Una Vida Sobrenatural

38. Carretera al Infierno

 

"No hay necesidad de fuego, el peor Infierno es aquel que habita en nosotros mismos."

 

***

 

El sol empezaba a ponerse en el horizonte mientras el Impala lo dejaba atrás dirección al búnker. 

Emma, que viajaba en el asiento trasero apoyada contra la ventanilla, tenía su mirada puesta en los árboles que bordeaban la carretera y que pasaban veloces ante sus ojos. En su interior se estaba librando una batalla entre lo que debía sentir y lo que sentía en realidad. 

Se preguntaba el por qué no se sentía culpable de haber tratado de ese modo a Sam y Dean; el por qué no se había preocupado lo más mínimo del estado de salud de Alice y el por qué no se había alegrado cuando la misma había despertado finalmente de su inconsciencia.

Desde que había vuelto a hacer uso de sus poderes una parte de ella había desaparecido. Todos aquellos atributos que una vez le habían caracterizado ahora parecían desvanecerse.

—¿Dean? —susurró de pronto, rompiendo el silencio que había caracterizado el viaje desde su dura contestación.

El cazador apartó la mirada de la carretera para encontrarse con la de la castaña por el espejo retrovisor.

—¿Sí?

—Perdón por lo de antes. —se disculpó, obligándose a pronunciar aquellas palabras. 

Era curioso como una parte de ella le decía que pedir perdón era lo correcto mientras otra le decía que no debía sentirse culpable de nada, que debía darle igual si el mayor de los Winchester aceptaba o no las disculpas.  

—Está bien. —respondió él,dedicándole una fugaz sonrisa antes de volver a fijar su vista en la carretera. 

Pero la chica no fue capaz de sentir ni una pizca de alivio.

—No, no lo está. No siento lo que se supone que debería sentir.

—¿A qué te refieres? —se giró Sam hacia ella. 

—No me importa nada. Es decir, sé que debería estar arrepentida por haberos hablado tan bruscamente, pero lo cierto es que no lo estoy.

—Pero acabas de disculparte... —musitó Dean.

—Sí, pero no era una disculpa sincera. No siento ningún tipo de remordimiento. —confesó ella—. Es como...

—Si no tuvieras conciencia. —dedujo Sam, recordando el año que vivió sin su alma. 

—Eso creo. Si yo fuera vosotros mantendría las distancias conmigo. —advirtió usando el pequeño resquicio de humanidad que aún albergaba en su alma—. Ya habéis visto de lo que soy capaz.

Los hermanos Winchester intercambiaron una intensa mirada al escuchar las palabras que la joven acababa de pronunciar. 

Castiel había estado en lo cierto al advertir a Emma sobre los peligros que podía representar el uso de sus habilidades y ahora, Sam y Dean, tenían ante sus ojos la gravedad del asunto. 

Aunque aún no estaba todo perdido, la oscuridad no había invadido por completo el alma de su amiga o de lo contrario esta no se hubiera tomado las molestias de avisarles de lo que pasaba por su cabeza.

—Dices que ya no te importa nada, pero no es cierto. Sigues preocupándote por nosotros. ¿Si no por qué ibas a aconsejarnos que nos apartáramos de ti? 

Emma calló asimilando las palabras del conductor, puede que él estuviera en lo cierto aunque a ella no se lo pareciera. 

—Todo lo que has de hacer es no volver a usas tus poderes.

—Sí. —asintió Sam de acuerdo con su hermano—. No importa lo que pase. Te prometí que no iba a permitir que esto te cambiase y no pienso romper mi promesa.

La castaña no dijo nada, se limitó a asentir levemente mientras volvía a perder su mirada a través de la ventanilla. 

En el pasado las palabras de los hermanos le hubieran tranquilizado, pero ahora no estaba segura del efecto que habían tenido en ella. 

Así como tampoco estaba segura de querer renunciar a aquella sensación poderosa que se había abierto paso en ella tras acabar con la existencia de Mefisto.

 

***

 

Crowley observaba fijamente la tintineante luz que alumbraba mínimamente aquella oscura habitación. Las cadenas que le mantenían preso ya no resultaban molestas para él, se había acostumbrado al peso y roce de estas sobre sus muñecas. 

La esperanza de volver a ser humano era todo lo que necesitaba para soportar aquel encierro que ya duraba varias semanas.

No era la primera vez que se encontraba en aquella situación. Hacia justamente un año había estado en el mismo lugar aportando información a los Winchester a cambio de sangre humana. Y ahí estaba otra vez. Ayudando al par de hermanos que tantos dolores de cabeza le habían dado, pero que al mismo tiempo le habían sacado de más de un apuro y mantenido con vida en contra de cualquier pronóstico. 

Un sonido chirriante se oyó por toda la habitación cuando las estanterías de metal se abrieron para dar paso al semblante serio de los Winchester y la actitud impasible de Emma. 



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En el texto hay: sobrenatural

Editado: 17.04.2018

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