8. El beso.

Siento una mano en mi frente a inmediatamente muevo la mía hasta está, esta muy fría, abro Mis ojos con dificultad. El primero rostro el veo es el de Lucifer, tiene una cara de espanto pero se le ve aliviado. Miro a Amy que se le nota nerviosa pero feliz, mi tía está al lado de esta y tiene una sonrisa triste. 

—¿Cómo te sientes? — Pregunta Amy.

—Como si un auto me hubiera pasado cincuenta veces por arriba — mi voz no se escucha muy bien, estoy ronca y la garganta me duele muchísimo — ¿Qué me ha pasado?

Lucifer abre los ojos asombrado y se sienta junto a mi en la cama — Te desmayaste... Sólo fue eso, ¿Verdad, Amy?

Mi amiga asiente con timidez, porqué siento que no me están diciendo la verdad.

—Que bueno que estas bien. Pero quiero saber que le pasó a Amy para que salieras así, algo grave tuvo que ser para que te desmayaras.

—No me recuerdo muy bien. Me duele mucho la cabeza — Lucifer me pasa una pastilla con un poco de agua y me la tomo, la cabeza me va a explotar.

—Yo en realidad tengo que salir. Cualquier cosa me llamas y por favor, Violet, Cuídate — Le doy una sonrisa y ella me la devuelve, sale dejándome sola con Amy y Lucifer.

Los ojos se me cierran solos, tengo sueño pero no me quiero dormir, suspiro acostada en mi almohada y de lado, miro hacia un punto fijó. Nadie dice nada en la habitación es como si estuviéramos de luto. Me siento en la cama y miro a Lucifer que sonríe.

—¿Por qué me evitabas, Amy?

—Tenía miedo — Dice y continúa — Me amenazaron, dijeron que si te llegaba a hablar o decir algo tú... Te iba a pasar algo muy malo, de tan sólo pensarlo el miedo me cego y lo que menos quería era que te sucediera algo, no sé quien te quería hacer daño... Pero lo hice por ti, yo te quiero y de tan sólo imaginar que te pueda pasar algo... Me pongo mal.

Me levanto con los ojos cristalizados y le doy un abrazo, la quiero demasiado. 

—lo siento, Amy — Le digo entre sollozos.

—Perdóname tú a mí — Su voz suena culpable y su preocupación todavía es evidente.

Me separo de ella y miro a Lucifer que tiene una pequeña pero significante sonrisa en su rostro, sus ojos muestran demasiadas cosas. Son demasiados sentimientos juntos, si no fuera por Lucifer ya yo no estuviera aquí, le debo agradecer. Me acerco hasta ponerme frente a él, le doy una sonrisa y lo abrazo. A lo primero se le nota sorprendido pero luego y muy despacio me abraza por la cintura pegándome a su cuerpo. El deleite es obvio en mi cuerpo y la reacción también. El Corazón se me acelera y las piernas se convierten en gelatina, sentir su cuerpo frío porque no tiene una sudadera, sólo tiene una camiseta sin mangas y eso hace que sienta su cuerpo, no es muy entrenado pero esta muy bien para él, su perfume inunda mis fosas nasales y me hace suspirar más, me abraza más a su cuerpo y sin siquiera darme cuenta ya tiene su cabeza enterrada en mi cuello. Siento su respiración en este y con una sonrisa siento como me levanta del suelo gracias a que él es más grande que yo. Me levanta sin ningún tipo de dificultad.

Unos toques de la puerta hacen que Lucifer me baje y que nos separemos, es como si lo que acabamos de hacer fuera un completo error y nos dejamos llevar por la nostalgia y el momento, miro en la habitación pero Amy ya no está aquí, la mato.

Voy hacia la puerta y abro esta encontrándome con Arturo.

—Hola, Violet. Vi que te trajeron muy mal, sólo quería saber como sigues — Su nerviosismo es obvio.

—Estoy mucho mejor, gracias por venir hasta aquí y preguntar.

—No hay de qué. Me preocupas y no me importa venir hasta aquí.

Lucifer carraspea y yo me doy la vuelta para ver a este — Yo tengo una hacer algunas cosas, volveré después para ver como sigues, ¿Vale?

—Sí, pero, ¿A donde vas?

—No te preocupes por eso, vendré, tú descansa — Me dice con calma y me da un beso en la frente, mira a Arturo Y dice: — cuídala, vendré después.

Sale por la puerta por primera vez como una persona normal y me deja a solas con Arturo. Este sonríe y yo le dejó pasar a mi habitación.

—Tienes una bonita habitación — Dice mirando todo con Curiosidad.

—Sí, está linda. Lucifer me dijo lo mismo — él deja de sonreír y sigue mirando mi habitación.

¿Por qué se fue así?, Siempre tiene tantos secretos, a veces me preocupa y otras veces es tan diferente, cuando me abrazo pude sentir a un Lucifer totalmente diferente, es como si no quisiera que me pasará algo. 

—¿Me puedo sentar? — Pregunta apuntando al mueble, es que ahí se sienta Lucifer.

— Sí, claro — sus ojos azules me miran con alegría — ¿Qué?

—Me pareces increíble, eres un chica fuerte. Estas como si nada luego de haberte desmayado — Me siento en la esquina de la cama y suspiro mirando mis dedos.

—No sé ni como he llegado hasta aquí, a veces pienso que no voy a poder más y que me tengo que rendir...

—Oye, tú eres una chica muy fuerte — se levanta del mueble y se pone de rodillas frente a mí — Y muy hermosa, y aunque no te conozco muy bien... Sé que eres muy valiente — agarra mis manos y le da un beso a estás.

—Gracias — Cuando miro sus ojos no veo la seguridad que veo en los de Lucifer, sus ojos son azules y muy lindos pero no son los de Lucifer. No siento esa conexión, esa fuerza. Esa claridad y ese toqué de burla que siempre tiene Lucifer, no veo... A Lucifer.

Se acerca a mi tanto que puedo sentir su respiración, pega sus labios muy despacio a los míos y me da un pequeño beso. Mis ojos permanecen abiertos pero los de él se cierran, estoy muy confundida y a la vez sorprendida. No me imaginé que Arturo hiciera eso, aunque no es un beso de esos con lengua y todo me da un poco de miedo, sus labios son suaves aunque sólo se estén rozando con los míos. Se separa de mi y me da una mirada inocente.

—Perdóname... Yo... No debí — se levanta al igual que yo.

—No te preocupes, fue el momento. ¿Verdad?

Se lo piensa y niega — No, Violet. No fue el momento, esto lo quería hacer.