Narra Ariana
Me pongo un vestido color melón con un cinturón negro, una chaqueta y botines negro. Luego me ondulo las puntas del cabello.
Termino de arreglarme. Bajo las escaleras y voy al comedor.
— buenos días — deposito un beso en su mejilla y me mira.
— estás hermosa — se asombra.
— gracias nana — le sonrió y me siento a desayunar — ¿y cómo te fue con tu familia?
— muy bien y a ti ¿cómo te fue? — me pregunta.
— tenía malestar en mi cuerpo, pero nada grave — le informo.
— ¿cocinaste?
— no — le digo sin mirarla.
— entonces ¿por qué falta cosas en lacena? — dice con curiosidad y mis ojos se agrandan.
— si cocine, se me había olvidado — digo rápidamente y ella asiente no muy convencida.
No le puedo decir que Harry estuvo aquí porque me dará una larga charla sobre que está mal entrar a muchachos a la casa cuando estoy sola.
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Mi primera materia del día es Química. Hoy nos asignaran parejas para el laboratorio.
—hola Ari — dice Sophie sentándose a mi lado.
— hola Sophie — le sonrio.
— wuo te ves increíble. Me estoy enamorando de ti — me dice Sophie sin quitarme la mirada. Yo pongo mis ojos en blanco.
— ¿y Jenny? — le pregunto.
— tienes entrenamiento, así que no va entrar — me dice y asiento con mi cabeza.
— estudiantes tomen asiento en sus respectivos lugares — dice el profesor — Comenzare asignando a su compañero de laboratorio. De una vez les digo que no hay cambios.
El profesor comienza a nombrar y mientras lo hace los estudiantes se quejan porque no están de acuerdo con sus parejas
A Jenny le ha tocado con Madelyn, a Sophie con Jordán, a Nicolás con una chica que desconozco su nombre pero se que esta obsesionado con él e incluso algunos alumnos dicen que ella tiene un altar con fotografías de Nick. ¡Que escalofriante esa chica es una maniatica!. Y finalmente a mi me ha tocado con Harry. No estoy feliz pero me pudo haber tocado una persona peor.
El timbre suena. El profesor sale del salón seguido de los estudiantes. Me dirijo al salón de matemáticas ya que es mi siguiente materia.
— buenos días estudiantes — dice el director — les tengo una buena noticia. El profesor Andrés no va poder venir porque ha tenido una emergencia — nos mira — por lo tanto tienen la hora libre, pueden salir al patio pero no hagan nada desapropiado — el director sale del salón.
— tengo que ir al baño — dice Sophie.
— ire a mi casillero, nos encontramos en el gimnasio — le digo y ella asiento con su cabeza
Camino hacia mi casillero y me encuentro a un Harry rodeado de chicas. Abro el casillero, dejo mis libro y lo vuelvo a cerrarlo. Cruzo de nuevo por donde esta él y me agarra del brazo.
— me alegra que estés mejor pequeña— su mirada recorre todo mi cuerpo — wuo te ves hermosa — una de sus manos acaricia mi mejilla.
— gracias — digo algo incómoda — me tengo que ir — se acerca hacia mi — te pue...des...ale...jar — tartamudeo.
— ¿te pongo nerviosa? — me coje de la cintura.
— no, pero quiero que me sueltes — su dedo índice toca mi nariz.
— ¿Adónde vas? — me pregunta.
— al gimnasio — le digo mientras miro a las chicas que esperan a Harry, la cual me ven con odio y asco.
— voy contigo — me dice.
Pasamos por donde están esas chicas.
— ya te vas Harry — dice una de ellas.
— nos vemos luego dulzuras — Harry les dice y les guiña un ojo. Ellas suspiran.
— veo que tienes un gran grupo de fans — le digo.
— soy muy popular — dice con obviedad.
— odio tu lado engreído — lo miro mal y él suelta una carcajada — mejor dime ¿si sabes hacer experimentos?
— por supuesto — lo miro mientras camina a mi lado — pero experimento que explotan y otros que salen humo — lo miro con horror.
— me tomas el pelo, ¿verdad? — le digo con esperanza de que diga algo bueno.
— no, todo lo que diga es muy verdadero. Si quieres podemos intentar explotar el salón de laboratorio sería muy divertido — dice como si fuera lo más normal del mundo.
— claro que no — lo miro horrorizada
— no pienso sacar una pésima nota por tu culpa.
— se me había olvidado que eres una aburrida y gruñona — dice Harry y yo me cruzo de brazos — pero de todas formas me sigues pareciendo linda.
Me quedo ahí paralizada y siento como mis mejillas comienzan arder. Eso significa que he de estar roja como un tomate
— ¿te que darás allí parada? — pregunta y agacho mi cabeza para que no me vea — bueno... Te espero dentro del gimnasio.
Me quedo sola sintiéndome como una idiota ante lo que me ha dicho. ¿Qué sucede conmigo?