carpeta contra el pecho de su hermano.

—¿Qué es esto? —preguntó Dean recibiendo el portafolios.

—Es un caso. —contestó Sam mientras observaba como su hermano ojeaba el contenido de la carpeta—. Después de lo que me has contado sobre la marca, y la falta de acción en las últimas semanas, he pensado que te vendría bien cargarte algo así que he hecho algo de investigación y he descubierto un Wendigo en el bosque nacional de Black Hills, Dakota del Sur.  

Dean asintió en respuesta.

—No te lo negaré, me iría bien cargarme algún hijo de puta.

—Lo sé, por ello he buscado más casos. Todos en Estados contiguos a Iowa. Así, cuando decidamos que hacer respecto al tema de Caín, no tendremos que desplazarnos mucho.

—Veo que has pensado en todo. —dijo un sorprendido Dean. 

No se esperaba que Sam estuviera de ese humor tras la discusión que habían mantenido horas atrás, y mucho menos esperaba que su hermano se hubiera tomado tantas molestias en buscar todos esos casos. Pero no iba a ser él el que se quejara, miró a su hermano menor con agradecimiento  y este le devolvió el gesto.



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En el texto hay: sobrenatural

Editado: 17.04.2018

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