Una voz hermosa

10. Manos amigas

Tan pronto como James y Darlene llegaron a casa les dije de lo sucedido, mi emoción se había calmado durante el día, pero en la noche exploté de nuevo. 


—Sin duda fue idea de mi madre, —dijo Darlene al tener el cuadro en sus manos— solía ser la más rápida y creativa en los momentos de desesperación. Parece que no ha cambiado en nada.  
—¿Es seguro hacer algo como esto? —preguntó James. 
—Esta no es la dirección de la mansión, está muy alejada de ahí. Probablemente mi padre le pidió a un conocido que la mandara, nadie se fijaría en una pintura. 
—Tiene el mensaje muy bien oculto, sin duda lo planearon bien.  


Me senté al lado de Darlene y la abracé. Definitivamente esto nos daba la calma que ambas necesitábamos, podíamos seguir con nuestros días en paz. Ni ella ni James insistieron en que yo fuera con un doctor, Vincent les explicó lo que había pasado en la madrugada, eso fue suficiente para convencerlos de que todo estaba bien conmigo. Ahora lo estaba.  


Cenamos y nos dirigimos a dormir, estaba cansada, pero feliz. 


¿Aún quieres que te revise en la madrugada? No creo que después de todo esto quieras lastimarte.  
—¿Crees que me voy a lastimar? Dijiste que el sonambulismo se quita solo. 
Pero conozco el tiempo.  


Sonrió y abrió la puerta de su habitación. 


¿Te parece si te visito una vez? Solo para estar seguros. 
—Está bien, pero promete que si me ves bien volverás a dormir. 
¿Por qué no lo haría? Si duermes tranquila también puedo hacerlo. 
—Gracias —sonreí. 


Me regresó el gesto con un par de palmadas en mi brazo y entramos a nuestras habitaciones. Cómo adoro las noches tranquilas. 


El invierno llegó y con él los días helados. Podíamos mantener una parte de la casa con un ambiente agradable gracias a la chimenea, pero debo admitir que mi habitación es realmente fría. Había una temperatura asabrosa bajo mis cobijas, pero el frío me hacía querer arrastrar la cama hasta el baño. Debería comprar un calentador… ¿el lugar será frío debido a que hay mucho espacio libre? 


En estas épocas James tiene vacaciones y rara vez las familias necesitan de Darlene, así que la casa se siente aún más llena. Bajé a desayunar con una cobija encima, la nieve le daba una gran luz blanquecina al interior. 


—¿Ya se despertó el pingüinito? —preguntó Darlene desde el sillón. 
—Buenos días —contesté con pesadez. 


No falta la vez en la que me hace burla por no poder tolerar el frío. Le causa mucha gracia mi apariencia. 


Me paré cerca de la chimenea para poder disfrutar del agradable calor, por fin mi temblorina se fue. 


—¿Qué quieres desayunar? Estoy hambrienta. 
—Algo caliente estaría bien. 


De nuevo, se burló de mi por mi comentario. 


—Te prepararé un chocolate y unos waffles rellenos —dijo al levantarse y dirigirse a la cocina. 


Me dejé caer en el sofá para ver la televisión. 


—¿Y los demás? 
—James salió con Vincent, no tiene mucho que se fueron. Dijeron que iban a la tienda de Skate para afilar unas navajas. 
—¿El hielo está congelado ya? —dije al mirar la ventana. 
—Las temperaturas son más bajas que el año anterior, James dijo que la espesura está bien. Es mucho mejor para Vincent, se ve emocionado por empezar. 
—Le encanta patinar. 
—Eso sí, puede pasar horas allá afuera, casi las mismas que tú pasas hecha bolita en tu habitación. 


Iba a quejarme, pero me llegó el olor de la crema de avellanas e inmediatamente olvidé todo. Salté del sillón y corrí a la cocina. 


Cuando terminé mi desayuno regresé a mi habitación para acomodarme en mi cama. Tenía pensado comenzar un libro virtual, pero justo antes de poder encontrarlo recibí la solicitud de una video llamada con los chicos. Ya tiene algún tiempo que no los veo, ¿cómo estarán? Acepté la notificación y las pantallas se abrieron. 


Owen y Lucas tenían un ataque de risa, por algún motivo la pantalla de Drake se veía distorsionada de manera muy cómica. 


—¡Ya! ¿Cómo quito esto? —reclamó Drake, también su voz se escuchaba distorsionada. 
—Hola, chicos —saludé sin comprender qué sucedía. 
—Llegas justo a tiempo, Amber, ya casi logro desesperar a Drake —dijo Lucas entre risas. 


El rostro de Drake se volvió a deformar de nuevo. 


—¿Están todos bien? 
—Sí, solo es un juego más de Lucas —respondió Owen.  


Drake se silenció con Lucas y empezaron a discutir entre ellos. Owen se limpió una lagrimita y tomó aire. 


—Se ven muy divertidos —sonreí. 
—Lucas suele jugar esto cuando las cosas se ponen aburridas. Ya que sabe mucho sobre tecnología y plataformas entra en nuestras conexiones y puede hacer lo que se le dé la gana. Y… ya que Drake no sabe cómo bloquearlo se convierte en una presa muy fácil, por eso su cara está deformada, tiene varios efectos en la imagen. 


Pude ver como Drake se levantó y empezó a reclamar mientras movía los brazos energéticamente. En verdad era muy gracioso. 


—Y, ¿cómo estás? Supongo que por donde vives las temperaturas son muy bajas. 
—Estoy bien, siempre y cuando me mantenga cerca de la chimenea. Mi habitación parece un congelador —dije cuando jalé una cobija conmigo. 
—Parece que ni siquiera los años te quitarán lo friolenta —sonrió. 
—Es una lástima, y dime, ¿para qué soy buena? 
—Ah, pues, queríamos platicar contigo un rato. No sé, hacer algo, jugar, claro, si no estás ocupada. Entramos en periodo vacacional después de nuestras evaluaciones así que tenemos mucho tiempo libre. 
—Ya veo. 


Justo entonces Drake y Lucas volvieron con nosotros, parece que por el momento Lucas lo iba a dejar en paz. 




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