Mis dedos ardían y era por la simple razón de que cada vez que me ponía nerviosa era algo así, mí respiración era una porquería y la cabeza me daba vueltas, sudaba más de lo normal y la ropa se pegaba a mi cuerpo, mi vista estaba nublada y mi cabello se pegaba a mi frente, me dolía el estómago y sentía como si algo me estuviera viendo desde muy lejos miro para todos lados pero no veo nada, la oscuridad alrededor mío era más que obvia y el nerviosismo también, empiezo a caminar más rápido y sigo sintiendo la mirada sobre mí, el cielo está nublado y siento como las gotas de agua empiezan a caer más y más fuerte. Corro hasta llegar a un pequeño lugar donde me puedo cubrir para no mojar mi ropa, el día de hoy está más complicado que otros días. Suspiró y me siento en una esquina de este pequeño lugar. La lluvia empieza a ir más fuerte que antes y eso hace que sienta un frío horrible y me empiece a temblar el labio inferior. Junto mis manos y las frotó entre sí para hacer un poco de calor entre ellas, mis Converse están húmedas y mi abrigo lamentablemente se quedó en mi casa está mañana, debí hacerle caso a Amalia, ella se ofreció a llevarme pero yo me negué. Por estar de cabeza dura.
La lluvia se detiene y aprovecho para salir corriendo y llegar a mi casa lo antes posible, pongo la mochila sobre mi pelo castaño y luego de unos minutos llego a mi casa. Sacó las llaves de esta y la ingreso en el cerrojo haciendo que la puerta de madera se abra y suelte un chirrido, algunas personas estarán feliz de llegar a su casa pero yo no. Mi vida no es hermosa, sólo tengo a una tía millonaria que me trata peor que a su sirvienta, mis padres murieron en un accidente de avión junto a mi hermano. Tengo diecisiete años. No soy físicamente perfecta, mi cabello no es tan largó como el de las demás chicas, lo tengo por los hombros, mis ojos son comunes y corrientes, mi ropa no es la mejor del mundo y mi vida... Mi vida es una vida de miseria que ni el más pobre querría.
Caminó con cuidado de no hacer mucho ruido, cualquier cosa que yo haga le molesta y es una excusa para pegarme. Mis días aunque haya sol son grises. Sin color, he intentado escapar de esta miseria, pero soy menor de edad y eso podría provocar un conflicto y lo que menos quiero es ocasionar una pelea.
—Hasta que llegas, ¿Dónde estabas? — me pregunta mi tía, se está arreglando las uñas y no entiendo para qué, siempre se ve igual de horrenda.
—Estaba en un lugar esperando a que pase la lluvia — Ya que tú ni un transporte me quieres poner.
—La próxima vez llega más temprano, estás horrible. Vete a arreglar — Su chillona voz hace que deje de mirar a un solo lugar y suba a mi cuarto.
Esta casa es hermosa, sus ventanas y la luz que entran en ella es lo mágico, lo que le da el toqué. Mi cuarto es espectacular, tiene una ventana que da a un balcón, su propio baño. Un closet que tiene demasiada ropa y es extremadamente exagerado. Mi cama matrimonial y mi televisor que es enorme. Un espejo de cuerpo entero, que aunque no me gusta verme, siento que lo necesitaba para darle un toqué a esté cuarto. Mis paredes que tienen un azul pastel al igual que la colcha de mi cama, una pequeña lámpara que alumbra todo mi cuarto. Y eso es todo aparte de mi pequeña biblioteca que tengo a un lado de mi televisor, tengo algunos regados por la habitación. Eso es normal en mí.
Me adentro a la ducha luego de haberme quitado la ropa, agarro la esponja y empiezo a lavar mi cuerpo, lavo mi cabello con el shampoo, cuando finalmente me quito todo el jabón de mi cuerpo y cabello salgo de esta y lavo mis dientes, me pongo mi pijama y bajo las escaleras de esta casa, me muevo hasta la sala y visualizo a mi tía sentada en el mueble color caoba, sus dientes todos malos y su cabello rubio que ya no es rubio y exageradamente largó. Su ropa de chica joven cuando en realidad es una vieja cuando que sólo busca joderle la vida a las demás personas.
—¿Qué miras? — Sacudo mi cabeza de un lado a otro negando — ¿Sabes algo, sobrina?, Yo no te quería conmigo — Eso ya lo sé — pero tus padres se empeñaron en decir que yo era buena para ti. Nunca tuve hijos y de un momento a otro vienes tú a joderme la vida, Que cosas ¿No?
—Lo siento — Con una risa sarcástica se levanta del mueble y agarra el vaso de whisky.
—Lo sientes — Murmura, tomando de este — ¿De verdad? Eso no cambia el odio que te tengo. Sabes lo horrenda que eres. Mi hermano era un hombre aparente y tu madre también, tu hermano ni se diga a ese yo le daba, literalmente.
Abro mis ojos horrorizada y ella con una sonrisa malévola se sirve otro vaso de whisky — ¿Qué tú qué?
—Lo que oyes princesa de papá muerto. ¿Nunca le viste unas marcas en la espalda a tu hermano?
Con que eso era.
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—¿Qué son esas marcas, Daniel? — Pregunto cuando por fin estamos solos.
—No son nada, violet — Se pone su camiseta y con una mueca de dolor se la termina de bajar.
—¿No me piensas decir? — con un suspiró él sale dejándome sola en la habitación.
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—¿Tú...? — Suelto sin creer lo que me ha dicho.
—No te preocupes, querida. A él le gustaba y a mí me gustaba que a él le gustará — Esto es perturbador, y después de tanto tiempo.
Quiero llorar como nunca he llorado mientras he estado en esta casa — Quiero ir a mi habitación, por favor — le pido y ella da una de esas sonrisas que le gusta dar, de serpiente, asiente.
Subo a mi habitación y cierro la puerta con pestillo. Los dedos me tiemblan y el corazón se me encoge, tengo unas ganas inmensas de llorar en el hombro de alguien. Me tiro en mi cama y abrazo unas de mis almohadas, lloro abrazada de esta. Hasta que por fin me quedo dormida.
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Siento como la mirada de alguien me quema, me empiezo a mover de un lado a otro por el calor. el cabello se pega a mí, abro mis ojos de golpe al igual que me levantó de la cama, los ojos me arden al igual que mis manos, miro a todos lados pero no veo a nadie. Seguro sólo era una pesadilla, sí, debe ser eso. Miró el reloj de mi habitación, son las tres de la madrugada, tengo que volver a dormir. Aunque tengo Universidad en la tarde es muy difícil levantarme por las mañanas y mas con esa tía que me tocó. Cierro mis ojos tratando de volver a dormir pero justo en ese momento la ventana se abre de golpe haciendo que suelte un Chillido y me cubra la boca inmediatamente, no quiero despertar a mi tía. Trago fuerte y me levantó de la cama, cierro con mucho cuidado la ventana y con un suspiró vuelvo a mi cama con más miedo que antes, siento como mi cabeza da muchas vueltas y el sueño ya no está en mi sistema.