Under their wings

15. Perdón de corazón.

Aunque me cueste decir esto, sí, estoy enamorada de él. Me dolió que cuando salí él no vino tras de mí, se quedó donde mismo estaba. Sé que no le gusto, sé que no soy su chica favorita pero por lo menos me hubiera ofrecido un pequeño perdón que me hiciera sentir más feliz de lo que estoy en este momento, por lo menos hubiera venido a mi casa y estuviera aquí, aunque sea peleando conmigo pero estuviera aquí y eso me haría sentir mucho mejor. Arturo intentó entender el porqué de mi comportamiento, mi tía quiso hablar conmigo pero yo simplemente cerré mi puerta y me desconecte del mundo. Y aquí estoy, abrazada a una almohada y soltando todas mis penas. Intento no sentir nada por él y olvidar lo que pasó hace menos de tres horas, sé que mis días con Lucifer no han sido muchos pero él siempre estaba ahí y todos los besos que me daba y lo que me decía. Eran pocas las cosas pero me sentí... Especial, el modo en que me mirada y sonreía a mi lado y me hacia ver el mundo tan diferente y tan único, un cielo tan distinto y un infierno menos caliente que este. 

Yo antes de que murieran mis padres era feliz y no lo sabia, era tremendamente feliz y sabia que podía estar triste pero ellos nunca me faltarían, sigo sin entender porque somos tan malditamente egoístas, por qué pensamos que necesitamos más de lo que tenemos cuando en realidad tenemos más de lo que necesitamos. Somos felices pero siempre queremos más cuando los que no tienen quieren menos que los que tienen y es porque donde se encuentran son felices y no necesitan más para ser más felices de lo que ya son, porque saben que si piden más pronto no les quedará nada.

Siendo tan jovenes pensamos que el amor es un hijo de puta cuando en realidad no llevamos ni mitad de la vida y ya estamos suponiendo sin saber si más adelante nos van a hacer una mala jugada para hacernos más daño que el que nosotros pensamos que nos hacen ahora, nos rompemos la cabeza diciendo que tendremos un amor perfecto cuando en realidad ni nosotros somos perfectos y cuando te das cuenta que no es como tú pensabas se te rompe el corazón.

De tan sólo pensar en eso el alma se me encoge y tengo unas ganas horribles de seguir llorando hasta no poder más ni conmigo misma. Debo tener la cara hecha mierda pero poco me importa, si está es la única forma de desahogarme así lo voy a hacer. La cabeza me va a reventar pero lo único que hago es cerrar mis ojos y dormir, dormir para olvidar mis miedos y penas.

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Me desperezo en la cama mientras me cubro con mi colcha, abro los ojos cuando me doy cuenta que la cortina está corrida y olor a café inunda la habitación. Me siento de golpe en la cama y la cabeza me empieza a dar vueltas y la vista se me nubla, cierro los ojos para poder acostumbrarme, cuando los abro me saco la colcha y bostezo estirando mis brazos.

—¿Quién trajo todo esto? — Digo para mi misma.

—Yo — Miro para  la puerta del baño y abro los ojos como platos al ver a Arturo apoyado en el marco de la puerta — Siento entrar así, pero la señora perla me dio permiso, se tenía que ir al trabajo y tu amiga Amy fue a comprarte unas pastillas. Nos cansamos de llamarte pero no contestabas así que tuvimos que agarrar las llaves y entrar así, estabas o bueno estas con el maquillaje corrido y no quedó de otra que dejarte dormir más y prepararte un desayuno — Dice y yo sonrío y me muevo hasta el espejo de mi habitación para poder verme y...

—... Estoy del asco — Digo y suspiro.

—Creo que deberías darte un baño y luego desayunar — Vaya, no lo negó — Y no, no estás tan mal. Pensaba que estarías peor — Que sincero — Yo voy a salir para que estés un poco más cómoda. Cualquier cosa sólo dame una voz y vendré corriendo.

Le sonrío con un poco de pereza y cuando sale de la habitación me acerco hasta donde está todo el maquillaje y quito este de mi cara. Esto me recuerda a él y.... Y ya deja de pensar, no lo vale. Sacudo mi cabeza apartando todo esos pensamientos de mi cabeza y me adentro al baño, sin perder tiempo y con el agua fría me empiezo a bañar, dejó que está caiga por mi cara mientras lavo mi cabello, Lucifer ni siquiera me ha llamado, entonces no tengo nada más que suponer si ya todo está claro, no le importo ocultarme eso. Salgo del baño y me muevo hasta el closet para cambiarme, cuando por fin estoy lista me lavo los dientes y peino mi cabello, suspiro mirándome al espejo. Tengo una ojeras horribles, aunque ya estoy mejor que antes sigo pareciendo un muerto. Escucho toques en la puerta y me acerco a ella para abrir y encontrarme con Amy con una sonrisa tímida. La dejo pasar cerrando la puerta detrás de ella. Me siento en la cama y Amy me imita.

—Te traje estas pastillas, según dijo la chica que me atendió son muy buenas para el dolor de cabeza — Dice y yo asiento sin ganas — Come algo, quiero hacerte un cuestionario pero creo que así no me dirás ni la hora.

Agarra la bandeja que se encuentra en la mesita de noche y la pone frente a mí, como sé que no tengo otra opción y me muero de hambre agarro una fresa y la meto a mi boca sintiendo el agridulce de esta. Me tomo un sorbo de café y Amy aplaude como una niña pequeña haciendo que levante la comisura de mis labios.

—¿Qué pasó anoche?, Ustedes dos estaban bailando y hasta se besaron, Arturo me dijo que fuiste a la parte de atrás de la casa y que saliste después de una hora más o menos, y que cuando saliste fue llorando. ¿Qué te hizo?

De tan sólo recordar ese momento un nudo muy fuerte de forma en mi garganta — Él... No es lo que yo estaba, es simplemente... No funcionamos, tiene demasiado secretos y es bipolar...

—Tú también — la fulmino con la mirada.

—Pero no es de mí de quien estamos hablando.

—Cierto, mejor sigue.

—Anoche me enteré de que me estaban observando.

—¿Estaban?

—Sí, él y Agramon. Me observaban y conocen casi todo de mi vida, están peleando por mí.

—Pero eso es bueno ¿No?

—¡No!, Claro que no. Me estaban acosando, no tengo ni idea desde cuando es todo esto, aparte Lucifer no se cansa de apartarme y decir que no debo saber nada, Agramon me quiere y no tengo ni idea de porqué. Y aparte Claudec...



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En el texto hay: demonios romance dolor y miedo

Editado: 29.08.2020

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