Epílogo

Eve:

Ya han pasado dos meses sin saber nada de Chris, y por mucho que odie admitirlo, comienzo a perder las esperanzas. He ido al bosque todos los días con la ilusión de encontrarlo, aunque ha sido en vano.

Observo la laguna con nostalgia y recuerdo nuestro primer beso. Fue especial, incluso podría decir que mágico.

Una sonrisa agridulce se manifiesta en mi rostro, y a pesar de que he intentado no hacerlo, pienso en todo lo que vivimos juntos. Siento cómo las lágrimas comienzan a rodar por mi mejilla, y sin poder evitarlo, me echo a llorar.

—¿Por qué te fuiste? —sollozo—. Ya no me queda nada.

Caigo al suelo de rodillas y no puedo detener mi llanto. Lo necesito aquí y ahora. Extraño su mirada, sus caricias y su sonrisa. Quiero verlo y abrazarlo una vez más, hablar con él y sentirme segura en sus brazos.

Cierro los ojos y puedo visualizarlo. Sus ojos oscuros, su sonrisa pícara, ese olor a cuero que tanto me encantaba...

De repente, oigo cómo algo cae detrás de mí, y al girarme, lo observo incrédula. Es imposible.

—Te dije que no lloraras por mí —me regaña—. Veo que desobedeciste.

—¡Has vuelto! —me levanto del suelo y salgo corriendo en su dirección.

—Prometí que te protegería, y eso pienso hacer —dice mientras que sus alas se cierran a nuestro alrededor.

Fin.